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Opinión

13 de Diciembre de 2009

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Por Jorge Saavedra Catalán

La seguridad de que un empresario y una persona como Sebastián Piñera no puede acceder a la administración de Chile.

Antes de motivarme a redactar estas palabras, tuve que dejar en olvido sentimientos variados y de diferente antigüedad: desde el temor y la ira, inoculada en los caldos de la pobreza, hasta la comezón auditiva y visual que genera tanta frase recocida, tanto aleteo recalcante, tanta gesticulación y pseudoperfomance importada, lo que no solo representa una forma velada de denostar la dignidad de nuestra capacidad integradora sobre lo racional y lo emotivo sino también es inaplicable a nuestros días como país.

Lo que escribo no obedece una acción proselitista. No apunta a pedir que los votos de esta elección favorezcan a otra alternativa que represente a la coalición política del frente. Escribo desde y hacia la médula de una persona. Le escribo a ese momento de intimidad en el cual hacemos una reflexión interna, sincera y sana. Sin el miedo a mirar el amplio espectro de lo que somos. Le escribo a la esperanza de encontrar en Sebastián Piñera un momento de lucidez y sinceridad moral en el cual reconozca que por su esencia no puede liderar un proyecto tal como la administración de Chile.

Perfil Fago: valoración del éxito y del talento administrativo.

“La economía, que originalmente se derivó de la filosofía moral,
perdió de pronto gran parte de su dimensión humana que fue
reemplazada por teorías caprichosas y trivialidades técnicas,
incomprensibles para la mayoría e inútiles para todos, excepto
tal vez para sus autores que suelen ganar premios por haberlas
elaborado” en el libro E C O N O MÍ A D E S C A L Z A: Señales desde el Mundo Invisible

Integrando parte de la jefatura de una de las empresas denominadas más exitosas en Chile, me correspondió como parte de mis obligaciones asociadas al cargo, asistir a la cena de aniversario de esta. Para ese año, la gran novedad de la fiesta, consistió en la idea sugerida por el departamento de Recursos Humanos de hacer mesas redondas y sentar aleatoriamente a jefaturas y empleados. Es decir, buscando entregar un sentido de cuerpo a esta celebración, podría suceder que podía compartir la mesa un cargador con el gerente comercial. En fin, luego del postre y de un par de copas mi asistente, una persona bastante tosca de formas pero de gran sentido común, se excusó por dejar la celebración: “es poco grato saber que con el premio a las utilidades, los jefes discutan sobre el próximo modelo de auto, mientras uno se desgasta en llegar a fin de mes”.

Partiendo de una columna vertebral trunca estos nuevos líderes empresariales, que incluso a virtud de su errada denominación se atreven hasta a dictar recetas de felicidad, son funcionarios orientados y motivados (social y económicamente) a perseguir la utilidad de la empresa bajo su responsabilidad. Precisamente, y siguiendo este tuerto afán de ver la realidad, los administradores mas ambicionados y “cazados” por esta vorágine silenciosa de las “headhunter” son precisamente aquellos exitosos profesionales que logran un incremento sistemático de las utilidades de la empresa entre balance y balance.

¿No se valora la integridad de quién administra?

En un momento de anoxia laboral me dirigí airadamente al gerente de la empresa por el incumplimiento, por tercera vez en lo que iba del año, de un aumento de sueldo. Con mucha tranquilidad él me convido a su oficina para tocar el tema. Recuerdo dos cosas: me recalcó que no daba con el perfil requerido; y, me instó a seguir el ejemplo de uno de mis superiores el cual era exitoso y, ocupando una frase típica del medio, “le ha ido bien”. De él ya conocía sus excesos alcohólicos, con la cocaína y sus ambiciones desmedidas. Sabía que no podía seguir insistiendo sobre el aumento.

Si existe en Sebastián Piñera la convicción de que pertenece a un sector que está haciendo efectivamente bien las cosas, entonces le invito a revisar que hay debajo de las utilidades, debajo de una deformada tecnocracia. ¿Realmente podrá imponer acciones que denoten un desacuerdo con este sistema? ¿Qué le dirán sus amigos y compañeros cuando sus promesas políticas lo obliguen a reconocer estos errores? Le invito a revisar, con el respeto que se merecen, la integridad de sus colaboradores más cercanos respecto de instancias tan importantes y decidoras como la familia. Descubrirá como se tratan de esconder los fuertes signos de la deseconomía de escala que afectan a las empresas. No a las utilidades. Valga la pena destacar que me quiero referir al valor económico total de los proyectos.

