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Opinión

20 de Noviembre de 2009

Cambiemos a nuestros parlamentarios

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Por Manuel Crisosto Muñoz / Docente Departamento de Sistemas de Información Facultad de Ciencias Empresariales Universidad del Bío-Bío

Hace poco leí en un libro lo siguiente: “Esta pareja es un típico exponente de la clase media de antigua cepa, formada en escuelas y universidades estatales gratuitas, laicas y humanistas”. El libro “Mi país inventado” de Isabel Allende, se refiere a la familia Lagos, de la cual Don Ricardo Lagos llego a ser presidente de la República de Chile.
Quiero creer que esto no fue una licencia literaria, ni un soliloquio de la autora. Si en Chile existió una Universidad Estatal gratuita, ¿por qué no puede existir ahora?, ¿por qué no lo podemos exigir como un derecho? Además, es importante tener presente que en prácticamente toda Latinoamérica las universidades estatales son gratuitas, así como en Canadá, Europa en general, Asia, y Medio Oriente. En América, sólo en Chile y USA las Universidades Estatales son pagadas.
Dirán que eran otros tiempos, donde la cobertura de la Educación Superior era menor, sólo para la clase acomodada. Pero aquí tenemos una contradicción, les estamos HIPOTECANDO PARTE DE SU VIDA a los futuros profesionales que provienen de familias con escasos recursos cobrándoles por su educación en instituciones que son Estatales, los cuales al egresar además de ser un aporte al país, deben pagar por la educación recibida y en algunos casos impuestos adicionales sobre su renta. Con esos mismos dineros también el Estado cubre el aporte fiscal indirecto (AFI) para los estudiantes de las universidades privadas (particulares), ¿es justo eso?, ¿es justo que nuestros alumnos de escasos recursos deban endeudarse y por otro lado se asignen más recursos para quienes realmente no lo necesitan?
En una asamblea de funcionarios académicos y administrativos de la Universidad del Bío-Bío, se dijo que se debe legislar para cambiar la situación del financiamiento de las Universidades Estatales, en un estado de derecho así debe ser. Nuestra clase política, y en particular nuestros parlamentarios no lo han hecho, por ignorancia en el tema (lo cual dudo, nuevamente los problemas de confianza) o por falta de voluntad. Si existió o existe aun la ley reservada del cobre para financiar las fuerzas armadas, por qué no puede existir la ley transparente del cobre para la educación, para el financiamiento que corresponde a toda la Educación Estatal.
Cambiemos esto, cambiando a nuestros parlamentarios.
Les invito a usar nuestro voto como un acto de protesta, VOTANDO PERO NO REELIGIENDO a los actuales parlamentarios que van a la reelección (106 de los 120 diputados actuales van por la reelección, 95 a diputados y 11 a senador). Mantengamos nuestras legítimas preferencias de partidos políticos o coaliciones, pero no reelijamos a los que:

-Hacen campaña un mes antes de la elección con goce de sueldo y dieta parlamentaria

-Hacen fracasar el proyecto que limita la reelección por falta de quórum

-En plena crisis del precio del petróleo se suben la asignación de movilización (lo que al final no prosperó por la indignación que esa noticia causó)

-No se han preocupado de la situación de las Universidades Estatales

-No fueron capaces de modificar un ápice a la Ley de Educación antes de la movilización de los Estudiantes de Enseñanza Media, el cual principalmente abordo el problema de la Educación Básica y Media

-Avalan la no existencia de la deuda histórica y justa de los profesores, tomado ahora posturas sólo por la próxima elección

-etc., etc…

Cambiemos los rostros del parlamento y luego exijamos lo que creemos justo.

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