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Opinión

15 de Marzo de 2010

Conflicto de intereses

Por

Por Alvaro Díaz

Quien lo diría: desde el inocente suplemento de deportes de El Mercurio llegan los primeros dardos venenosos contra lo que será una constante en los cuatro años que se vienen. El presidente del fútbol Harold Mayne-Nicholls, en una entrevista de Javiera Olivares publicada ayer, acusa a Gabriel Ruiz-Tagle, actual subsecretario de Deportes y ex-timonel de Colo Colo, y por rebote a Sebastían Piñera (son los dos principales accionistas del cuadro albo), de promover la desigualdad eliminando toda posibilidad de competencia. Todo esto, fruto de la demanda que los tres grandes del fútbol chileno (Colo Colo, la U y la Católica) presentaron contra la ANFP por “incumplimiento de contrato” en los excedentes del Canal del Fútbol. Mayne-Nicholls, quien aboga por repartir el dinero de manera igualitaria entre todos los clubes, fue claro en sus conceptos: “Si llega a primar la posición de ellos, cosa que dudo, Colo-Colo ganará 4,3 millones de dólares al año, la U 4 millones, la UC 3,4 millones, el resto de los clubes un millón doscientos mil y los equipos de la Primera B 350 mil dólares por temporada. ¿Hay competencia ahí? Si es así, entonces yo quiero preguntarles a los principales accionistas de Colo Colo si está dispuestos a un sistema así de distribución en el país, donde los ricos ganen más y los más pobres ganen menos (…) Si los dos principales accionistas de Colo Colo creen en esto, yo lo encuentro lamentable”.
Hoy, en La Tercera, Gabriel Ruiz Tagle se escudó en su nuevo cargo para no opinar sobre sus negocios particulares, pero calificó como “penosas” las declaraciones de Mayne Nicholls “ya que con el pretexto de hacer notar una diferencia de carácter institucional se cuestione la conciencia social del Presidente de la República, justo en un momento que lidera la reconstrucción de un país devastado por un terremoto”.
El asunto, al que no viene al caso entrar en profundidades, está lejos de ser una excepción a la regla. La semana pasada, la Bolsa tuvo que detener sus operaciones porque las acciones del Lan -aún propiedad de Piñera- se fueron al cielo justo el día del cambio de mando. Ayer se supo que un edificio levantado por la empresa constructora propiedad de Fernando Echeverría, Intendente de Santiago, fue clausurado en Huechuraba. Hoy en la radio escuchaba que el cómico logo que identifica al nuevo gobierno fue realizado entre gallos y medianoche por una agencia que se llama Hambre (qué adecuado nombre, podrían agregarle el “Muertos de…” ) sin licitación ni concurso alguno.
Una manifestación de conflicto de intereses al día no es poco, sobre todo si se prometió que esto no ocurriría y cuando es urgente demostrar aquello de que “la escobita nueva limpia bien”, aunque sea de propiedad privada.

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