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Cultura

19 de Julio de 2010

“No estoy en la escala valórica de lo habitual… No ando buscando ser protagonista”

Actualmente graba la serie “Prófugos” para HBO, donde interpreta un narco que venga la muerte de su hijo. Luis Dubó está acostumbrado a estos personajes temibles y terribles del bajo fondo, cosa que no le molesta en absoluto. A propósito de eso, lo entrevistamos, y aprovechamos para hablar del Chile profundo y de por qué, contrario a lo que se creería, no le gustan los garabatos: “son muy escatológicos, suenan muy feo”, dice.

Por

POR MACARENA GALLO • FOTO: ALEJANDRO OLIVARES

¿Qué te pareció la derrota de Chile frente a Brasil? Al final se repitió la misma historia de siempre…
-Vi la mitad del partido, porque caché lo que iba a ocurrir. Siempre nos ilusionamos demasiado. Le ponemos mucho sueño a los sueños. Después se rompen y vienen las frustraciones. Es muy sicótico este país y le pone mucho color a todo. Pasamos de la alegría a la depresión absoluta en un día. Y es muy difícil. Las cosas no se cambian de un día a otro. El experto es experto y la hace. Pero no se puede pretender de un día a otro ser campeón del mundo. Si la huevá no funciona así. La vida no es así.

Pero todos compramos esa ilusión y nos sentimos ganadores por un rato.
-Pero es que la tele, la radio, los diarios, los titulares, arman un mall de ilusiones. Y compramos eso. Y no es así. Siempre vamos a los extremos. Pero es divertido, gracioso, que seamos tan locos.

¿Qué te parece que aunque no se logró pasar a cuartos de final, Piñera haya querido recibir a los jugadores en La Moneda como héroes?
-Siempre es así. Son pequeños triunfos dentro de nuestras pequeñas historias heroicas. Se urden afanes. Son puros empeños. Y finalmente lo que logra construir son los trabajos a largo plazo, las profesiones, los oficios, la perseverancia. Esta bipolaridad habla de un país pequeño, donde hay poca gente. Pienso que hay que recuperar al chilenito bueno, al chilenito viejo, los señores respetuosos, esa gente que no se engrupe, que va por la vida tranquilamente. Y escriben, hacen poemas maravillosos. Hay que cambiarse de foco. Tenemos que irnos para la rayuela corta, hay que jugar a la brisca, jajaja, para que seamos campeones. Pero no hagamos sufrir más a los cabros. No les generemos frustración. Levantan ídolos y después los botan. Eso no tiene que ser.

¿Qué te pareció que tras los triunfos de Chile alguna gente saliera a romper todo a Plaza Italia?
-Llama la atención que todo acá sea tan extremo, que estemos viviendo en el extremo más austral del mundo y estemos llenos de los terremotos más gigantes; y que cuando Chile gana, destrocen la plaza. Hay una rabia social contenida muy fuerte. Se ha cultivado demasiada injusticia. El tema es que se bombardeó tanto a la mayoría, que es el pueblo, con la distribución de la riqueza en manos de una minoría, que generó una sociedad llena de rabia que se confunde y eso hace que en vez de festejar, destroce.

GARABATOS

¿Por qué siempre te tocan personajes de flaites?
-Lo mío va por rescatar el Chile profundo, no lo flaite. Ese Chile en el que me crié, donde la gente del pueblo era respetada y querida. Eran poderosos y nadie los miraba en menos hasta que llegó la dictadura, que produce un quiebre y que establece el gobierno del dinero, del “one dolar”, del cuánto tienes/cuánto vales. Ahí se empezó a restablecer una ética del ser humano que nos tiene como nos tiene. Ahora todo esto pasó de moda. En todo el mundo hay una vuelta, un rescate identitario, un respetar cómo es la gente, cómo vive y cómo es. Pero aquí aún no pasa eso. En Chile vivimos como en la provincia. O sea, Chile es la provincia de Chile, que vive atrasada como 20 años. Y Chile es la provincia del mundo. Entonces, estamos re atrasados. Tenemos un gobierno de derecha: en un mundo donde la economía de libre mercado está cayéndose a pedazos, nosotros la estamos asumiendo como un modelo. ¡Atrasados! La gente pro, la más adelantada, que entiende que el mundo se cae a pedazos, valora la identidad.

Has dicho que te has especializado en roles temibles y terribles, como el de ahora para la serie “Prófugos” de HBO, donde interpretas a un narco que venga la muerte de su hijo.
-En estos mundos del hampa, como decía Andrés Pérez, evidentemente se crean personajes literarios o cinematográficos. Por ejemplo, el narco por sí solo ya es un personaje. En su comunidad manda y tiene contradicciones porque está mandando fuera de la ley. En el caso de esta serie, nosotros tuvimos que internacionalizar la serie y ponerle un acento neutro al narco chileno para que nos entienda todo el mundo.

¿Tuvieron que sacar todas las chuchadas?
-Hay muy pocas. Además que los garabatos son muy escatológicos, suenan muy feo. Tiene muy poca alegoría. Generalmente, hacen alusión a los genitales, pero tienen muy poco juego poético. No es como el lunfardo argentino o español, que invoca a Dios para insultarte, creando una alegoría poética.

