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Planeta

28 de Marzo de 2009

Ecologista escéptico danés: “Yo no apagaré la luz el sábado”

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En una columna aparecida hoy en el diario El Mundo de España, el profesor de la Escuela de Negocios de Copenhague y autor del libro El ecologista escéptico, Bjorn Lomborg, considera que el llamado de WWF (World Wildlife Fund) a apagar la luz por una hora en las principales ciudades del mundo como un acto en pro de salvar la tierra es “un gesto puramente simbólico que infunde la errónea impresión de que hay fórmulas fáciles e instantáneas para resolver el cambio climático”. Como argumento señala que si mil millones de personas adhirieran al llamado, eso equivaldría a la suspensión de la emanación gases provocadores del efecto invernadero en China por sólo 6 segundos.
“La campaña no pide a nadie que haga algo que le cueste más, como prescindir de calefacción, el aire acondicionado, los teléfonos, internet o la comida caliente. (…). El simbolismo es casi perverso. Además, la iniciativa podría producir una contaminación más elevada en conjunto que si nos limitamos a dejar las luces encendidas”. Según Lomborg, esto último se produciría si la gente recurre durante esa hora a las velas, inocentes en apariencia, pero cien veces menos eficaces que una ampolleta común y silvestre. “Si se enciende una vela por cada bombilla que se apague, el que lo haga –como Sebastián Piñera en el video a continuación del texto- no estará reduciendo las emisiones de CO2 en absoluto e incluso, si enciende dos velas, emitirá aún más CO2. Por si fuera poco, las velas contribuyen a la contaminación del aire en recintos cerrados entre 10 y 100 veces más que el nivel de contaminación producido por todos los coches, la industria y la producción de electricidad”.
El profesor danés asegura que la única manera de combatir seria y eficientemente el calentamiento global es invirtiendo en energías limpias que reemplacen a los combustibles fósiles, “de manera que podamos liberarnos de las fuentes tradicionales de energía durante mucho más tiempo que una sola hora y, a la vez, mantener el planeta en funcionamiento.(…) No deja de resultar irónico que actos puramente simbólicos nos retrotraigan en estos tiempos a otras épocas más sombrías”.

Fuente:www.elmundo.es

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