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Opinión

28 de Mayo de 2010

Mohamed Said Rumie, vocero de la mezquita Az Salam y el caso del paquistaní: “Esto huele a podrido”

Claudio Pizarro
Claudio Pizarro
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Por Claudio Pizarro Ilustración: Max Bock
Está hasta la coronilla. Dice que la detención del pakistaní es un montaje, que jamás llamó a Investigaciones y que duda de Estados Unidos. Acá, cuenta los problemas que ha tenido con los salafistas, el grupo al que la policía sindica como los cercanos al pakistaní y que son dirigidos por un chileno.
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Hace poco se filtró que desde la mezquita habrían llamado a Investigaciones para acusar la presencia de un grupo extraño. ¿Es cierto?
-Eso es falso, si yo tuviera una prueba fehaciente de algún tipo de vinculación que demostrara que una persona o grupo estuviera preparando una cosa violenta, ajena a nuestras prácticas, no llamo a Investigaciones, lo denuncio a la justicia.

Investigaciones dijo que se trataba de siete personas y que conformaban una célula terrorista. ¿Qué piensa al respecto?
-Cuando nosotros conocimos la existencia de esa gente hicimos una publicación en La Tercera, el 21 de marzo, donde aclaramos que no nos hacíamos responsables de las cosas que ellos hicieran porque en el mundo islámico tienen fama de ser un grupo excluyente y violento. Lo que intentamos fue dejar en claro que somos un grupo totalmente distinto a ellos.

¿Se refiere a la corriente salafi encabezada por Jorge Orrego?
-Sí, el salafismo lo que busca es volver a las bases iniciales de cuando se creó el Islam. Ellos excluyen en su filosofía a los sufíes, los chiítas, y a otros grupos que no piensan como ellos. Los consideran desviados. Y acusar a otro musulmán de desviado significa que yo tengo un conocimiento total como para justificar esa aseveración y estos muchachos recién estaban ingresando al Islam. No tienen un piso.

¿Conoció a Orrego?
-No conozco a ese señor, nunca lo he visto en mi vida…

¿Y a los otros miembros?
-Los otros iban a la mezquita pero ya no van. Pienso que es gente que adhirió a una causa sin medir la consecuencia de sus actos. Si apenas llevan ocho meses en el Islam.

¿Eso generó cierto roce en la mezquita?
-No generó ningún conflicto, nosotros hicimos la publicación y punto. Ellos siguen en lo suyo, tienen una pagina web, manejan información y la entregan a quien la quiera.

¿Los reparos empezaron cuando ustedes se enteraron que practicaban el salafismo?
-Claro, pero en cuanto supimos buscamos la manera de conversar con ellos y hacerles ver que estaban en un camino erróneo, porque creímos que era una manera de proteger a la mezquita y a la comunidad islámica de cualquier acto que hubiera en el futuro y separar aguas con ellos

¿Qué impresión tiene de Saif?
-Lo conocí un día en la mezquita cuando estaba recién llegado, nos presentamos, me dijo que venía a estudiar hotelería, hablamos un par de veces y nada más.

¿Qué piensa de él?
-Creo que es víctima de un manejo, alguien decidió hacer una acción contra la mezquita y lo eligieron a él.

¿Quién? ¿Estados Unidos?
La verdad es que desde que lo invitaron a la embajada han ocurrido cosas muy extrañas.

¿Cuál es su juicio personal?
-Esto huele a podrido. La mezquita tiene 23 años en Chile y los musulmanes más de 120 años en el país. Hemos sabido ganar un espacio de respeto con tolerancia. Mis abuelos están sepultados acá al igual que mi padre. Extranjeros que vinieron a hacer un Chile mejor. No hay que alarmar a la población porque de repente puede crearse una islamofobia. Da la impresión que es el momento oportuno de crear una duda respecto al Islam en Chile y esa es la manera de ponerle una traba.

¿Cree que todo es un montaje?
-A mí me huele que sí, aquí hay una dignidad de una comunidad que no ha sido respetada. Le voy a decir algo más: si usted busca salafismo en Internet hay afirmaciones de varios imanes, nuestros sacerdotes, que dicen que el salafismo está inoculado por el servicio de inteligencia norteamericano para justificar lo que viene después…

¿Qué?
-Lo que hicieron en Irak, justificar medidas de fuerza, de represión, endurecer posturas, coartar libertades. Fueron a buscar armas de destrucción masiva y hasta ahora no ha aparecido ninguna. Hoy en día hay un millón y medio de muertos en Irak que antes estaban vivitos y coleando. Nadie puede decir que Irak está mejor que antes de la invasión. La gran pregunta es quién se está beneficiando con todo esto.

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