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21 de Julio de 2009

Píldora para el que lee

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Por Julio Sánchez Agurto / Director periódico La Diagonal

Todos quieren a la famosa píldora. Las mujeres, los candidatos, los parlamentarios (para mostrar que dentro de la Cámara sí hay debate) y los medios, que también se entretienen con una agenda a veces un poco “aburrida”. Por algo ha estado estos últimos días de boca en boca (a veces literalmente). Y es que su aprobación parlamentaria propuso una pugna distinta a la de nuestras discusiones políticas que a diario vemos. La victoria en su aceptación legislativa está muy lejos de remitirse sólo a un triunfo médico a favor de las “mujeres desposeídas”. Aquí se trató de una lucha fuertemente ideologizada, donde salieron a flote los discursos más conservadores de nuestra derecha nacional y de una visión más realista del centro (y en ciertos casos no tan centro) político que a veces tanto criticamos.

En total fueron 9 horas de agitadas discusiones. 7 en la comisión de salud de la Cámara de Diputados y 2 y fracción en el pleno general de la cámara baja. Fueron horas en que se evidenció una terquedad y falta de criterio de parte de los mismos de siempre: Melero, Kast y compañía, casi todos UDI, quienes intentaban, bajo una pincelada añeja de política, ganar un debate que lo tenían perdido desde hace rato.

El choque valórico era desigual. Un buen porcentaje de los chilenos hace rato que no es católico, y aún más bajo es el numeraje de los compatriotas que abrazan la ortodoxa. Y los que mantienen los principios, usan preservativos, tienen sexo mucho antes del matrimonio y tácitamente no circunscriben con las ideas de la realeza cristiana. Además, según estudios efectuados por el médico Horacio Croxatto (de los más reconocidos doctores en el área de la ginecología), han señalado hasta el cansancio de que la píldora no es abortiva (haciendo investigaciones incluso desde la misma Universidad Católica).

Si hasta Karla Rubilar, la controvertida diputada RN que varios titulares se ha ganado con sus chambonadas en derechos humanos, se despachaba la siguiente frase: “Soy médico, soy de RN y receto la píldora del día después”. Incluso, en el debate presentado el lunes 13 en la comisión de salud de la Cámara, en la que estuvo presente el Ministro de Salud Álvaro Erazo y la Ministra del Sernam, Laura Albornoz, la parlamentaria frente a todos los pronósticos, fue una de las más férreas opositoras a Patricio Melero y María Angélica Cristi, quienes trataron de impugnar el proyecto de ley. ¿Sorprendente no?

Lo cierto es que la píldora por fin se aprobó, por 73 votos a favor y sólo 34 en contra. Ahora queda el tercer trámite legislativo (pasa al Senado) para que finalmente los consultorios puedan consumirla sin tener que pagar los 6 mil pesos que cuesta en las farmacias. Y claro, estaba en las farmacias, y ningún parlamentario moralista decía nada (muchos de ellos accionistas de esas farmacias). Con esto, menos mal, se termina un episodio cuasi vergonzoso de un debate que debió zanjarse hace ya bastante tiempo.

Ahora todos tendrán acceso a la píldora. Y recojo una frase no menor de unos de los cánticos que caían desde la tribuna de la Cámara: “Nosotras parimos, nosotras decidimos”. La libertad radica en la opción de elegir, si usted es ultra católica, no tomará la píldora, si usted no está ni ahí con la iglesia, sí la tomará. ¿Por qué imperializar una doctrina, si no todos (y más bien casi nadie) piensan como ustedes, señor Kast, Melero y Cristi?. No todos tienen 12 hijos como ustedes, ni menos viven en Lo Curro o en Vitacura, ni tienen isapres y se atienden en clínicas. No obliguen a las personas a pensar como ustedes.

Señores, por fin un poco de libertad. Prepárense, que habrá píldora para todo el que lee.

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