Manifestación de una pandemia.

“Pandemia es la afectación de una enfermedad infecciosa de los humanos a lo largo de un área geográficamente extensa.” Lo copié de WIKIPEDIA.

Al pensar en los líderes de empresariales que dirigen actualmente, me parece que podríamos exponernos irresponsablemente a una exacerbación de signos socio-culturales que, hoy por hoy, ha llevado una condición infrahumana las relaciones entre las personas. Si pensamos en el bienestar como parte de una rama de la salud del individuo, la etiología de los numerosos males me propone la idea de que nos encontramos frente a una pandemia que podría extenderse irresponsablemente
Persiguiendo las utilidades, que de conseguirlas se traducen en jugosos premios y connotación de parte de los dueños de las empresas, gerencias y jefaturas han enarbolado como dogma la “reducción de costos” teniendo, muchas veces, que tranzar más allá de lo éticamente aconsejable sobre dos focos de alto impacto social: los trabajadores y prestadores de bienes y servicios que están representados por las denominadas PYMES y MIPYMES en nuestro país.

¿Si auscultáramos al espectro trabajador?

Una vez me acerque al jefe de bodega más “trabajador” a mi cargo. Lo invité a fumarnos un cigarrillo al patio. Me interesaba sobremanera agradecerle su entrega y además, quería sondearlo secretamente cómo candidato al premio al Mejor Funcionario de mi área. Tenía un bigote oscuro y tupido que ocultaba la falta de un par de dientes. Fumaba y me miraba de reojo mientras yo iba haciendo mis comentarios. Estuvo en silencio hasta que se dio cuenta de que comencé a repetir el discurso nerviosamente acerca de su buen proceder como trabajador. Como era su costumbre, apagó su cigarrillo y escupió al suelo. Y con una sonrisa burlona y los ojos brillosos me dijo” menos mal que alguien le agradece a uno”. Después supe que él trabajaba demasiado para sacar a su hija menor de la adicción a la pasta base y de la prostitución. Lo descubrió cuando, juntos a compañeros de trabajo, llamaron por teléfono a un par de prostitutas y al llegar el taxi con el “servicio” se encontró con su hija bajando del móvil.

Bajos sueldos han forzado a que los trabajadores opten por hacer horas extras y/o tratos que exceden sus horas normales de trabajo con la intención de aumentar sus ingresos. Cuando el trabajo que desempeñan requiere de algún esfuerzo físico el desgaste, en condiciones normales, se potencia. Considerar una condición anormal como una conducta tarde o temprano pasa la cuenta.

El resultado se traduce en seres que llegan enajenados a sus casas (por que el hogar como filosofía ya no existe) pensando en comer algo y en dormir. Así comienza la relación con agentes destructivos como el consumo de drogas, la violencia, el consumismo o el abandono familiar el cual es fomentado por un sistema altamente agresivo en la oferta de bienes de consumo y en la escasa ponderación (por herencia y por oportunidad) del sentido valórico frente a las relaciones entre las personas.

En la mayoría de los casos, lo recursos disponibles no pueden soportar las (pseudo)necesidades que logran paliar la inestabilidad del sistema asociado al trabajador. Para eso se les acercó el acceso a los créditos de consumos, los cuales se han establecidos de manera abusiva, amparándose en la escasa información y elementos de juicio que permitan valorar consistentemente la conveniencia de adquirirlos.

Los resultados no han sido los mejores. En resumen, se ingresa a un circuito infinito que demanda más recursos: más energía, más tiempo, más dinero. La energía se suple muchas veces con drogas. Y las drogas encierran un consumo progresivo que demanda un porcentaje excesivamente alto del ingreso que se logra percibir. Comienzan las medidas de urgencia que permitan sustentar el sistema: degradación emotiva, desintegración familiar, ingreso a penalidades financieras (DICOM, embargos, renuncias a bienes básicos como la salud y la educación). Todos sus efectos serán amortizados por la población y por el Estado de manera directa a través de un aumento del riesgo social tales como el desempleo, la delincuencia, las demandas por separaciones y pensiones alimenticias y los embargos a las viviendas y/o bienes de consumo básico.

