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Opinión

31 de Julio de 2010

¿Por la razón o las encuestas?

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Por Omar Villanueva Olmedo / Director OLIBAR Consultores

Es preferible gobiernos impopulares y con menos glamour y aplausos, pero que arreglen de una vez por todas los problemas reales de: salud, educación y cultura de los chilenos. Es quizás mejor tener gobiernos impopulares, pero que lideren el desarrollo económico y el crecimiento. Es en esto último donde el actual gobierno tiene sus mayores ventajas y no en “hacerse las lindas o las lindos” para las encuestas, como hemos estado habituados a observar en las últimas décadas, en que se gobierna -en ejecutivo y parlamento- “sin la razón y por las encuestas”.
La gente quiere ver cambios reales, crecimiento económico y mejores ingresos. La mayoría -de centro, izquierda, derecha y apolíticos- voto por un cambio en ese sentido. Hay que quebrar huevos, pero sin hacer h… ni meter las manos en los recursos económicos asignados al desarrollo. Hay que sacrificar las encuestas de corto plazo y actuar en vías del Chile del 2018 -otra vez el cuento del futuro de los prisioneros- que la oportunidad del Bicentenario 2010 pasó de largo. Igual tenemos que celebrar patrióticamente como buenos chilenos el cercano 18 de Septiembre y hacer las inauguraciones que correspondan y poner en marcha proyectos conmemorativos emblemáticos y aprender la lección para que no vuelva a pasar lo mismo en 8 años más.
El mejor marketing es el resultado, cumplir lo prometido y… después hacer “el cacareo”, recibir las críticas que bien las saben hacer los políticos para llegar al Gobierno o al Congreso en busca de sus privilegios. Al igual que, el IPC no es la inflación, las encuestas no son la realidad para una sociedad moderna en sus diferentes segmentos, pero algo indican lo que está sintiendo el pueblo y sus élites.
Empresarios a sus proyecto y a los nuevos emprendimientos, gobierno a cumplir lo prometido y a dar facilidades a las inversiones de grandes y pequeños empresarios y apoyar la creación y apertura de nuevos mercados. La gente quiere un gobierno apoyando innovaciones, que son las que dan empleos de calidad y mejores salarios a las naciones. Después evaluemos al término del periodo que para eso son las elecciones. Hay cientos de proyectos innovadores que esperan señales de los inversionistas, bancos, y el gobierno. Los proyectos de modernización son generadores de empleo y están a la gira para zarpar a los mares azules de las nuevas oportunidades. Hay una relación directa entre mejores salarios y más empleos con nuevas inversiones e innovaciones y no seguir dependiendo cebados de las materias primas y en particular el cobre.
Manejar un gobierno pegado a las encuestas es hacerlo guiados por el retrovisor, en vez de adelantarse criteriosamente al devenir y anticiparse en las decisiones. El corto plazo es solo eso, corto plazo. Las encuestas son un mal indicador del pasado para gestionar el futuro y buen negocio para quienes las realizan. Solo alimentan la chimuchina de la casta política que no nova ni se renueva para seguir como el gatopardo gobernando siempre los mismos. Existen otros instrumentos para guiar y monitorear los avances estratégicos de los países y evaluar sus logros. Si queremos saber lo que piensan y desean las personas en diversos ámbitos y temas la Constitución -aprobada por todos los chilenos y validada por todos los ex presidente electos democráticamente- tiene un mecanismo inteligente: el Plebiscito o Consulta Ciudadana, que los amantes de la democracia temen y no han usado desde hace 30 años. Algo habitual en las democracias avanzadas y en algunos municipios chilenos.
Lo importante es la coherencia con los objetivos, metas`y compromisos y sostener el timón en el rumbo que se ha fijado para llegar a ser un país desarrollado. Se debe gobernar para ser el país rico del mundo, el más creativo y educado en todos los sentidos y en el que las personas ganen los “ingresos máximos”.
Hay que clasificar de una vez por todas como finalistas del desarrollo, solo así vamos a ser Chile más culto, feliz y equitativo para no seguir discutiendo sobre míseros ingresos mínimos o éticos. Esto no será posible sin crecimiento cercano al 10%. He ahí el verdadero desafío del cambio para Chile y sus regiones.

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