Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

30 de Junio de 2009

Los testimonios que involucran a Carabineros

Por

Al cierre de esta edición, Valparaíso estaba revolucionado. Una investigación interna de la Dirección de Inteligencia Policial de Carabineros, DIPOLCAR, se había adelantado a las pesquisas del fiscal que lleva el caso, Pablo Avendaño, e identificado a por lo menos cuatro funcionarios de la Prefectura del puerto que “visitaban” los prostíbulos de Carlos Parra Ruz, “El Charly”, el proxeneta denunciado la semana pasada por Contacto por sus nexos con policías de Investigaciones. A los seis detectives en servicio activo, dos en retiro y un abogado que serán formalizados en los próximos días, se suman estos carabineros, separados de sus funciones desde la tarde del martes. El golpe de los verdes se adelantó al trabajo que venía haciendo el fiscal Avendaño, que a esa misma hora trabajaba sobre los apodos de carabineros que le habían dado algunos testigos y estaba a la espera de las fichas que había pedido a la institución. Estos testimonios son de mujeres que pasaron por el Louisiana y vieron allí a detectives y carabineros compartiendo con niñas que se prostituían.

POR CLAUDIO PIZARRO Y JORGE ROJAS

 

“CAROLINA”:
“LA MITAD DE LA COMISARÍA IBA AL LOUISIANA”

Dejó su casa a los 14 años, luego que la pareja de una tía intentara abusarla. Se hizo adicta a la cocaína, las anfetaminas y el alcohol y pasó por diversos centros de menores de la Quinta Región. En septiembre de 2001 llegó a Valparaíso y tres meses después, cuando todavía tenía 17 años, comenzó a trabajar en el Louisiana. De su estadía en el local del Charly nació su único hijo.

“Entré al Louisiana a los 17 años, en diciembre del 2001. Me faltaba poco para cumplir los 18. Llegué por intermedio de unas amigas que me dijeron que fuéramos a trabajar donde el Charly; él me ofreció trabajar con alojamiento y comida, dijo que no me iba a faltar nada. Él tenía un dicho: la mierda no tiene espinas, o sea que podía ser muy malo pero no iba a faltarme nada. Así que me fui a vivir allá.

El Charly me dejó a cargo del bar. Los carabineros pasaban metidos ahí. Había un sargento que iba. Los pacos estaban de servicio de noche y se iban a las seis de la mañana. Hacían como que iban a hacer una revisión, pero era pura chapa. Subían, se sacaban toda la ropa y dejaban el arma de servicio a un lado junto con el chaleco. Igual se tomaban su piscolita. A veces se iban rajas de curados a trabajar.

Los ratis eran reventados totales. Los que iban al Louisiana llegaban a hacer investigaciones, pero con algunos superiores. Cuando eso pasaba, nos daban un poco de tiempo para que nos escondiéramos arriba. Después igual llegaban solitos en la noche.

El asunto es bien fácil, a los huevones les gustan las minas jóvenes. Cuando entré tenía 17 años y el Charly llevaba puras minas jóvenes. Siempre iban a tomar gratis, se quedaban rajas de curados. De hecho, una vez estaban durmiendo y les robamos 20 lucas. Estaban rajas. De repente se quedaban por nosotras.

No es por exagerar pero la mitad de la comisaría estaba en el Louisiana. Con decirte que a los pacos y a los ratis los hacíamos bailar en pelota en la barra. Nunca iban juntos, si iban dateados. Un paco que estaba de servicio en las noches se iba a acostar conmigo. Yo ya tenía 18.

El Charly les daba copetes gratis. La movida era darles eso y minas para que no sapearan. Si quedaba la embarrá, ellos le ponían la chapa. Busca en La Estrella cuando balearon a un marino ruso.

Empecé a cachar la onda de las pendejas cuando llegó la Gory (Gabriela). Cuando llegó era niñita pero siempre fue pará la güeona, nadie la pasaba a llevar. Era super bonita, casi todos los gallos se iban con ella. Enganchó a compadres que podrían haber sido sus abuelos. Cuando me dijo su edad, no lo podía creer. Para mí era raro a ver a una cabra de 13 años prostituyéndose. Con la Andrea, la Daisy y la Gory formamos un cuarteto. Una vez la mamá fue a buscar a la Gory. Ándate, le decíamos, tenís una vida por delante. Y no se fue. Se acostumbró a la plata y teníamos vicios.

El Charly vendía droga pero nosotros cuando andábamos urgidas le comprábamos. Una vez le robamos 6 bolsas de cinco mil pesos.

