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Mundo

31 de Octubre de 2009

Gringos sufren lo mismo que pasa en San Bernardo: Iglesia se apodera de hospitales en EE.UU., Australia y Escocia

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POR PÍA TORRES
El sueño del diputado José Antonio Kast y de todos los que quieren extirpar las políticas de control de natalidad de los hospitales se está cumpliendo en Estados Unidos, Australia e Inglaterra de la mano de monjas y curas que se están haciendo cargo de hospitales. Una historia para Halloween.
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Una fuerte polémica está desatándose en Escocia, Australia y Estados Unidos luego que órdenes católicas adquirieran hospitales o centros médicos y allí empezaran a imponer sus dogmas. La historia es casi igualita a lo que ocurre con el Hospital Parroquial de San Bernardo, el bastión de la resistencia del conservadurismo y el Opus Dei.

Desde hace un tiempo, los estados de Kansas y Colorado cada vez se acercan más a la imagen de la tierra prometida que políticos como José Antonio Kast, sueñan con representar: muchos feligreses católicos, harto electorado conservador. Y desde agosto de este año instituciones pertenecientes a la Iglesia Católica han ideado el ambicioso plan de controlar los hospitales más importantes de ambas ciudades gringas a través de la orden de “Las Hermanas de la Caridad de Leavenworth” (“Sisters of Charity of Leavenworth”), un grupo de monjas que apunta a trabajar y fortalecer el acceso a la salud.

Para llevar a cabo su misión, Las Hermanas de La Caridad, ya han intervenido y comprado (con ayuda financiera de anónimas organizaciones laicas y católicas) nueve recintos hospitalarios donde sólo se realizan procedimientos que “concuerden con la visión de la Iglesia Católica y sigan los evangelios del Nuevo Testamento”, como afirman en su declaración de principios. Ya tienen nueve hospitales, y según el diario Denver Post, el número podría seguir en aumento.

Lo mismo que ocurre en el Hospital Parroquial de San Bernardo. Porque desde que “Las Hermanas de la Caridad” llegaron al poder, en hospitales como el “Centro Médico del Buen Samaritano” o el “Hospital San José”, los abortos se terminaron y también las pastillas del día después. Y eso que desde 1971 que el aborto es legal en el estado y la pastilla del día después se comercializa desde fines de los ochenta.

La decisión se afirma en que en los hospitales no puede hacerse ningún procedimiento (ni darse medicamento alguno) contrario a los principios religiosos. La prohibición llega a ligaciones de trompa y vasectomías, calificadas como “antinaturales”. Mientras, la prensa laica publica cuestionamientos a cada una de las decisiones de la nueva administración.

NI POR VIOLACIÓN

Hace poco se reeditó un documento oficial de la Iglesia en que se trazan los estándares éticos que deben seguir los doctores y el personal médico de sus hospitales. El texto dice que la píldora del día después debe ser negada incluso en casos de violación. No importa que la víctima la pida o no.

En agosto pasado la cosa hizo crisis: una menor de edad violada y su madre pidieron la píldora en el hospital de Kansas y Las Hermanas de la Caridad la negaron, diciendo que había un alto porcentaje que la niña no estuviese embarazada. A la mamá de la chica no le quedó otra que llevarse a su hija a otro hospital. Y en Kansas hay sólo otros dos hospitales que no están a cargo de las monjas.

Lo mismo pasa en Edimburgo, Escocia, y en Australia, aunque en el país de los canguros la cosa es más grave porque las víctimas de violación no sólo no reciben la pastilla, sino que tampoco pueden ser transferidas a hospitales o centros médicos que sí la entreguen.

Varios médicos australianos han denunciado el poder de la iglesia católica sobre importantes hospitales, además de dar a conocer un manifiesto de 80 páginas que la iglesia hace correr en los 21 hospitales bajo su tutela. La declaración contiene las directrices que deben seguir los hospitales, incluyendo la prohibición de entregar métodos anticonceptivos como la píldora del día después.

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