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25 de Mayo de 2009

Prat

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Por JUAN GUZMÁN

En reciente entrevista otorgada a un medio virtual el señor Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia, sostiene que de Arturo Prat hay poco que decir a los niños o jóvenes -“aparte de héroe, es poco interesante”- (¡Lindo aparte, diría Baltasar Gracián!), y lo remata como perdedor, obediente, trillado y grotesco.

Quisiéramos decir a nuestro distinguido historiador que, aritméticamente hablando, el combate de Iquique, fue una victoria; Chile perdió un viejo barco de madera y Perú la Independencia: fragata blindada, nueva y temible. Y que Prat derivó en factor de unidad y orgullo nacional de innegable efecto moral en las tropas. Nos guste o no, y pese a toda la manipulación y mitología que pudiera existir en torno al caso.
Naturalmente que no se trata de decir a los jóvenes que lo imiten saltando a barcos enemigos, como advierte nuestro preclaro narrador.

Pero creemos que sí se les podría hablar -a quienes casi no conocen el nombre de los árboles y planetas- de la pasión de Prat por las ciencias naturales y la astronomía, y de su devoción por el estudio y la lectura; destacar su proximidad con mutuales obreras donde hacía clases nocturnas y gratuitas. Relatarles la valiente y exitosa defensa que hizo como abogado, ante un Consejo de Guerra, de dos oficiales injustamente acusados de desacato y desobediencia.

Tan obediente no sería Arturo Prat Chacón si pudo enfrentar a sus superiores en materias tan delicadas y descalificarlos, como podríamos demostrar más ampliamente si este espacio fuera mayor.

Cosas así podría contar a sus alumnos don Gabriel sobre este personaje que en forma muy poco pickwickiana, considera perdedor, trillado y grotesco.

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