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Opinión

7 de Noviembre de 2009

Lo que se teje en el sur

Pablo Vergara
Pablo Vergara
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POR PV
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La noche de un lunes L.Q.P. se trajo a Santiago la primera brisa de la pelea que remece al sur . Apenas entró al Instituto Traumatológico de Santiago con su pierna izquierda con cerca de cien perdigones, policías, fiscales y periodistas lo rodearon. El comunero de 17 años completaba cinco días clandestino, incluyendo un viaje desde Malleco a Santiago al cuidado, según la policía, de miembros de la Coordinadora Arauco Malleco, CAM, el motor de las comunidades que en las regiones VIII y IX protagonizan los conflictos por tierra.

Para cuando apareció, la policía ya buscaba a L.Q.P. por la responsabilidad que según Carabineros podría tener en la quema de dos camiones en el camino que une a Collipulli con Victoria, en Malleco. Por los camiones y por el tiroteo que los dos carabineros que guardaban los restos humeantes dicen haber enfrentado, a manos de una docena de encapuchados.

La quema, los balazos y el viaje son parte de la serie ininterrumpida de hechos que vienen a confirmar que la Coordinadora Arauco Malleco, dada por muerta varias veces después de las detenciones de quienes son considerados sus jefes, se mantiene en pie y operativa.

El detalle del viaje de L.Q.P. tampoco pasó desapercibido en la policía, donde algunos anotaron que lo que históricamente ha sido el “problema del sur y de los jefes del sur” podría llegar a transformarse en un tema santiaguino. En algo nacional.

¿Y?

Que la CAM se mantenga articulada no deja de descolocar a las autoridades. Tanto como la declaración del 20 de octubre pasado en que declararon la guerra al Estado chileno -José Antonio Viera-Gallo, el ministro a cargo del conflicto, dijo que era desquiciada- y el nuevo frente que comenzará a abrirse en las próximas semanas: el de los Derechos Humanos.

Un frente de pelea sin capuchas que tiene como principal escenario los diarios chilenos y extranjeros. Y argumentos no faltan: desde los más de quince militantes de la Coordinadora (que el movimiento llama presos políticos mapuches) sometidos algunos a dobles investigaciones por los mismos hechos en la justicia civil y en la militar, a los numerosos heridos en allanamientos y operativos en las comunidades, sobre todo menores de edad, que llevaron esta semana a la Unicef a pedir en La Moneda protección a los niños cuando la policía realice allanamientos.

No basta, se quejaba esta semana un policía santiaguino, que en esos allanamientos aparezcan municiones para fusiles M-16. La pelea en las portadas es difícil de ganar. En adelante, entonces, la pelea sumará a las quemas, pedradas y balazos, algo de política.

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