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Opinión

8 de Junio de 2009

¿De qué sirve tener las cárceles llenas?

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En 10 años, los presos han aumentado al doble y los delitos no han bajado. Chile es el país de América donde más presos hay después de Estados Unidos, y así como van las políticas de Estado, cada vez habrá más: hoy hay casi 100 mil personas en el sistema y de ellas, 53 mil están privadas de libertad, más del doble de las que había en 1998 y la mayoría hacinadas, sin rehabilitación y con reincidencia de más de un 50 %. ¿Por qué esta tendencia a meter gente a la cárcel? ¿De qué ha servido si una mayoría vuelve a delinquir y los delitos aumentan? Este es el crudo diagnóstico que en terreno han constatado un gendarme, que lideró el paro tras el incendio en Colina 2 en el que murieron 10 reos, y una jueza de garantía.

Pedro Hernández, presidente de la Asociación Nacional de Funcionarios Penitenciarios (Anfup):

“HOY ES IMPOSIBLE REHABILITAR A UN REO”

Llevo 26 años en Gendarmería y en las condiciones actuales es imposible rehabilitar a un reo. Hoy las cárceles son centros de perfeccionamiento del delito. Ni siquiera tenemos dónde alojar a los reos, ni talleres, ni salas de clases. Para que haya rehabilitación se necesita infraestructura, apoyo técnico y personal idóneo para desarrollar esa función y ninguna de esas cosas están. Los talleres en Colina permanecen vacíos; ya no hay particulares trabajando. De los ocho que existían sólo uno funciona a media máquina. Todas estas situaciones influyen en que los tipos al salir de la cárcel reincidan y de paso maleen a dos o tres de su pandilla. Por eso los índices de delincuencia se han disparado tanto en los últimos tres años. Y eso que somos el segundo país en toda América, después de Estados Unidos, que tiene la tasa más alta de personas recluidas.

He visto cabros que han estado 18 años presos por homicidio, salen a la calle y al segundo día vuelven a caer por la misma causa. Eso se da mucho. Las cifras de reincidencia que manejamos están sobre el 86%. Por eso tenemos que anteponernos, buscar el lado amistoso del interno, ganarnos su confianza, ser un poco su confidente y conocer cuándo quiere matar a otro o cuándo otro lo quiere matar a él: nos convertimos en una especie de sicólogos penitenciarios. Por eso no sacamos nada con imponer la fuerza, porque estamos en una desventaja numérica muy grande: por cada gendarme hay 84 reos y a la fecha, calculamos que el sistema tiene un déficit de 5 mil funcionarios.Y la cuestión sigue creciendo. Entonces, ¿qué fuerza va a colocar un funcionario en la Calle 8 de la Penitenciaría donde hay mil reos y trabaja sólo con un colega? Por eso la idea es bajar el nivel de hostilidad que sienten hacia nosotros.

Pero si no tenemos políticas de reinserción no hay economía que pueda aguantar el costo de tener tantos presos en las cárceles. No vamos a ser capaces de responder ni económica ni humanamente. Ahora, ¿qué va a pasar en cinco años más? Si el hacinamiento sigue como hasta hoy en que los presos duermen debajo de los catres, en los pasillos y hasta en los baños, lo único que nos quedaría sería colgarlos en el techo para aumentar la capacidad de los recintos. ¿Qué sacan con construir tres cárceles más si la tasa de reos sigue creciendo?
Queremos que haya un debate serio, de fondo y saber cuál es el sistema penitenciario que queremos para Chile. Si nos preocupa la seguridad y construir más cárceles o queremos un sistema que su labor principal sea la rehabilitación. Como funcionarios de Gendarmería no queremos convertirnos solamente en carceleros. También queremos ser agentes rehabilitadores. Y es difícil, porque ellos piensan que ya no pueden cambiar, que ser delincuente es un trabajo, una condición de vida, creen que ésa es su única salida. Pero nadie habla del costo que ellos tienen para el país.

En cinco años más vamos a tener a 78 mil presos. Y si esto sigue así, ¿cómo se va a sustentar un sistema tan caro? ¡Que los candidatos digan algo!

Francisca Zapata, presidenta del Regional Santiago de la Asociación de Magistrados:

“EL DISCURSO DE MÁS PENAS Y MÁS CÁRCELES ES SUPERFICIAL”

Preguntamos a esta jueza de garantía qué siente al enviar a la cárcel a un preso que saldrá peor de cómo entró.

¿Por qué Chile es el país con mayor cantidad de presos en Latinoamérica?
-La explosión carcelaria es una consecuencia directa de la implementación de la Agenda Corta, así de simple. Se legisló irresponsablemente, pues no se tomó el peso a la situación, se trabajó sin datos duros, sólo percepciones de inseguridad que, si lee el mensaje de esa reforma legal, se admite que no estaban justificadas en la realidad. Sin embargo, todos los sectores, sin excepción, se sumaron a un discurso peligrosista sin más, aumentando la sensación de inseguridad en la población.

