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Mundo

4 de Junio de 2010

Investigación periodística confirma conflictos de intereses: La OMS y el negocio de la gripe porcina

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Ya hace tiempo que se viene dudando de la acción de la Organización Mundial de la Salud durante la “pandemia” mundial de gripe AH1N1. Hasta ahora los cuestionamientos a la OMS en este sentido habían sido tachados como paranoicas teorías de la conspiración. Pero la prestigiosa revista científica Brithish Medical Journal y el Bureau de Periodismo de Investigación de Londres han publicado una trabajo que lleva las denuncias a otra categoría, revelando los conflictos de intereses que atravesaron las decisiones del organismo internacional frente a la supuesta emergencia mundial y como estas decisiones significaron ganancias astronómicas e injustificadas para dos grandes laboratorios a costa del presupuesto de salud de los países de todo el mundo. Presentamos un extracto traducido de esta investigación:

Por Deborah Cohen (editora, British Medical Journal) y Philip Carter (periodista, el Bureau de Periodismo de Investigación de Londres)
Los científicos que dieron asesoría clave a la Organización Mundial de la Salud en la planificación frente a pandemia de gripe porcina, habían hecho trabajos remunerados para las empresas farmacéuticas que terminaron beneficiándose de la orientación que prepararon. Estos conflictos de interés nunca han sido revelados públicamente por la OMS. Es más, la OMS ha desestimado las investigaciones sobre su manejo de la pandemia A/H1N1 como simples “teorías de la conspiración”.
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La próxima semana se cumple el primer aniversario de la declaración oficial de la pandemia de la gripe AH1N1. El 11 de junio 2009 la Dra. Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud, anunció a los medios de comunicación del mundo: “He realizado consultas con destacados expertos en gripe, virólogos, y personeros de salud pública. En línea con los procedimientos establecidos en el Reglamento Sanitario Internacional, he recabado la orientación y el asesoramiento de un Comité de Emergencia establecido para este fin. Sobre la base de la evidencia disponible, y de las evaluaciones de expertos sobre esta evidencia, los criterios científicos para declarar una pandemia de gripe se han cumplido… El mundo está ahora en el inicio de la pandemia de gripe del 2009. ”

Fue la culminación de 10 años de planificación de la preparación pandémica de la OMS -años de reuniones del comité con expertos reclutados en todo el mundo, además de montones de proyectos y documentos que ofrecen orientación a los gobiernos. Pero un año después, los gobiernos que siguieron el consejo de la OMS se desentienden de sus contratos de compras de vacunas, mientras que dosis de oseltamivir (Tamiflu) y zanamivir (Relenza), valorables en varios miles de millones de dólares (compradas con los ya limitados presupuestos de salud), se encuentran sin utilizar en almacenes de todo el mundo.

Una investigación conjunta por el BMJ y el Bureau de Periodismo de Investigación ha descubierto evidencia que plantea preguntas preocupantes acerca de cómo la OMS sostuvo conflictos de intereses entre los científicos que aconsejaron su planificación frente a la pandemia, y sobre la transparencia de la ciencia en que se basa su asesoramiento a los gobiernos. ¿Fue apropiado para la OMS el tomar consejo de expertos con declarados lazos económicos y de investigación con las empresas farmacéuticas productoras de medicamentos antivirales y vacunas contra la gripe? ¿Por qué un experto en gripe que había recibido el pago de otros trabajos de Roche, fabricante de oseltamivir, y GlaxoSmithKline, fabricantes de zanamivir, fue el hombre clave de la OMS? ¿Y por qué la composición del comité de emergencia al que Chan pidió orientación sigue siendo un secreto, que sólo conocen los de la OMS? Nos queda la preguntando de si es que las principales organizaciones de salud pública son capaces de gestionar con eficacia los conflictos de intereses que son inherentes a la ciencia médica.