Después llegó otra cabrita que le hicimos la vida imposible porque se iba gratis con los clientes. Tenía como 12 años. Todo el mundo sabía que eran menores de edad. Si se notaba. Esa mina parece que era de San Antonio. Los pacos sabían que la Gory era una pendeja pero igual la dejaban. Incluso había unos que estaban ahí cuando la Gory se iba a ocupar arriba.

La mamá de la Sabina sabía perfectamente lo que hacía su hija y lo único que anda buscando ahora, al reclamar, es plata. Yo soy mamá y tengo un hijo, pero ni cagando voy a llevarlo a un prostíbulo, porque sé a lo que se expone.

Cuando los ratis iban, el copete era gratis y había que conversar y bailar con ellos. El Charly no se animaba a enfrentarlos y decirles que las cosas no eran gratis. Él nos mandaba a nosotros a decirles, pero los ratis se tomaban botellas y botellas de copete. Pero a nosotras sí nos pagaban. Les decíamos que ellos eran amigos del dueño, pero no de nosotras y como era nuestro trabajo tenían que pagar.

El Charly igual les daba la pasada a los ratis, pero después reclamaba. Habían ratis que le decían tío. Una vez uno me trató mal. Me pidió un copete y le dije que me lo pidiera por favor porque las huevadas se las tomaba gratis. Él sacó su pistola y me la puso en la frente, amenazándome. Le dije que me disparara, pero que se iba a quedar sin pega y sin vida por matar a una puta.

A los ratis nunca los van a cagar. Hay que ser realista, porque tienen mucha influencia como para hacerles el peso. Yo creo que ellos van a tapar todo esto. El Charly vendía droga, pero él nunca se cargó. Siempre tenía a otras personas vendiendo por él. Para mí es magnífico que el Charly esté pagando por todo lo que hizo. Como pecas, pagas.

Los ratis fueron bien maricones porque cuando el Charly los necesitó nunca ayudaron. Los mismos que siempre iban a tomar gratis al local no hicieron nada por advertirle que lo venían siguiendo desde Santiago.

 

MARÍA ELENA DELGADO:
“LOS RATIS LE DIJERON A MI HIJA “SOY ENTERA SAPA CABRA CULIÁ”

María Elena Delgado es madre de Sabina, la principal denunciante del caso. Trabajó en distintos cabarés del puerto antes del Louisiana. El Sename le quitó a sus dos hijos. Trabaja a veces como mucama en un hotel.

“Llegué al Louisiana por mi hija, la Sabina. Un día me dijo que había un caballero en el puerto que necesitaba una persona para que le ayudara en el bar porque no daba abasto. Eso fue en diciembre del 2003, recién se me había muerto una hija y había dejado de trabajar en un cabaré. La Sabina conocía el Louisiana porque robaba champú y colonias y se las vendía al Charly. Ahí le empezó a hacer el truco. Le decía “no andís robando, que eso no es bueno, vai a caer presa, mejor vente a trabajar acá”. Así empezó a prostituirse a los 12 años. Se me arrancaba de la casa y desaparecía varios días. Después se hizo adicta a la pasta base. Yo ponía denuncias de abandono de hogar pero no todas me las acogían. La cosa es que estuve siete meses en el Louisiana sin saber que mi hija trabajaba ahí. Al lado del bar había una ventana y una escalera que daba al segundo piso. Por ahí pasaba la Sabina agachada. Las chiquillas sabían pero no me contaron nada. Yo siempre defendía a mi hija pero un día la Marisol, medio curada, me dijo que qué tanto color le ponía si la Sabina hacía lo mismo que ella. Quedé plop. Después le pregunté al Charly y me dijo que hablaba puras guevás. Quedé súper cachúa así que le pregunté directamente a la Sabina y me contó que era verdad. Me dejó para adentro. No sabía qué hacer. En ese tiempo ya iban los ratis y hablé con uno de ellos, el Puga, que me dijo: “sabí, María, no sacai nada con hablar porque a las finales te vai a ir presa tú porque soi la mamá”. No podía hacer nada. Ni siquiera me lucré con ella. Estaba acorralada. Tenía rabia. Todos los días pensaba qué hago, cómo salgo de esto. Además si habían ratis se me cerraban todas las puertas. Ya no tenía idea lo que era bueno o malo. Nadie sabe lo que uno pasa dentro de un local así. Hay que estar ahí para entender. Un día incluso me violaron: llegó un gallo que tenía un atado con el loco Morris que era pareja de la Sabina y manejaba drogas por kilo. Venía a ajustar cuentas. Me acuerdo que se tiró una bolsa de coca y se hizo así un tremendo pito y lo dejó encima. Después me dijo “déjame subir a culiarme a la cabra chica”. Yo le dije “es que no vai a subir po, voh te creí que se va a acostar con cualquiera”. Se enojó y me dijo “con voh, entonces, voy a cobrar conchetumadre”. La Sabina estaba en la pieza y no escuchó nada. Me afirmó las manos. Era un sicópata. Después me roció con trago para quemarme. Menos mal que tocaron la puerta y aprovechó de arrancar. Hice una denuncia pero quedó en nada.

