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Opinión

18 de Julio de 2010

La carta del interventor De Paolis a los legionarios: Desembarca un monseñor experto en lucas

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THE CLINIC PRESS
“El Santo Padre Benedicto XVI me ha nombrado ‘Delegado para la Congregación de los Legionarios de Cristo’ y me ha conferido el encargo de gobernar en su nombre vuestro Instituto Religioso ‘durante el tiempo que sea necesario…’ ”. Con estas palabras, que remarcan el poder total y absoluto con que asume, se presenta a los miembros de la Legión el interventor monseñor Velasio de Paolis, hasta hace una semana presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos del Vaticano (cargo equivalente al de ministro de Hacienda del papado).

De Paolis además de ser considerado uno de los mayores expertos financieros de la curia, es considerado hombre de máxima confianza de Tarsicio Bertone, el secretario de Estado del Vaticano, famoso en Chile por sus polémicas declaraciones durante su visita oficial al país, en las que relacionó la pedofilia con la homosexualidad.

Juan Pablo II definió en su tiempo a Marcial Maciel como “un ejemplo para la juventud”.>

El hecho es que un funcionario papal de un claro perfil económico ha sido designado para intervenir la organización, sacudida por los escándalo de su fundador, el mexicano Marcial Maciel, desenmarcarado públicamente en su triple vida como un pederasta reincidente, además de padre biológico de gran cantidad de hijos con diversas mujeres, que también vivía una existencia de lujos y ostentación, con un presupuesto estable de U$20 mil ($10.6 millones) mensuales para gastos personales.

Eso, sin olvidar una larga serie de otras irregularidades que han salido a la luz más recientemente, como la existencia fuera del derecho canónico de la rama femenina de la congregación, Regnum Christi, que ha sido descrita por investigaciones de la prensa internacional como un ámbito en el que 900 mujeres (entre ellas una hija de Joaquín Lavín) se encontrarían virtualmente esclavizadas, aisladas y sometidas a vigilancia abusiva por parte de sus “directores espirituales”.

En medio de este panorama, el nombramiento del financista De Paolis ha sido considerado por diversos observadores como una decisión elocuente de los principales intereses del papado con respecto de la Legión.

“Con el designado De Paolis, debemos entender que el nombramiento es el mensaje”, señala el sociólogo mexicano experto en temas religiosos Carlos Martínez García, en una columna para el periódico La Jornada. “Todos los escándalos, los excesos, múltiples máscaras de Marcial Maciel, y su correspendiente daño continuado en las vidas de quienes abusó y engañó, son marginados por la voluntad papal de privilegiar el esclarecimiento de los caudales que manejan los legionarios (…) Con De Paolis al frente, la encomienda tiene por principal objetivo desentrañar los mecanismos encubridores de los que se valieron Maciel y sus allegados para tener inversiones lejos de los dominios del Vaticano. Es decir, la operación del nombrado por el Papa tiene más de investigador bancario que de pastor en busca de resarcir los daños morales internos y externos” finaliza Martínez García.

UNA CARTA EN CLAVE ECLESIÁSTICA

Monseñor Velasio de Paolis, ex prefecto de Asuntos Económicos del Vaticano, ahora interventor de los Legionarios de Cristo.>

Como dándole la razón a estos análisis, la carta de presentación de De Paolis a los legionarios no contiene referencia directa alguna a Maciel y sus escándalos. Sólo incluye un críptico párrafo, redactado en un estilo eclesiástico, que parece destinado a dar vuelta la página sobre ese tema:

Dice De Paolis: “En este momento me es grato subrayar que la Iglesia, después de haber prestado la necesaria atención a los hechos, sucesos y personas –que habrían amenazado de raíz la misma congregación si la Iglesia, con su amor lleno de sabiduría, inspirada no en criterios de la carne sino del Espíritu, hubiera omitido intervenir-, ahora la Iglesia, movida por ese mismo amor, contempla la hermosa realidad que sois vosotros, vuestra congregación”.

Es decir que, de acuerdo a las propias palabras de De Paolis, ya habría terminado la etapa de las investigaciones, que finalizan sin que se haya publicado un informe final sobre los escándalos sexuales e irregularidades canónicas de la Legión, y se pasa a una etapa de intervención centrada en lo administrativo.

El propio De Paolis, en este sentido, aclara en su carta que su objetivo final como “delegado personal del Papa” es principalmente administrativo, pues debe conducir la congregación a la realización de una reunión (el Capítulo General Extraordinario), “en el que será aprobado el nuevo texto de las Constituciones” (reglas, normativas y organigrama de la congregación).

A reglón seguido De Paolis agrega que: “deseamos que el camino se concluya con un renovado compromiso de fidelidad al Señor en la vida religiosa y sacerdotal, con un pacto que renueve la alianza de amor entre vosotros y el Señor, de modo que a la fidelidad eterna del Señor corresponde cada uno de vosotros la propia fidelidad con un nuevo compromiso con Él para siempre, para toda la vida, al servicio de su reino”. De acuerdo a fuentes familiarizadas con el lenguaje hermético utilizado por las autoridades eclasiásticas en este tipo de documentos, al incluir la expresión “fidelidad” tres veces en una misma oración y hacer otros guiños parecidos, De Paolis se refiere a que la redacción de las futuras Constituciones disminuirán los niveles de autonomía administrativa de la Legión respecto de la autoridad papal, anulando muchas de las atribuciones discrecionales que los directivos del grupo han tenido hasta este momento.