¿Cree que es imposible la rehabilitación? La fiscal Mónica Maldonado ha criticado a las cárceles.
-Así es. Ha hecho duros informes, de los que se deriva con nitidez que la reahibilitación no es tema en la agenda carcelaria, si es que hay una. Me parece central superar la idea de que la cárcel es la mejor solución para enfrentar la delincuencia. El discurso de más penas y más cárceles es efectista, superficial y no se toma la molestia de averiguar las causas que gatillan un porcentaje importante de ilícitos, como los delitos contra la propiedad en el sector más joven. Se acepta la pobreza como un escándalo social y todos los discursos trabajan la perspectiva de superación de la desigualdad. Pero a la hora de hablar de la delincuencia se mira ese mismo sector como al enemigo, sin advertir, o sin querer asumir que la expansión del Derecho Penal en su versión más severa recae precisamente sobre éste creando, a su vez, más marginalidad y mayores niveles de exclusión.

¿En qué sentido ve entonces la delicuencia?
-En que un porcentaje importante de las cifras de delincuencia deviene de la desigualdad, pobreza, exclusión, marginalidad, falta de oportunidades y mientras no se supere ésto o al menos no se considere en las variables, el problema no mejorará.

Hay jueces de garantía que han sido muy críticos al sistema.
-Los jueces de garantía tenemos un contacto directo con los presos, no sólo en lo tocante a sus derechos procesales sino que también condiciones materiales, las que chequeamos en las visitas. El hacinamiento y la precariedad es un caldo de cultivo de conflictos, riñas y similares. Hemos tratado de hacer lo que nos corresponde pero no ha sido nada fácil.

¿Qué le pasa a un juez cuando debe mandar a un preso a la cárcel y sabe que de allí saldrá peor?
-Sólo le puedo contestar por mí. Llevo casi diez años de jueza de garantía. Los cuatro primeros gocé la idea de estar “haciendo patria” al ser parte de un proceso que, según yo veía, hacía más grande y fuerte nuestra república democrática y profundizaba el estado de derecho. Por el 2005, empezando en Santiago, conservaba el entusiasmo trabajando los nuevos modelos de gestión en la implementación más importante del proceso. Pero hace unos meses decidí hacer el curso para Juez del Trabajo… Saque sus conclusiones.

UN PAÍS FANÁTICO DE LOS PRESOS

-En Chile existen 167 cárceles que atienden a cerca de 100 mil personas en régimen abierto, semiabierto o cerrado. De ellos, privados de libertad hoy son 53 mil presos.

-En los últimos 10 años la población penal ha crecido de 26.871 a 50.386 en 2008.

-La tasa de presos por cada 100 mil habitantes es de 315, la más alta en Latinoamérica.

-El presupuesto de Gendarmería para el 2008 fue de 163 mil millones de pesos. Sólo el 2.4% lo destinó a rehabilitación y otro 3% a condenados en sistema abierto (más de 50 mil personas).

-La capacidad del sistema penitenciario chileno es de 31 mil plazas y su sobrepoblación general se estima en 155%.

-Para satisfacer el déficit de plazas (alrededor de 22 mil) se necesitaría construir otros siete recintos similares a Santiago 1.

-La tasa de delitos de mayor connotación social por cada 100 mil habitantes entre 1997 y2008 creció un 120%.

-Los imputados ingresados anualmente a la Defensoría Penal Pública en los inicios de la reforma procesal penal fueron 34.428. En 2008 la cifra se disparó a 296.146 casos.

-De 2.572 absueltos el año pasado, 597 estuvieron en prisión preventiva sin que se acreditara delito en su contra.

-Entre 2004 y 2008, las detenciones por drogas se triplicaron: de 12.435 a 38.224.

-Las cárceles de la Región Metropolitana concentran a 19.788 reos (37% del total nacional).

-La población penal femenina en 2008 fue de 9.378 (10% del total nacional). Esta cifra es la segunda más alta en Sudamérica tras Ecuador.

-La tasa de reincidencia en el 2001, según un estudio del Instituto Libertad y Desarrollo, fue superior al 50%.

-El proceso de “Modernización del Sistema Carcelario” contemplaba la construcción de 10 nuevas cárceles con una capacidad de 16 mil plazas y una inversión total de 280 millones de dólares. Hasta la fecha sólo se han construido 6 recintos.

-El costo mensual por cada recluso en las cárceles públicas es de 242 mil pesos y en las concesionadas el promedio supera los 370 mil.

-La cárcel más cara del sistema concesionado es la de Puerto Montt, que recibe por cada interno 539 mil pesos mensuales, poco más de tres sueldos mínimos.

-En caso de que las concesionarias no completen el 90% de las plazas ocupadas por recinto, el Estado se compromete a cancelar por las vacantes que falten

-Si algún recinto concesionado se excede de su capacidad, el Estado deberá, de igual forma, cancelar una multa a los privados.

-A principios de este año el Estado canceló a los dueños de Santiago 1, la concesionaria Vinci, 353 millones de pesos por haber sobrepasado en 93 oportunidades la capacidad del establecimiento.

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