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LA CALLE

31 de Enero de 2009

La triste historia del Festival de la Callampa

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Hasta hace quince años, en un pueblito de la VII región sus habitantes celebraban el Festival de la Callampa. Las muchas bromas que les hacían y el cambio radical en sus trabajos los hicieron cambiar el nombre por Festival del Oro Verde, en honor al pino insigne que cortan para que Celulosa Arauco lo procese en Constitución. Hoy, un alcalde reelecto hasta el cansancio quiere volver al nombre original y en Empedrado se anuncia la polémica más veraniega de Chile.

Por Pamela Palma • Ilustración: Alen Lauzán

Hasta 1993, Empedrado, un pueblito de la VII región profunda, era casi feliz con su Festival de la Callampa. Pero los molestaban demasiado. Tanto, que un alcalde, el RN Ramiro Pincheira, debió tomar la drástica decisión de cambiarle el nombre a la fiesta. El nombre, dice, “se prestaba para la burla. Era ridículo”.

Los empedradinos venían haciendo su Festival de la Callampa desde 1987. A Francisco Muñoz, alcalde designado, le tocó colocar la primera piedra de la celebración, junto a un comité cultural que quería destacar la comuna. Empedrado, decidieron, debía tener un festival, como el de Viña y los que pueblan el verano. Y como la zona era en ese entonces una enorme productora de hongos de pino, no les pareció nada más natural que consagrar el certamen a la callampa.

El nombre tenía que resaltar, y como la mayoría de los habitantes se dedicaba en invierno a la venta y recolección de callampas, quedaba perfecto. Es un trabajo que todavía sigue siendo una importante fuente de ingreso para muchas familias -explica Paola Escobar, encargada cultural de la municipalidad.

En febrero de 1987, en el patio trasero del municipio, un sector conocido como La Rana por los empedradinos, se instaló el escenario del primer festival. Aunque la gente estaba entusiasta, las bromas ya circulaban.

Los chistes iban y venían. La gente preguntaba “quién va a ser la reina?” o “¿quién será merecedor de tan requerido galardón?” -recuerda Adriana Bravo, impulsora del proyecto.

El festival prendió entre los empedradinos. De alguna forma se rompía la rutina. Muchos de los habitantes del pueblo no solían salir de allí en vacaciones y tampoco conocer a artistas que salieran en la televisión. El certamen hasta tenía unos galvanitos con la figura de una callampa en cobre para los grandes visitantes y los ganadores.

Pero el hueveo siempre los persiguió. Alguna vez La Cuarta los sepultó con un titular: “Increíble: la callampa tiene festival”. De a poco, notaron que el nombre les hacía pagar costos. De hecho, el festival nunca tuvo una reina. Hasta que llegó el día en que el alcalde Pincheira decidió cambiarle el nombre a la fiesta.

ORO VERDE

Para 1993, Celulosa Arauco ya había invertido US$68 millones de dólares en modernizar la planta de celulosa de la vecina Constitución y lo que le daba dinero a los habitantes era el negocio forestal.

El pino insigne ha traído más famosos al pueblo que la callampa. Joe Vasconcellos, La Sonora de Tommy Rey, Sexual Democracia y Miriam Hernández conocieron las calles del pueblo. Antes, en los tiempos de la Callampa, las únicas celebridades que pisaron Empedrado fueron El Tufo, Lucho Vielma (de Radio Chile, de Talca), el humorista “Don Jacinto” y el payador Lalo Vilches. Otra de las recordadas es Lorena, que alguna vez ganó la competencia folclórica de Viña del Mar con una canción pascuense.

Adriana Bravo, la actual gestora del festival, recuerda esos años. En los tiempos de la Callampa, dice, “siempre existió ese doble sentido y aunque todavía no estaba eso de elegir reinas, se preguntaban quién sería la reina. Pero Pincheira dice que un grupo de vecinos le pidió lo del cambio de nombre. Pero para las actas de la historia del festival lo que queda es que la decisión se tomó en una reunión a la que sólo asistieron 50 de los cerca de 4.800 empedradinos. La asamblea acordó que el festival se llamaría Del Oro Verde. Una decisión que tiene su explicación, aunque “es verdad que el otro tenía repercusión nacional, pero a cambio de burlas dirigidas a los empedradinos”, como dice Pincheira.

Se hizo en homenaje al pino y al hombre que trabaja en el bosque. Aquí tenemos un 80% de bosque insigne y la mayoría de los jefes de hogar son trabajadores forestales -cuenta Paola Escobar, de Cultura de Empedrado.

LA VENGANZA DE LA CALLAMPA

Hasta este verano, los empedradinos parecían haberse olvidado de su callampa primitiva. Pero el alcalde ex RN, ex UDI y ahora independiente pro Concertación Gonzalo Tejos, reelecto por cuarta vez en el cargo, hoy dice querer revivir el festival, en lo que promete convertirse en una buena polémica para el verano del pueblo, porque la idea ya tiene sus detractores.

“Lo que pasa, mijita, es que el nombre Callampa es más representativo. Da identidad. Estamos en Chile y nos gustan las cosas exóticas. Yo, con agrado, voy a hacer todo lo posible para que el próximo año el festival vuelva a llamarse “De La Callampa” y lo mejor de todo es que voy a traer a la Geisha. ¡¡Siiiií!!he hablado con ella pero voy a hacer todo lo posible para que ella sea la presidenta del jurado y contar con una verdadera reina -dice el edil, que tiene casi la mitad de los votos emitidos en la última elección.

El primer detractor de Tejos es Pincheira, el alcalde que mató a la Callampa. Pincheira actualmente es encargado de Salud de la municipalidad de Colbún y desde allá acusa al alcalde Tejos de buscar la fama con la idea de volver a la Callampa:

Me parece una tontera. Si uno quiere conseguir que su comuna adquiera protagonismo, debe ser a través de acciones positivas y no con palabras cuya connotación se presta para la burla. Quiero saber si el señor alcalde le ha preguntado a los ciudadanos. Me gustaría que le preguntara a la gente, porque dudo que ellos quieran ser conocidos de esta forma. Lo otro es una estrategia política para alcanzar renombre personal”.

El concejal DC Carlos Jaque, que como concertacionista debiera apoyar la moción del alcalde Tejos, prefiere ponerle paños fríos:

“Es delicado, porque se trata de un tema de imagen. Una vez se llamó así y ganó muchas posibilidades en términos de reconocimiento. Pero es un costo evidente, porque se presta para burlas. Imagínate: ¿cómo nos trataría La Cuarta? ¿Cómo tratarían a nuestras reinas? “¿Hoy será coronada la Reina de la Callampa?”. Para nosotros es importante alcanzar presencia, pero como gente seria. Hay que evaluar detenidamente los costos”.

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