¡¡ Que pase el siguiente!!

Aplicando una regla general, un móvil repartidor de carga que mueve dos mil kilos (o un equivalente a cuatros metros cúbicos de espacio) podría estimar los siguientes costos:

ITEM COSTO DIARIO (US$)
Combustible (rendimiento promedio de 8 km/lt) 15
TAG 5
Peoneta 10
Conductor 20
Intereses, Depreciación, Seguros 15
TOTAL ESTIMADO 65

La última discusión con mi jefatura directa ocurrió cuando me reconvino por llegar a pagar US$64 diarios. Luego de mostrarle este ejercicio, y escondiendo su mirada dura en el papel, me dijo concluyente: “págale 60”. Quiero destacar que hice este ejercicio en dólares para lograr una comprensión intemporal de estos valores.

Hoy es frecuente el pago irresponsable por la prestación de servicios, no sólo por que se presiona a trabajar muchas veces bajos los costos, sino por que se ha fomentado como parte del éxito empresarial el pago de proveedores a 30, 60, 90 y hasta 120 días. Y si se considera como solución la existencia de servicios financieros de factoring, los resultados se traducen en un traspaso silencioso, amparado y perverso de los bienes de los pequeños y medianos empresarios a manos de un sistema financiero que sigue potenciándose.

Es infantil pretender esconder las externalidades asociadas a estas prácticas. Recuerdo claramente el comentario de algunos chóferes, no los más selectos por cierto, respecto de que no me preocupara por los bajos precios, por que “se cobran después”. Y efectivamente alguien comienza a pagar la cuenta: las mismas empresas que merman sus inventarios, que quiebran stock reduciendo ventajas competitivas y cualitativas. Entonces el Estado irá recogiendo, ya amparando ya sancionando, a cientos de hombres – empresa quebrados, acusados de elusión o evasión de impuestos y con sus bienes hipotecados. Y para cuando estos hombres – empresa dejen de serlo, deberán emplearse probablemente en la misma empresa donde prestó servicios, expuesto a un sistema y sus consecuencias dominadas por el “talento empresarial” deseado por los dueños de estas.

Pasando el platito

Quisiera sinceramente encontrar debajo de esta caricaturización que Sebastián Piñera ha hecho acerca del Bien y de nosotros mismos como chilenos, una buena oportunidad de desarrollo para el país. Asumo en esto mi desconocimiento acerca de la naturaleza de sus intenciones. Pero no puedo dejar de masticar en las fauces de mi memoria lo mesiánico que podría llegar a ser el evangelio de san Mateo, en su capítulo 19.

Quisiera que Sebastián Piñera se siente a reflexionar acerca de la realidad que esconde la persecución de la utilidad de las empresas. Que discuta la correlación entre bajar los costos (pagando bajos sueldos o bajas tarifas) y el aumento de trabajadores drogadictos, la calidad del servicio, el aumento de mermas, la ruptura de relaciones formalmente establecidas, la cantidad de prestadores de servicio que salen del sistema por robos o por declararse en quiebra. Profundice en la sobrecarga injusta y abusiva que estas prácticas le entregan al Estado y a sus habitantes: desintegración, cesantía, aumento de la delincuencia, aumento de delitos desde civiles a tributarios. En el momento que llegue a las conclusiones se dará cuenta que su éxito y su desarrollo como persona y como empresario han sido sustentados por todo este país y por 20 años de una democracia que, a pesar de sus torpezas y sus egoísmos, le ha dejado en paz. Viviendo una miopía acogedora e insensible.

Estas elecciones podría ganarlas. Y de hacerlo, téngalo bien considerado, no las ganará por ser el mejor sino por ser el menos malo. Por lo tentado a la novedad que llegamos a ser. Por esa ansiedad de observar realities y ser opinólogos. Por la ausencia de consistencia ética de quienes permitieron sentarlo en el trono de la diestra del poder.

¡Si usted gana, desafíese! Tenga valor de encarar a los empresarios y decirles que necesitamos y queremos un país mejor. Pero en serio. ¡Si logra llegar, encare! Sáquese la capucha de la complacencia y reconozca que a su modelo de negocios le falta una mitad. La mitad donde se aloja lo humano, lo sensato, el desapego, el sentido integrador,. La mitad que nos haga uno.

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#Chile#elecciones#Piñera

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