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Nacional

19 de Diciembre de 2009

Quiebre en obispado de San Bernardo!

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• Obispo Opus Dei echó a diácono más conservador que él.

THE CLINIC
FOTO: Alejandro Olivares
El mundo católico en San Bernardo está que arde. Juan Ignacio González, el obispo Opus Dei que hace un par de semana condenó a los homosexuales en una carta El Mercurio, echó a su diácono Luis Alberto Salvatierra por diferencias insalvables en doctrina. Pero no es que el diácono difiera de la dureza pastoral de su obispo: Salvatierra es mucho más conservador que el obispo.

Dicen que todo empezó cuando Salvatierra, quiso dar su primera misa en latin y González no se lo permitió. Luego -a fines de noviembre- González le negó la ordenación sacerdotal alegando diferencias de opinión. El punto de conflicto, según el ex diácono, es su idea de conservar las tradiciones de la iglesia, frente al “espíritu de renovación injustificada”, que tiene, según él, monseñor González, y que, dice: “Han creado confusión y desorientación en el pueblo de Dios”.

Después de serle negada la orden y de dejar el ministerio, Salvatierra, publicó en su blog las razones de su salida, señalando como principal culpable a González y su idea de “modernizar” la iglesia, llegando, incluso, a comparar al obispo con Caifás, sumo sacerdota que conspiró para lograr la condena de Jesús:

“No hay ningún motivo moral detrás de mi salida. No he realizado actos que escandalicen a los fieles (…) Todo esto se ha debido a nuestras diferencias teológicas con el Obispo sobre la libertad religiosa y la confesionalidad del Estado. Mientras el obispo señala superada la doctrina tradicional de la Iglesia (…) yo sigo manteniendo vigente la doctrina de siempre de todos los papas que enseñaron principalmente Pío IX, León XIII, San Pío X, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII, doctrina que es definitiva. Se me ha pedido que abandone la doctrina de siempre de la Iglesia y adopte esta nueva visión pastoral, pero no puedo forzar mi conciencia”, y agrega: “Siempre supe que mis ideas me traerían estas consecuencias, pero con San Atanasio preferí partir al exilio y con Santo Tomás Moro preferí ofrecer mi cabeza al verdugo, antes de tranzar en la verdad, como no lo hicieron estos. En resumen me quedo arriba en la Cruz con Cristo y no abajo de ella con Anás y Caifás (…) Yo no dejé el ministerio, pero debo permitir ser retirado de él para defender algo aún más sagrado: el testimonio de la verdad”.

En su blog, además, el ex religioso, responde a los comentarios que solidarizan con su postura, y a los que lo acusan de traidor o de estar ocultando el verdadero motivo de su expulsión: “Hay cosas que omito y usted no conoce como que me expulsaron de un día para otro negándome la posibilidad de despedirme de la gente y luego le informaron a la gente que no me despedí porque no quise dar la cara; o que el Obispo me mandó irme de la Parroquia por teléfono; o que hace menos de un año un sacerdote dejó el ministerio en medio de un renombrado escándalo (en la misma comunidad donde yo servía) y a éste se le dio tiempo de despedirse, se cuidó su fama y se le financió en parte hasta encontrar trabajo, cosas que se omitieron conmigo, aún cuando este sacerdote aún vive en esa misma comunidad en concubinato hasta día de hoy provocando escándalo”, y continúa: “Estoy tranquilo y contento por haber sido fiel a la verdad. Aunque les confieso que parece que lo que más les molestó a las autoridades diocesanas no fue mis doctrinas (que parecieron pretexto) si no dos hechos menores: que yo anuncié mi Primera Misa según el Misal Tradicional, y el hecho que no aceptara que se tratara como santo al “Súbito” (allá hay imágenes de él en las iglesias y hasta en la catedral). Como les digo, por ahora no tomaré medidas canónicas (sé que llevo las de perder), pero tampoco haré lo que me mandó el Obispo: que yo mismo escriba al Papa pidiendo mi dispensa por no ajustarme a la doctrina de la Iglesia. Si él ha tomado la medida es justo que él haga todo”. Además dice: “Si contrato un canonista voy a pérdida, pues aunque me acompañe la razón a otros los acompañan el poder y la autoridad”.

Para ponerle más sabor, el ya conocido Luis Eduardo Silva de Balboa -el mismo que ha engañado a medios como The Wall Street Journal, El Mercurio, La Segunda o TVN- le dejó un mensaje en el blog al ex diácono: “En la Santa Iglesia suelen suceder estas discrepancias, pero la postura de Monseñor Juan Ignacio González Errázuriz es la correcta; soy amigo del Obispo, y fui un entrañable amigo de don Carlos González Cruchaga en Talca, lo ayudé con dinero y con mi tiempo y voluntad por muchos años. Lo trascendental de la Iglesia es la fe en el Obispo, depositario de Pedro; no hay otra manera de ver las cosas. Si su Obispo dice que la doctrina es tal, no hay otra”. A lo que Salvatierra contestó:

-¿Conoce usted, don Luis Eduardo, la diferencia entre magisterio definitivo y enseñanza pastoral? ¿conoce los límites de la infalibilidad eclesial? Seguramente no. Tampoco le importan los lazos de Carlos González con el marxismo en Talca, ideología declarada por la Iglesia como intrínsecamente perversa. Su alma se siente firme y segura porque está cerca de los obispos y los financia; pues bien, eso no basta, hay que estar cerca de la doctrina de siempre de la Iglesia.
Hasta ahora, el Obispado de San Bernardo ha declinado referirse al tema.

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