Ya la OMS, por el manejo de la pandemia, ha sostenido a un número sin precedente de revisiones y consultas con organizaciones como el Consejo de Europa, el Parlamento Europeo, y la propia OMS, tras las denuncias de influencia de la industria. La Dra. Chan ha rechazado estas denuncias como “teorías de la conspiracion”. A principios de este año, durante un discurso en los Centros para el Control de Enfermedades y Prevención de Atlanta, dijo: “La OMS prevé una estrecha vigilancia de sus decisiones, pero no esperábamos ser acusados, por algunos políticos europeos, de declarar una pandemia falsa con el asesoramiento de expertos vinculados a la industria farmacéutica, para obtener algún beneficio personal de la pujante industria”.

La investigación del parlamentario británico Paul Flynn, miembro del Consejo del Parlamento Europeo, que se publicará hoy, será fundamental. Informará que la toma de decisiones en torno a la crisis del AH1N1 ha carecido de transparencia. “Algunos de los resultados de la pandemia, como se ilustra en este informe, han sido espectaculares: distorsión de las prioridades de los servicios de salud pública en toda Europa, el derroche de grandes sumas de dinero público, la provocación de miedo injustificado entre los europeos, la creación de riesgos para la salud a través de vacunas y medicamentos que podrían no haber sido lo suficientemente probado antes de ser autorizados por procedimientos de vía rápida, son todos ejemplos de estos resultados. Estos resultados deben ser críticamente examinados por las autoridades de salud pública en todos los niveles, con miras a la reconstrucción de la confianza del público en sus decisiones”.

La investigación realizada por el British Medical Journal y el Bureau de Periodismo de Investigación de Londres revela un sistema en pugna por gestionar el conflicto inherente entre la industria farmacéutica, la OMS y el sistema público de salud mundial. Todos este sistema se basa en el mismo grupo de expertos científicos. Nuestra investigación ha identificado los científicos clave que participan en planificación frente a la pandemia para la OMS, que tenían intereses declarables, algunos de los cuales son o han sido financiados por empresas farmacéuticas que se beneficiarían de la orientación que redactaron. Sin embargo, estos intereses no han sido públicamente revelados por la OMS. Y, a pesar de reiteradas peticiones de la BMJ y el Bureau de Periodismo de Investigación, la OMS no ha proporcionado ninguna información acerca de si este tipo de conflictos declarables de los expertos en la materia y lo que, en cualquier caso, se hace frente a estos conflictos.

Es esta falta de transparencia en los conflictos de intereses, junto con un cambio documentado de la definición de pandemia y preguntas sin respuesta sobre la base de pruebas para las intervenciones terapéuticas son las que ha llevado a la aparición de las “teorías de la conspiración”.

La OMS afirma: “los posibles conflictos de interés son inherentes a cualquier relación entre una agencia de desarrollo normativo de la salud, como la OMS, y una industria impulsada por el lucro. Similares consideraciones se aplican cuando los expertos que asesoran a la Organización tienen vínculos profesionales con las empresas farmacéuticas. Numerosas salvaguardias están disponibles para gestionar los posibles conflictos de interés y su auditoria”.

Otro factor que ha alimentado las “teorías de la conspiración” es la manera en que el riesgo ha sido comunicado. Nadie discute la dificultad de comunicar una situación de incertidumbre o el concepto de riesgo en una situación de pandemia. Sin embargo, un experto mundial en comunicación de riesgos, Gerd Gigerenzer, director del Centro de Comportamiento y Adaptación Cognitiva del Instituto Max Planck, en Alemania, dijo a BMJ / Bureau de Periodismo de Investigación: “El problema no es tanto que comunicar incertidumbre sea difícil, sino que la incertidumbre no se ha comunicado. No había base científica para que la OMS estimara 2 mil millones de probables casos de AH1N1, y sabíamos poco acerca de los riesgos y beneficios de la vacunación. La OMS mantuvo esta estimación de 2 mil millones, aun después de que la temporada de invierno en Australia y Nueva Zelanda mostró que sólo alrededor de una a dos personas de cada 1000 personas eran infectadas. Por último, pero no menos importante, se modificó la definición misma de una pandemia”.

Durante años se había definido pandemias como brotes causan “un enorme número de muertes y enfermos”, pero, a principios de mayo 2009, se eliminó esta frase -que describe una medida de intensidad- de la definición.
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La investigación completa en inglés se encuentra siguiendo este enlace.
Traducción: JPB

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