Siempre llegaban gallos pencas y las chiquillas igual tenían que acostarse con ellos. Una vez llegó uno con soriasis, estaba lleno de escamas, parecía pescado. Esa vez yo no estaba. Cuando llegué al otro día a hacer el aseo pillé a la Sabina y la Johana desarmando la pieza. Estaban duras y sicoseadas. Baldearon la pieza entera, botaron las sábanas. Todo. Me contaron que era un viejo asqueroso pero que les pagó bien.

En el último tiempo ya no estaba ni ahí, empecé a consumir drogas y a prostituirme. Estuve como un año en eso. Les ofrecía el mundo entero a los clientes pero a las finales no pasaba nada. Los basureaba. Una vez dejé la puerta abierta para que la Johana y la Sabina vieran cómo lo hacía. Estuve casi toda la noche sin hacer nada y bajé con 80 lucas.

En total estuve como 5 años hasta que el local se cerró el 25 de mayo de 2007. Ese día era mi cumpleaños y estaba sola en el hotel. Las niñas estaban en el Pandemonium (otro local de Parra Ruz) y llegaban prácticamente a puro acostarse. Me acuerdo que estaba tomándome un copete y hablando por teléfono con la Rosa. Después me fui a bañar, me arreglé y sentí que estaban golpeando. Eran los ratis. Venía el Guzmán y el Alarcón. “Es algo de rutina”, me dijeron, y un montón de ratis subió por las escaleras. No encontraron nada. Le debieron haber avisado al Charly. Después me dijeron que tenía que ir a declarar. Pesqué el candado, cerré con cadena y le pasé las llaves al Guzmán. Nunca más abrieron el Louisiana.

Todos los dias pensaba qué hago, cómo salgo de esto, qué voy a hacer. Se te va formando como un círculo. No tenís idea lo que es bueno y es malo. ¿Quién te ayuda? Habían ratis, policías, pacos. Qué iba a hacer. Se me cerraron las puertas.

Ahora mis hijos están en el Sename. No tengo casa y vivo en una pieza. La Sabina más encima se juntó con el chacal de los reos, el que salió en el diario, el que se violaba cabros en Parral. Ahora está en la cárcel de Pitrufquén y lo condenaron a 23 años. Ella lo conoció el año pasado cuando salió de la cárcel. Para mí era una relación asquerosa porque lo conoció como cliente y él la mandaba a prostituirse. Yo le gritaba que era entero de cafiche. Todo esto que pasaba yo se lo conté al Sename pero no hicieron nada. Les conté que hacía cochinadas delante de mío, como un juego. Ella me decía que lo hacía porque estaba enamorada. De repente desaparecía tres días. En septiembre del año pasado, estaba en la calle Rawson y la subieron a una camioneta y dele charchazo con ella. Fue una detención ilegal. Eran los ratis. Le decían “soy entera sapa, cabra culiá, voh sabí que el Estado te va a pagar por esto”.

La última vez fue en febrero. La Sabina estaba en calle Freire, para un auto rojo y lo toma como que fuera un cliente. Andaba dura en pasta. Se subió al auto, el gallo empezó a hablar por teléfono y dijo “ya la tengo lista”. Después la bajan, le ponen un capuchón en la cabeza y antes de subirla a una camioneta azul alcanza a mirar al chofer que lo conocía del Louisiana, era el Ovalle. Le pegaron charchazos, puñetes y le reventaron un oído. Tenía cualquier cototo. A las seis de la mañana la soltaron. Cuando llegó a la casa me contó todo. Yo le dije “se acabó Sabina” y de ahí que empezamos con todo esto…”.

NAYDINE SEPÚLVEDA:
“VI CUANDO LOS PACOS IBAN CON AMIGAS MENORES PARA ARRIBA A ACOSTARSE”

Naydine llegó hasta quinto básico y a los 12 años empezó a delinquir. La crió su abuela porque su padre estaba preso. Primero fue mechera y luego monrera. Su abuela estuvo presa por narcotráfico. A los 15 años entró al Louisiana. Hoy está embarazada por tercera vez.

