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Cultura

24 de Agosto de 2009

Tulio Astudillo, campeón nacional: “El Monopoly me cambió la vida”

Carla Celis
Carla Celis
Por

Por C.C. • Foto: Alejandro Olivares

Durante 21 años, este periodista titulado en la Universidad de Concepción y con un posgrado en Puerto Rico y que hoy está cesante, fue campeón nacional de la versión gringa del Metrópoli, un juego que lo ha llevado a viajar: en Londres Tulio salió decimoquinto del mundo y lo eligieron mejor compañero. Sueña con que algún día esos billetes y transacciones que hace en el juego, sean parte de su vida real.
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“En la década de los ochenta, Imex Importa, que representaba a Monopoly, recibió una invitación de Parker Brothers para que buscaran a un representante de Chile que fuera al campeonato Mundial de Londres en 1988. No era el primer campeonato mundial, pero era la primera vez que Chile participaba en uno. Entonces, para hacerlo más transparente, se hizo una convocatoria a quienes quisieran participar y luego una competencia. Fue un minicampeonato, éramos ocho y gané yo. Desde entonces que soy el campeón nacional de Monopoly en Chile y he estado vigente durante 21 años hasta ahora, que se eligió un nuevo campeón nacional. Pero no me creo el mejor, porque éste es un juego donde existe un 60 % por ciento de suerte y un 40 % de habilidad. Además que en todos los juegos de chances o posibilidades, tú dependes de varias cosas: del dado, del tablero, de las figuras, etc. El resto es la habilidad que tú tengas para comprar, para vender y para conservar tu plata.

Después del campeonato nacional me fui a Londres. Competí con los mejores del mundo, había competidores de diez hasta 60 años. Yo terminé décimo quinto en el mundo. Y mis compañeros me nombraron el mejor compañero y el que mejor representaba el espíritu de Monopoly, y me dieron el premio de “Campeón de campeones”, porque para ellos yo era el que mejor representaba el espíritu de Monopoly, que es jugar limpio, la fraternidad, compartir, no hacer trampa, tener las mano limpias. Incluso las reglas lo indican así: tú no puedes esconder tu dinero ni tus propiedades, todos tienen que saber cuántas cosas tienes. Y allá también me regalaron la primera edición del Monopoly Ruso, que abre a Rusia a un juego capitalista. También tengo la edición inglesa, donde algunas de las figuritas -que van cambiando según el país- tienen el Rolls Royce, el auto más típico. Ésa es la que yo uso para jugar siempre, mi favorita. Incluso a los concursantes nos paseaban en Rolls Royces antiguos, y nos tenían escoltas de guardias escoceses, de gaiteros… fue muy lindo. Lo único malo de ese viaje es que me perdí de tener la edición de Monopoly de un millón de dólares.

El Monopoly para mí ha sido como un salvavidas. Día a día me da esperanzas ahora que estoy cesante, y que a mis 60 años ya nadie me da trabajo. Yo he jugado mucho en la vida real y estoy esperando que el tiempo avance, ojalá con rapidez, para poder jubilar y tener algún ingreso, porque a medida que tú avanzas en edad vas perdiendo posibilidades, pero el Monopoly me ha servido para mantener la esperanza de que el juego puede ser mejor.

Yo creo que en mí se representa el motivo para el que fue creado Monopoly, que es darles esperanzas a la gente, como en 1934, cuando se inventó. En ese entonces Estados Unidos estaba deprimido por la crisis, y un señor inventa este juego, Parker Brothers lo lanza en el año 35 y se convierte en el juego de la esperanza de resurgir, de poder ver billetes en tus manos de un valor que no lo podías tener hasta ese momento. Cosas que uno en la vida real jamás podría hacer. A mí me pasa algo parecido.
Yo creo que por eso gano, porque me siento identificado. Si esto es como la vida, por eso creo que es tan importante promover el Monopoly en Chile, pero a nadie le interesa. El año 96 yo estuve tratando de promover, primero, que se hiciera una competencia nacional con clasificatorias y selección por regiones, y que se siguiera participando en los campeonatos mundiales. Además, traté que se creara un Monopoly de Chile, pero nadie me recibió. Mandé cartas a todos lados, pero nunca tuve una respuesta. Llegaba hasta la secretaria y de ahí no podía pasar. Lo que yo quería era reunirme con los ejecutivos, pero fue imposible.

Yo me ofrecí -como campeón vigente- para ir a representar a Chile en Las Vegas como una despedida de mis 21 años de campeón, pero no pasó nada. Me hubiera gustado que hubiera habido entrega de una banda o algo simbólico, pero ni eso hubo. Y cuando se hizo el torneo nacional este año fui como invitado especial y me regalaron un Monopoly edición mundial y una medalla muy bonita, pero me hubiese gustado acompañar al campeón de ahora a Las Vegas para ser su brazo derecho y darle un montón de secretos y técnicas que yo conozco para que gane, porque yo he llegado a estar cinco horas jugando sin parar. ¡Es que se te pasa el tiempo volando! ¡Es demasiado fascinante! De todas maneras me siento muy orgulloso de que vaya, porque es una experiencia impagable. Monopoly me cambió la vida y me da esperanza de que algún día voy a poder hacer en mi vida real una transacción que me permita ganar”.

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