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Cultura

2 de Agosto de 2009

Rodolfo Fogwill, escritor argentino: “A los chilenos los veo cada vez más argentinoides”

Tal Pinto
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POR TAL PINTO

Autor de “Los pichiciegos”, “Muchacha punk” y “Help a él”, el escritor-satirista argentino Rodolfo Fogwill (1941) habla aquí de su última novela (lo que es un decir, pues la escribió en 1978), “Un guión para Artkino”, en la que un escritor socialista de nombre Fogwill trata de pensar pero no puede. Además, se refiere a los Kirchner, a Macri y Piñera y a los chilenos.

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“Imaginar las historias del despreciable señor Fogwill, héroe del relato, me enseñó mucho sobre mí y sobre la condición del escritor en la opresiva Argentina. Capitalista o socialista”, escribes en presentación de esta novela.
-Sí.

¿Sientes a Argentina opresiva independientemente del régimen político de turno?
-Naturalmente, como todos, siento opresiva a la sociedad dentro de la que me toca vivir. Vista desde afuera, la sociedad, y más cuando configura una nación, es el escenario de la lucha de clases. Vista desde adentro –en este caso, el de un escritor proyectando a futuro sus megalomanías y sus miserias– en una escena donde por distintos medios y distintas razones, Estado, Burguesía y Proletariado combaten por igual contra la autonomía y la satisfacción de los caprichos que son la meta de su vida.

“MIRÁ CHILE Y SUS ESCRITORES”

“El arte revolucionario debe crear… La creación, cuando está en buenas manos y es orientada por una conciencia proletaria que sirve a la patria, define sus propios rumbos y no transita jamás el surco abierto por la pluma de otro camarada. Yo trazo mi camino. Esa es mi manera de servir a la revolución”, dice Fogwill casi al principio del libro. Realmente, ¿puede un escritor pensar así?
-Esa frase que transcribes sobre el arte revolucionario refleja la conciencia de un Fogwill que, bajo el socialismo, reformula el manual socialista, como todo lo que suele decir Fuguet reformula el manual del neocapitalismo chileno. A tu pregunta sobre si “puede pensar así un escritor” la respuesta es que la tesis de la novelita es que los escritores no pueden pensar.

Fogwill, el protagonista, es un racionalizador exitoso y cómico. ¿Qué tenías en mente cuando escribiste “Un guión para Artkino”?
-Lo que tenía en mente era ridiculizar a todos los escritores. Naturalmente expresaba mi descreimiento sobre la utopía socialista. Por entonces, igual que ahora, pensaba que la salvación de un escritor no es el socialismo sino él éxito, es decir, el fracaso de su moralidad.

Es difícil no leer “Un guión para Artkino” como el diario íntimo de un escritor aburguesado, acomodado en su éxito, y que al darse cuenta de ello se horroriza.
-Me da risa eso “escritor aburguesado”. Todos los escritores son burgueses, en su mayoría “pequeños”, pero burgueses. “Pequeños tenderos”, como decía Marx. Mirá Chile y mirá a los escritores cuando comen y eligen vinos y juzgan platos y bebidas. Mirá sus casitas, sus pasantías, sus “talleres de escritura (?)creativa”. Sus agendas de viajes y debates, sus pequeñas cobranzas de colaboraciones en los medios… Sólo los escritores lúmpenes eluden eso, pero suelen ser igualmente “buenos para el trago” como dicen ustedes, o drogones, o borderliners entre la locura, la delincuencia y la prostitución.

“ME CAGO EN EL FÚTBOL”

¿Crees que el dúo Kirchner tiene algún futuro en la política argentina?
-Ningún futuro. Lo único peor que el kirchnerismo es el relevo que contribuyó a crearse.

Hoy, el populismo kirchnerista es neutralizado por el populismo de la plutocracia: el de Mauricio Macri, ex presidente de Boca, hijo de millonarios, demagogo al pie de la letra, cuyo simil chileno es Piñera. ¿Cómo explicas el surgimiento de estos millonarios en la política?
-Pobre Macri: sus bienes no alcanzan a la centésima parte de los de Sebastián. Y, mal que bien, el chileno los hizo legítimamente como empresario favorecido por las circunstancias y con todas las malas artes que practican sus pares. Macri no hizo un centavo y esa es la tragedia de Franco, su padre: ver el éxito circunstancial de un hijo que fracasó como sucesor del que siempre creyó ser el empresario más exitoso de la Argentina. Para las grandes corporaciones y las pocas familias capitalistas que puedan quedar, es más eficaz un Estado manejado por burócratas de carrera –tipo Lagos– que un hijo encandilado por las luces de la popularidad.

En una entrevista dijiste que “la sociedad es un texto mal redactado”. ¿Alguien puede reescribir a la Argentina? ¿A Latinoamérica?
-Reescribirlas es un trabajo casi imposible: ¿Cómo explicarle a la gente que debe prepararse para la crisis terminal de las sociedades urbanas? La tarea me excede.

Sé que por trabajo vienes bastante para Chile, ¿qué es lo que más te disgusta y/o gusta de este país?
-Lo único que me disgusta de Chile son los chilenos, a los que veo cada vez más argentinoides. Me gusta la geografía, la montaña, el mar del país. Y su poesía. No es poco. Si me preguntases por Perú, no sabría qué decirte.

Tras años de supremacía futbolística, Chile está por primera vez sobre Argentina en las eliminatorias a un mundial. Acá, todo el mundo festina, allá, todos quieren de vuelta a Bielsa. ¿Qué piensas?
-Me cago en el fútbol y sus hinchas. Odio los deportes prostituídos por la pérdida del amateurismo. El fútbol es un fenómeno capitalista, corporativo y no bien diferenciable del fraude massmediático.

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