De Paolis finaliza su carta con un llamado a mantener la maquinaria en funcionamiento y a no romper filas: “Se puede entender que algunos estén pasando por momentos difíciles, que algunos hayan pensado ya en otros caminos, y otros quizá los estén considerando. La vocación es algo demasiado serio para que se pueda tomar una decisión sobre ella en un momento de desorientación. Es preciso reencontrar la serenidad del espíritu y del alma, porque la decisión hay que tomarla delante de Dios, en la fidelidad a Jesucristo, que vosotros habéis escogido como rey de vuestra vida. Tengamos paciencia. Recorramos con humildad y fe el camino de la renovación”.

EL VATICANO EN NÚMEROS ROJOS

“La cuestión financiera es de sumo interés para un organismo gigantesco como la Iglesia católica, que cuenta con una alta burocracia eclesiástica a la que es muy oneroso sostener”, señala en La Jornada el experto Carlos Martínez García. “Sobre todo el tema llama la atención en Roma, ya que por segundo año consecutivo el Vaticano tiene números rojos. En 2009 la Iglesia católica tuvo pérdidas por 5.2 millones dólares. En el año anterior sus ingresos ascendieron a 314 millones 774 mil 61 dólares; en tanto que los gastos alcanzaron 319 millones 935 mil 228 dólares. El retroceso fue menor al verificado en 2008, cuando en ese periodo las cuentas vaticanas sufrieron por la crisis económica y tuvieron un déficit de 22 millones 688 mil 628 dólares”.

Agrega Martínez García que “según Federico Lombardi, vocero del Vaticano, el déficit disminuyó en 2009 porque fue posible absorber las fluctuaciones negativas de un año antes”. Estas fluctuaciones negativas se verificaron por causa de compra de títulos de bolsa que cayeron durante la crisis internacionl, provocando cuantiosas pérdidas a las inversiones vaticanas. “O sea”, dice Martínez García, “como en cualquier conglomerado que busca el lucro, los expertos financieros de la Iglesia católica especulan con acciones y, a veces, en el pecado llevan la penitencia”.

Tras estos traspiés bursátiles, la Legión del pederasta Maciel se vuelto un botín que podría solucionar buena parte del entuerto económico pontificio.

Agrega Martínez García: “En su exitosa opción preferencial por los ricos, Marcial Maciel y la actual cúpula de la Legión de Cristo (particularmente Álvaro Corcuera, director general, y Luis Garza Medina, vicario general) fueron muy exitosos en recaudar cuantiosos donativos si se les compara con cualquier televangelista estadunidense (…) Tal vez Velasio de Paolis debiera considerar hacerse de asesores especializados en seguirle la pista al dinero resguardado en paraísos fiscales. Porque, además de ser un mago en las artes de convencer a grandes empresarios y sus familiares para que contribuyeran con un porcentaje de sus fortunas a la causa de los legionarios (más bien para la causa personal del legionario mayor: darse la buena vida por todo el mundo), Maciel supo, ayudado por quienes dicen nunca haberse enterado de los excesos de aquél, hacer trasiegos de buena parte de lo recibido para supuestas obras pías”.

    Ilustración: Marcelo Calquín

CONGREGACIONES INTERVENIDAS POR PLATA

A lo largo de la historia de la Iglesia Católica, diversas congregaciones y organizaciones religiosas han sido intervenidas por El Vaticano por motivos económicos. La más famosa y divulgada actualmente es la persecución de la orden de los templarios, verdaderos magnates bancarios y genios de la acumulación de capital, que fueron acusados de practicar la homosexualidad en rituales secretos y condenados a la hoguera en el siglo XIV. Un manuscrito (Processus contra Templarios) revelado por el Archivo Vaticano en el 2007, confirma que, pese a que el papa de la época -Clemente V- bendijo la persecución, no estaba convencido de la culpabilidad de la orden, considerando en su decisión pública razones de estado, como la supuesta posibilidad de que ocurriese un “cisma”, y que un sector de los acusadores de los templarios dejara de obedecer los dictados de Roma.

A fines del siglo XVIII la Compañía de Jesús fue suprimida por el papa Clemente XIV, al tiempo que sus miembros eran expulsados de los territorios gobernados por monarcas absolutos, debido el enorme poder económico acumulado por la orden y a la presión política de los reyes católicos, cansados de la permanente actuación de los jesuitas como agentes directos del pontífice en sus dominios.

Pero hubo otras intervenciones pontificias originadas en motivos económicos más sorprendentes, como la que sufrió en el siglo XIII la recién creada orden de los franciscanos. Esta intervención tuvo como objetivo principal obligar a la congregación a poseer bienes materiales y propiedades inmuebles, en contra del deseo original de su fundador San Francisco de Asís, que promovía la vida en pobreza y el vagabundeo libre de los monjes por el campo.

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