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Cultura

17 de Septiembre de 2008

Ni un pelo de tonta: “Rico, suave”

Amo el pelo limpio. Quién no. O sea, hay pocas cosas más decidoras de una persona que un pelo sucio, opaco, grasoso. Nadie puede. Ni hablar de cuando uno está pinchando y entre abrazos apretados y cariñitos se encuentra con un pelo que cuesta acariciar y que huele mal. Como que la mano no pasa, que se queda atascada, enredada. Atroz.

Lorena Penjean
Lorena Penjean
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Por Lorena Penjean, periodista-peluquera.

Entonces, hablaremos de cómo lavarlo. Ya sé, estarán pensando que le pongo color y que me sobreactué con el tema. Me pasó lo mismo en mi primera clase de peluquería cuando el profe empezó a dictar: “Unidad 1: El lavado. Al margen, la importancia del champú”. Casi me desmayo, o sea hello. Pero es verdad, aprender a lavarse el pelo es bacán porque te queda al tiro lindo. Veamos.

Partiré diciendo que no es llegar y lavárselo. Tiene su ciencia. Primero NO hay que lavárselo todos los días. Eso dicen los expertos. Pero mal podría yo hacer eco de ese postulado. Pasa que yo me lo lavo todos los días. Odio no lavármelo, como que me persigo y creo que se me ve cerdo. Como que me pica. Además fumo, entonces el olor a cigarro lo siento desde la esquina. Pero no está bien. El pelo hay que lavarlo máximo tres veces a la semana porque al lavarlo todos los días sólo se consigue secarlo (el champú no es otra cosa que detergente), podrir la raíz y hacer que los aceites naturales que expele el cuero cabelludo, y que son tan necesarios para hidratarlo, no cumplan su función. Pero bueno, lo de la frecuencia lo dejaremos al arbitrio de cada uno. Lo más importante es que se lo lave.

Dos, del agua. Mi profe dice que hay que lavárselo con agua tibia a helada. Pero tampoco lo hago. Pucha la peluquera, pensará usted. Yo también. Pero es que da frío. No sé, si usted puede hacerlo, vaya. Si es de los que sufre friosis como yo, lávelo como quiera, con agua para pelar chanchos, pero péguese un último conchazo con agua fría. Queda ultra brillante. Pasa que el agua fría sella la cutícula mientras que el agua caliente la deja abierta, más propensa al frizz y opaca.

Escoja un champú adecuado para su cabello. Por ejemplo, si tiene el pelo seco y usa champús cítricos, felicidades, lo está arruinando. Lea e infórmese. Hay para todos los pelos, desde rizados hasta teñidos, secos o grasos.

Ahora al lavado. Uno, luego del agua, aplicarse el equivalente al tamaño de una moneda de cincuenta pesos. Nada más. NUNCA RESTREGAR. Ese ejercicio de chasconearse para sacar espuma es pésimo, quiebra el pelo, lo maltrata innecesariamente. Sólo hay que aplicar y luego masajear desde la raíz hasta las puntas, mechón por mechón, como esparciendo. De arriba hacia abajo, siguiendo la caída natural del cabello. En esta primera aplicación no saldrá mucha espuma pero no importa porque luego de enjuagar iremos por la segunda aplicación, la de la limpieza profunda, esto es, repetiremos la aplicación del champú. Esta vez saldrá ene espuma. Ahora el pelo está limpio. ¿Cómo asegurarse? Pues suena como cuando uno lava los platos, como un chirrido.

Cabe señalar que hay que aclarar con mucha agua. Abundante agua como sale en las indicaciones de los productos. La mayoría de los pelos que no brillan es por eso, porque están mal enjuagados. En muchos casos, la caspa tiene el mismo origen.

Luego, aplicar bálsamo, ahora también llamado acondicionador. Sólo así quedará sedoso. La manera correcta de hacerlo es desde la mitad del cabello hacia abajo. Nunca desde la raíz. Tampoco hay que aplicar mucho, con el equivalente al tamaño de una moneda de cien pesos basta (siempre he hablado del largo a los hombros). Masajear de igual manera que el champú, esto es, sin chasconearse, por el contrario, hacerlo con mucha suavidad. Yo lo dejo actuar unos minutos mientras me baño. Onda jabón. Así le doy más tiempo sin perderlo yo. Finalmente enjuagar con harta agua, siempre procurando seguir la caída del pelo. Ya dije lo del último conchazo con agua fría que además despabila y si nos vamos en la ultra volada, también tonifica los músculos del cuerpo. Algo así como un shock de pesas.

Luego viene el secado. Y lo mismo: no restregarse. Basta con apretarlo suavemente con la toalla. El secador no es ni tan bueno. Seca el pelo. Recomiendo usarlo sólo cuando es necesario. Pero si lo hace y tiene un secador pro, dar una última repasada con aire frío.

Un buen lavado asegura un pelo sano, lindo y brillante. Si lo hace bien ya con los días ni siquiera necesita secador ni nada. Es decir, al seguir estos consejos no sólo lavamos sino que moldeamos. Luego, aplicar algún producto tipo silicona o reparador de puntas o de esos típicos para el frizz. Son descueve, el pelo queda brillosito, suavecito y olorocito. Ya les contaré en profundidad los pro y contra de todo lo que son los productos. Por lo pronto lávelo y lúzcalo.

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