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Opinión

21 de Julio de 2010

Escaramuzas en la nieve, al grito de Patagonia sin Represas: La blanca batalla de Coyhaique

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Texto y foto: Patricio Segura
Desde Coyhaique
Redondo y estrecho se ve el mundo dentro de un iglú. Y más redondo y estrecho se percibe cuando tal casa de hielo se instala en el centro de la principal plaza de una ciudad cuyos administradores y algunos de sus habitantes se aterrorizan con la diversidad. Por sus mentalidades, precisamente, redondas y estrechas.

El chileno Rodolfo Rada, junto al colombiano Diego Vargas y al mexicano Javier Pérez, llegó a principios de junio a Coyhaique, proveniente de Canadá, en un auto propulsado por aceite vegetal reutilizado. Le llamaron Laura, una hembra de metal, fusibles y ruedas portadora de un simple mensaje: Ríos Libres y Patagonia sin Represas. Luego de recorrer todo el continente americano por 18 meses, el grupo se instaló en la capital de la Región de Aysén a hacer activismo. Del duro, pero también del lúdico y educativo.

En este mes y medio han hecho mucho. Han dictado talleres y conferencias a estudiantes de básica y media, participaron en la funa al vicepresidente ejecutivo de HidroAysén Daniel Fernández, han organizado ecofiestas y fueron parte del grupo de voluntarios que crearon diversas instalaciones y juegos de nieve para apoyar el Primer Festival Invernal que se realizó hasta este domingo en la ciudad. Han potenciado así el trabajo que durante años han realizado los propios habitantes de Aysén, principalmente jóvenes, por defender su espacio, catalizando el ímpetu y la rabia contenida que crece paulatinamente por la amenaza de las represas en la Patagonia.

Pero fue en dos de sus últimas puestas en escena donde dieron en el clavo en su intención de llamar la atención sobre la necesidad de que los espacios públicos vuelvan a ser eso, lugares del ciudadano. Desde el primer día aprovecharon el manto de nieve creado por el terremoto blanco que se desparramó por gran parte de la región para construir un muro de nieve de dos metros y medio en la plaza pentagonal. Y como guinda de una alba torta, desde este fin de semana pernoctan en un iglú construido en el mismo paseo peatonal e incluso transmiten al mundo su experiencia y su mensaje en tiempo real mediante webcam livestream. Son los okupas de la Patagonia.

Obviamente a no todos les cae en gracia la idea. En el portal de una emisora local los posteos han ido desde “es un estorbo para el libre transito, por qué mejor no lo hacen afuera de sus casas mejor” hasta “bien la acción del alcalde, éste es un espacio de todos y nadie en particular tiene derecho a obstaculizar el libre tránsito”. El último comentario alude a los dos intentos del alcalde de Coyhaique, el UDI Omar Muñoz, de destruir la represa de nieve. El último la noche del lunes 19, aprovechando la escasa presencia de personas, para que la mini retroexcavadora que despeja las calles terminara la abortada misión que ya la semana anterior había comenzado. Pero al igual que en aquella ocasión, fue imposible para el funcionario municipal lograr su objetivo, un grupo de voluntarios lo impidió por la fuerza. Porque la idea de quienes pensaron la estructura es que ésta sea destruida el sábado 24 de julio por la propia gente, como un simbólico acto en contra de las hidroeléctricas que quieren construir Endesa, Colbún y Xstrata en los ríos Baker, Pascua y Cuervo en esta misma zona. Infraestructuras que, al contrario de las de nieve de Coyhaique, serían irreversibles y a las cuales autoridades como Omar Muñoz ninguna molestia originan.

Hoy martes está nevando nuevamente. Para este día los voluntarios se han autoconvocado para formar turnos que permitan resguardar a toda hora la represa nival, instalación ciudadana que, al igual que el iglú, es símbolo de la diferencia entre querer un mundo redondo y estrecho, y ansiarlo abierto y holgado.

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