GABRIELA APABLAZA, “GORY”:
“UNA AMIGA MÍA QUEDÓ EMBARAZADA DE UN PACO”

Gabriela Apablaza se crió con sus siete hermanos en casa de unos tíos. A los 13 conoció al Charly y empezó a prostituirse. Hace ocho meses se subió a un auto y sus ocupantes le quebraron una botella en la cara y la botaron en el camino costero.

“Al Charly lo conocí en la Plaza Echaurren, con unas amigas de la escuela, cuando tenía 13 años. Llegaba en una camioneta, nos invitaba al local y nos decía que, si teníamos algún problema, las puertas siempre iban a estar abiertas para nosotras. Así que cuando me echaron de mi casa, en abril de 2001, me fui para allá. Él sabía todo lo que me pasaba porque una prima mía, la Marisol, trabajaba con él.

La primera vez que llegué al Louisiana justo me eligieron a mí y tuve que ir para arriba con un gallo más indecente que la cresta. El Charly me dijo que no le podía decir que no. Llegaba todo tipo de gente, desde borrachitos hasta abogados como el Ricardo Bravo, que después defendió al Charly. También llegaban ratis casi todos los días. Decían que venían a hacer una checa (redada), trajinaban y después se ponían a pinchar con las chiquillas. La mayoría eran menores de edad. Cuando los ratis llegaban, nadie se podía ir a acostar porque eran amigos del dueño. Quedaban muertos de curados, la pistola por allá, la chaqueta por otro lado. Tenían todas las manos: bar abierto, droga. El Charly no les cobraba para que no nos llevaran presas. Siempre nos decía que subiéramos con ellos y que después arreglábamos pero nunca lo hacía. No podíamos hacer nada porque vivíamos ahí. El local era terrible de insalubre. Después que una pareja usaba la cama, la estiraban y ponían a secar la toalla en la ventana. Trabajábamos hasta que los hombres se aburrieran de tomar. Todas estábamos metidas en la cocaína y teníamos que comprarle al Charly. Era un negocio redondo porque la plata que ganábamos la gastábamos con él. Con el tiempo terminamos prostituyéndonos para puro consumir droga. Si sonaba el timbre teníamos que ir a escondernos en una palomera que había en el tercer piso. Pero casi siempre eran conocidos o de Investigaciones. De repente venían ratis de Santiago y los de acá nos avisaban cuándo iban a llegar. El Charly nos llevaba a dar una vuelta en auto a los cerros y mirábamos de arriba. A veces nos decía “vamos a ver a los chiquillos” y nos llevaba en auto al cuartel. Me acuerdo que había como unas casetas para mirar en todas las esquinas, ahí teníamos relaciones sexuales, sexo oral, de todo. Cuando llegaban los ratis al Louisiana estaban sanitos, después se tomaban un copete y eran… No todos se ponían preservativos. Les gustaba sacarse fotos con niñas en la cama, que nos tocáramos y besáramos. Se ponían con las minas a cachorrearlas, las sentaban en las piernas. Obviamente sabían que eran menores de edad. Pero no estaban ni ahí. También llegaban extranjeros, los UNITAS, que los íbamos a buscar con el Charly en la camioneta. Las menores de edad se quedaban arriba y las otras bajaban a repartir tarjetas. Los gringos eran más pasables porque pagaban por los servicios.

Después el Charly me quiso mandar a España pero me faltaba un año para cumplir 18. Incluso fue a pedirle permiso a mi mamá para poder viajar. Quería la tuición para poder explotarme lo más que pudiera. El Charly me quitó mi infancia. Antes no consumía drogas ni nada. Ahora estoy guatona y con toda la cara cortada.

Los carabineros también iban para allá. Yo les bajaba bebidas en bolsas para llevarles al furgón. Subían con uniforme. Cuando les tocaba andar caminando en la noche, se iban a dormir para allá. Después se levantaban, tomaban un café. Cuando tenían que entregar el turno se iban. Si tú queriai estar con él, te metiai. Care raja. Iban varios pacos, no me acuerdo mucho de los nombres, pero si me los mostraran los conozco a todos. Yo creo que iban más pacos que ratis. Iban de civil y uniformados. Llegaban en furgones, care palo. A veces se encontraban con los ratis pero hacían como que iban a hacer operativos. Eran pocas las veces que se topaban, porque si veían que estaban los ratis afuera pasaban de largo en el furgón. Los pacos también se acostaban con las niñas. Una amiga incluso quedó embarazada de un paco”.

Temas relevantes

#Carabineros#prostitución

Notas relacionadas