¿Y tú usas garabatos en la vida diaria?
-Sí, pero de los antiguos. El hueón es una institución junto a sus derivados, como la huevá y el hueveo. Antes el garabato no se utilizaba, era muy raro. Si ves “La Batalla de Chile”, te fijas que el chileno medio del gobierno de la UP no era garabatero. Sólo lo usaba en situaciones muy extremas, como cuando andaba curado. Pero se hablaba muy bien. Cuando nos atacaron tan violentamente, perdimos el respeto hacia lo mínimo.

Este personaje para HBO es un secundario. ¿Te molesta hacer siempre roles que no son los protagónicos?
-No estoy en la escala valórica de lo habitual. No ando buscando ser protagonista. Para serlo tienes que ser protagonista en la vida real. No puedes ser protagonista de una película y llevar una vida como la mierda. Son cosas que se traspapelan. Yo tengo un trabajo difícil y una vida difícil. Pero no dejo de ser protagonista a mi estilo, haciendo teatro, dirigiendo…

A propósito de teatro, Juan Radrigán decía que los actores al saludar se daban besos cada vez más cerca de la boca.
-Con el viejo Radrigán soy muy cercano. Y sí, el constante besuqueo… Como se le sacan tantas capas a la verdad, en un momento no hay verdad, porque son todos iguales, todos hermanos, los verdaderos afectos empiezan a perderse. Es una sensación de repetir, de hacer lo que otros hacen…

Pero, ¿encuentras que haya mucho mariconeo?
-Las opciones sexuales son respetables. Y si lo dice Radrigán, será que el viejo se estará poniendo encachado y tendrá que ponerse una peluca y unos tacos altos, jajaja. Pero no tengo idea de eso y no me interesa tampoco.

PUNCHI PUNCH

¿Cómo ves el país? Al contrario de lo que muchos piensan, dices que el chileno no es amargado, chaquetero y asegurado.
-Este nuevo nicho que han construido es así. Pero el Chile profundo es tremendamente solidario, poeta, amoroso, extraño. Hemos perdido la extrañeza de ser chileno raro del fin del mundo. Ahora todos son medios del Bronx, medios ingleses, medios punchi punch, no tenemos mucho que ver con la identidad profunda que nos hacía conocidos mundialmente. Estamos enfermitos. Tenemos que regenerar los espejos para poder vernos y recuperar a ese Chile profundo.

También has dicho que hay una esquizofrénica locura por conseguir la riqueza material y que nos han vendido una pomá que no es real. Eso lo decías cuando estaba la Concertación. ¿Ahora con Piñera es la misma mierda pero con otras moscas o lo ves distinto?
-Es infinitamente diferente. Tenemos a un señor que no tiene experiencia política, que nunca fue ni presidente de curso. Velar por el beneficio de los demás es una cualidad que no todos tienen. Porque sino todos seríamos presidentes de curso alguna vez. Hay que tener un ángel especial. Un cargo como éste no lo puede tener un hosco, un tímido o un tipo que no sale a ningún lado. Tiene que tener conciencia social, tener la capacidad de ser honesto, no este señor que se dedica a generar dinero sin siquiera gastarlo.

Dices que para transformarse en un país culto, Chile tendría que valorar los vinos y el ocio, revalorizar todas sus fiestas, las vendimias…
-Pero con el respeto que se tenía antes. Ahora a todo lo que es fiesta nacional le llaman huachaca, que es muy feo. Cuando era chico, era una falta de respeto ser huachaca. Incluso, en la cárcel, si le faltas el respeto al último condenado, estás comportándote como huachaca. Es lo último, muy malo valóricamente. Quisiera que revalorizaran las vendimias, las fiestas, pero eso no me hace ser huachaca. Soy chileno puro: bueno y re bueno. Pa`l vino, jajaja.

¿Bueno para el tinto?
-Sí, hace bien para la salud. Es antioxidante natural. Me encanta.

A propósito, ¿recuerdas alguna borrachera inmemorial?
-Dentro de mi memoria hay múltiples lugares donde se hizo fiesta hasta morir. Pero, en general, llevo una vida familiar tranquila.

Pero una cosa no quita a la otra.
-Es que ese tema no es el mío. Además, no soy enólogo ni borracho. Respeto mucho a los borrachos ilustres. Bukowski era un gran borracho. Respeto mucho a los que hacen de su vida un arte. Pero soy distinto. En este país se estigmatiza demasiado. Por eso a Chile le falta carnaval. Hay muchos excesos escondidos, ocultos. Nuestro país, en el último tiempo, ha caído en un nivel de hipocresía tremendo por estos mismos excesos que se ocultan.

A ti, ¿quién te enchucha hasta las cachas en Chile?
-Me dan rabia los pesimistas, los que dicen que no va a funcionar. Esos detienen todo. Tienen una enfermedad interior que los hace actuar así. Como piensan así, detienen procesos. Cuando me topo con ellos, me enferma, me hace mal, me enrabia. Me produce también una pena profunda. No puedo entender que el alma de una persona esté detenida. Me da rabia la falta de respeto, cuando hay injusticias en el trato con el otro, cuando te ponen la pata encima. Me da rabia que Chile se crea tan grande, siendo tan pequeño. Porque falta gente para llenar este territorio tan lindo. Me da rabia que nos roben tanto en todo. Puta, me da pena eso.

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