Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Mundo

16 de Junio de 2010

Chile 1 – Honduras 0: La chilena pilla y los alemanes

Por

Texto y foto: Leo Salazar, desde Nelspruit, Sudáfrica

La mujer chilena de iniciales M.F.C. ingresó a la tribuna preferencial del Mombela Stadium siendo que tenía entrada de galería, en el partido en que Chile ganó en un Mundial luego de un buen rato.
De 28 años, la joven aceptó revelar su historia bajo anonimato y sin aceptar fotografías. Dice que entró por el sector de tribuna con cara de despistada, pero que siempre su objetivo fue meterse en una ubicación mejor a la suya, cuyo costo fue de 80 dólares. Cuando un débil control le pidió su boleto, ella lo mostró rauda y avanzó como si fuera al baño.
Adentro, se sentó como si nada pasara atrás de unos alemanes. “Estábamos en el Parque Kruger y aprovechamos de ver este partido”, contó el germano vestido con bandera y gorro de su país.
Efectivamente la mujer chilena pasó colada, aunque los filtros de seguridad eran mínimos respecto a los de la capital. En Nelspruit hubo manga ancha. Quizás porque el de Honduras con Chile era un encuentro cuyos tickets no se habían agotado. Tanto, que en el entretiempo del duelo de anoche, entre Brasil y Corea del Norte, la FIFA promocionó el partido de la “Roja” con un aviso: Quedan entradas disponibles.
La tribuna de prensa en el Mbombela estaba a la mitad, y los fotógrafos eran un cuarto de los que se vieron en los matchs de Holanda, Alemania o Argentina, por ejemplo.
La masa de hinchas, de entre los 32.664 espectadores –de las más bajas de la Copa hasta ahora- eran rojos de Chile, seguidos por amarillos de Sudáfrica pero que gritaban por los de Bielsa y unos cuantos hondureños, dejando en cuarto y último lugar a los alemanes.
Como que los guardias y voluntarios no estaban eufóricos y rígidos como en los otros partidos del Mundial. El árbitro era de las Islas Seychelles y ayudaba al ambiente de calma.
“Llama a Zamorano, es mi amigo”, gritaba un chileno hacia la tribuna de prensa. Estaba saciado de las cervezas que vendían en el mismo estadio. “Valen callampa”, lanzó otro nacional a cinco minutos del final, cuando Matías Fernández se perdió una buena opción. “Soy chileno conchetumadre, tenís que apoyar con el corazón”, le respondió un gordo, con la cara pintada de blanco, azul y rojo.

Notas relacionadas