Adelanto exclusivo del nuevo libro de Andrés Allamand

Gracias a las bondades del mercado pirata conseguimos una copia de “La estrella y el arco iris”, libro que Andrés Allamand lanza esta semana y en el que relata pormenores de lo que fue la campaña que llevó a La Moneda a Sebastián Piñera. Aquí les entregamos algunos párrafos escogidos:

Ilustración: Ajab

Santo Domingo, febrero de 2010
“Tuve sexo con Marcela. No puedo dormir. Busco unos Luckys en mis zapatos. No los encuentro. Decido salir a caminar para ordenar mis ideas. Ayer Seb nombró a su gabinete y no aparezco. Canalla. Avanzo por la desolada playa de Santo Domingo. Hace frío. Hijo de puta, quería ser canciller. Lloro. Un perro me sigue. Lo pateo. Vuelvo a la casa. Sexo con Marcela. Busco mis Luckys y no los encuentro. Enciendo la televisión. Dan un reportaje sobre el perfil de los nuevos ministros. “¿Quién chucha es Alfredo Moreno?”, pienso. Tomo del vodka barato que hay debajo de la cama. Vomito. Voy a escribir un libro. “Me las pagarás, Sebastián Piñera, me las pagarás”.

Santiago, plena campaña, Junio de 2009
“Estamos esnifando en el baño por largo rato junto a Luciano, Jovino, dos de Tantauco, Hernán chico y un pololo de mi hija. No he dormido en tres días. Estoy tomando tres dosis diarias de Demerol para tranquilizarme. Seb entra al baño. Todo bien. Me aparta a una de las casetas y me pregunta si quiero ser canciller. En broma, le digo que prefiero Bienes Nacionales. “No jodas”, dice. “Di que sí y prepara tus maletas”. Creo que le dije que sí, pero estaba bajo la influencia del Demerol. En la caseta del lado está cagando muy hediondo un pelado de barba y anteojos que nunca he visto. A la salida atrapa a Seb y le habla por largo rato. De reojo me miran. Después averiguo que el pelado se apellida Moreno y le gusta disfrazarse de milico”.

Arenazo, Agosto de 2009
“Seb me cita a su camarín. Está tenso, en un par de horas le toca dar su discurso. Le digo que se masturbe pero no me hace caso. Cecilia llama a su IPhone. Seb lo mira con hastío y lo tira al suelo. “Escucha – me dice- quiero que te deshagas de Schaulsohn y Flores esta misma noche”. Le pregunto cómo y me dice que no tiene idea. “Si quieres ser un maldito ministro de la conchesumadre relaciones y la puta que lo parió exteriores haz lo que te digo”. Me da un abrazo cariñoso y me pide que me vaya. Esa noche cito a Flores y Schaulsohn a mi casa. Marcela prepara unos gin con gin y cianuro. Se toman dos o tres cada uno y no les pasa nada. Reímos de buena gana. Se van borrachos y felices. Me duele la cabeza”.

Primera vuelta, 13 de diciembre de 2009
“Cómo detesto a Coloma, lo odio, lo odio. Voto por Marco y no me arrepiento. El voto es secreto. Seré canciller y luego desertaré y exigiré un nuevo desalojo. Más Demerol, Marcela, por favor. Me llama una de mis hijas, no recuerdo cuál, para darme una estúpida noticia: se va a casar con un actor. Qué espanto. Desde la travesía por el desierto que no sentía la boca tan seca. Voy al baño. Están Luciano y los otros siguiendo los resultados en una pantalla que colocaron sobre la taza del water. Llega Pato Navia pero nadie lo saluda. Salgo asqueado del comando, me saco la corbata, corro por el parque que va a un costado el Mapocho sin que nadie repare en mí. Suena el Blackberry. Es mi hija. “¿Cambio de planes?”, pregunto esperanzado. “No, papá, sólo llamaba para decirte que te adoro”. Lloro, llamo a Marcela, viene por mi, compramos una cassatta y hacemos el amor sobre la alfombra. Busco mis Luckys. No los encuentro”.