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Opinión

24 de Marzo de 2009

Mauricio Israel: “Acá tendré que partir de abajo. Estoy mordiendo el polvo”

Por

Edgardo Daniel Borobio fue jefe de Mauricio Israel, cuando este quemaba sus últimos cartuchos en pantalla con el programa Con el pie derecho. Siendo su empleado, el fugado conductor que-leía-las-noticias-con-música-de-Marco-Antonio-Solís, le robó tres cheques por un monto total de 19 millones de pesos. Tras meses sin verle ni la sombra, esta semana el también publicista reveló a La Segunda un correo enviado por el propio Israel, donde relata de su puño y letra sus razones y arrepentimiento:

“Daniel, es difícil tratar de explicar lo inexplicable, quizás ahora entiendas un poco esa dispersión que tanto me criticabas. Y ahora, con la distancia y la soledad de este autoexilio, es que me he dado cuenta de lo presionado que estaba por tratar de mantener una imagen y una vida que desde hace un año no me correspondía.

Al final terminé haciendo todo mal, cometiendo mil errores y mordiendo la mano que me dio de comer. Me siento avergonzado y sé que no merezco consideración. Tú, especialmente tú, fuiste un hermano en los momentos más difíciles y hoy me arrepiento de no haber sido más sincero y contarte con más detalles de la presión a la que estaba sometido.

Mis problemas tú los conoces, no hay más de lo que te conté, pero en algún momento me sentí tremendamente presionado y actué instintivamente, sin darme cuenta que al final del camino igual había un precipicio.

El resultado: lo perdí todo, mi familia, mi vida, mi espacio y a un amigo como tú. Quiero que sepas que en esto siempre estuve solo, nadie sabía lo que estaba haciendo y, así como te pude haber traicionado a ti, lo hice también con la Marisol.

En todo caso ya no habrá más sorpresas, y espero poder, de alguna forma, reparar el mal que he causado. Te ofrezco humildemente mi arrepentimiento y espero de verdad que puedas perdonarme. Acá tendré que partir desde abajo. Estoy mordiendo el polvo, pero tengo claro que es un precio que tengo que pagar.

Ya no tengo sueños, sólo voy a intentar sobrevivir, pero te confieso que en este momento tengo la guata apretada sobre todo por haberte fallado. Te pido mil veces perdón y estoy disponible para lo que se necesite.

Con arrepentimiento, Mauricio”.

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