El retorno de Longueira: Lo que se mueve en la UDI

Por PABLO VERGARA
Se dio un tiempo para hablar y cuando sacó la voz apuntó directamente a La Moneda. Un jueves estuvo con Piñera y los parlamentarios UDI allá y dijo todo lo que al día siguiente contó en La Segunda. Longueira regresó y el principal partido de derecha comienza a dibujarse de nuevo.
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En una reciente entrevista de Pablo Longueira en La Segunda, parte de los dardos del emblemático senador UDI apuntaban a la oficina del ministro del Interior de Sebastián Piñera, Rodrigo Hinzpeter. Longueira habló de falta de equilibrio, desprolijidad en la instalación del gobierno y sobre todo dijo que le había parecido “lamentable” que Hinzpeter mostrara por la prensa cómo le había doblado la mano al ministro de Hacienda, Felipe Larraín, en el tema tributario. “Es una pésima señal (…) Un espectáculo vergonzoso que aparezcan estas filtraciones”.

El viernes que apareció hablando, la derecha se reactivó. Especialmente la UDI, desde donde habían estado saliendo mensajes constantes de distancia hacia La Moneda. Senadores como Víctor Pérez, Jovino Novoa y Andrés Chadwick y diputados como Gonzalo Arenas e incluso Iván Moreira habían estado rayando la cancha. El fantasma de la desafección gremialista frente a un proyecto que los deja mirando por la ventana está allí.

Por lo pronto, Longueira terremoteó el debate que la UDI viene preparando sobre la continuidad o la sucesión del senador Juan Antonio Coloma al frente del partido. Las críticas a Coloma vienen de tiempo atrás, del día que éste empezó a negociar con RN y Piñera el apoyo al entonces candidato y lo acusaron de no dejar que una candidatura gremialista creciera, incluso para llegar a una mejor negociación con sus socios. Las posteriores designaciones de autoridades fueron baldes de agua fría sobre Coloma.

Ahora, con Longueira desplegado y aunque él mismo dijera que “no es el minuto para pensar en la interna UDI”, la posibilidad de tenerlo otra vez a cargo del partido crece, a medida que parlamentarios y dirigentes empiezan a reunirse para pedírselo. Mientras, Coloma se declara en “proceso de reflexión” y Novoa, el otro dirigente histórico del partido, recibe peticiones para entrar al ruedo. Y si bien en cartas y en la propia entrevista Longueira ha dicho que mantiene su deseo de permanecer al margen, en la UDI no son pocos los que dicen que “no ha dicho que no”.

La irrupción de Longueira es quizá en el peor momento de la relación del partido con La Moneda. No son pocos los que hoy dicen que la UDI encabeza la oposición (el mismo Longueira dijo que tal vez no apoyaría los proyectos de impuestos en el Senado). Lo del jueves acaso fue el punto de quiebre, porque si bien Longueira fue enfático frente a Piñera y su ministro del Interior, sí podría marcar un giro en cómo el gobierno piensa tratar a la UDI.

Pero el problema es cómo.

El gobierno ya descartó la idea de crear el comité político paralelo que incorporaría la voz de los gremialistas, de modo que poco puede ofrecer. Y los cargos principales del gobierno ya están cortados.
Un callejón similar enfrenta la UDI: desde marzo que vienen rumiando el descontento y ya han empezado a expresarlo. Y de tanto oír alegatos, muchos sienten que tienen que pasar a hacer algo.

Y el tema es qué.

La tensión, eso sí, no da para un quiebre. Lo más probable, dicen en el partido, es que de acá al Mundial -sí, porque el Mundial será un oasis para la política nacional- emerja una directiva unida pro-alianza pero algo distante del gobierno, o al menos con varios cortafuegos que espanten el fantasma de parlamentarios UDI “díscolos”.

Lo que sí está clara es una cosa en el partido: el 21 de mayo, sí o sí, Piñera debía enviarle al partido y a su presidente un gesto, un cariñito, que aplacara los vientos que empiezan a levantarse en la casona de calle Suecia.
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* Este texto fue publicado hace una semana, en la edición impresa de The Clinic.