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Opinión

29 de Septiembre de 2010

Breve ensayo sobre el consejero regional

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Por El Opositor de Aysén
Especie poco conocida:
El Consejero regional, digámoslo derechamente, es una especie poco o nada conocida en el común de la gente, a pesar de los ingentes recursos que el gobierno regional invierte para darlos a conocer y posicionarlos en la opinión pública a través de radios, canales de TV, suplementos de diarios, cuadros enmarcados con sus nombres; fotografías, página web, tarjetas personales; a pesar de todo ello, la mayor parte de la gente no sabe que existen. Este anonimato los lleva continuamente a crear estrategias que permita hacer más conocida su labor así como la identidad de sus integrantes. En algunos consejeros este tema es una verdadera obsesión, se sabe del caso de uno que propuso crear una asignatura en el plan de estudios para que los alumnos aprendan qué es y que hace un consejero regional. Obviamente la iniciativa, por lo absurda, murió antes de terminar de plantearse. La designación antidemocrática de este cargo es seguramente la responsable de este desconocimiento, el que seguramente persistirá a pesar de los cada vez más elevados presupuestos para difundir su labor. (bien por los medios que agarran algo de esta torta).

La ambición por el cargo:

Es demasiado difícil tratar de explicar las incalificables muestras de ambición de poder cuando no de un simple ingreso mensual, que se producen cuando se nombra a los consejeros regionales. Los concejales que deben designarlos pasan a ser los personajes más queridos, más buscados y más visitados en los meses y días previos a la elección. También corre algo de plata, traiciones a los partidos, acomodos de familiares; lo más bajo en ambiciones y pasiones con tal de ser elegido consejero. Las disputas más complejas suelen resolverse con la división del periodo entre dos postulantes, compromiso que nunca se cumple. Famosa es la bochornosa posición adoptada por un Consejo Regional, encabezada por Pilar Cuevas y Héctor Canales para impedir que algunos consejeros cumplieran su compromiso de entregar su segundo periodo a otro postulante. Bajo burdos resquicios legales y con cero sentido de la vergüenza, los honorables hicieron causa común para mantenerse en el cargo. Notables también son los casos de consejeros que han renunciado a sus partidos por no haber sido nombrados en segundo o tercer periodo como consejeros; más notables son los que se han cambiado de partido para mantenerse en el cargo.

A los consejeros regionales suele vérseles muy seguido en los aeropuertos, caminando de un lado a otro, generalmente hablando por celular ( plan ilimitado pagados por el GORE). Algunos Más osados, sacan su Notebok (también financiado por el GORE) y visitan portales de noticias pretendiendo así irradiar la imagen de personas informadas. Por lo general, la página elegida es Lun.com. ( si no hay nadie mirando , ingresan a Viento Patagón).

Pasión por los Viajes.

Los viajes son la pasión de la mayoría de los consejeros. Cuando surge alguna gira, los voluntarios para representar al honorable Consejo Regional son muchos, al punto que no son pocas las veces en que se debe llegar a una negociación política tras bambalinas para cuotear a los viajantes. Muchos votos díscolos necesarios para aprobar algún proyecto se han comprado con algún viajecito. Para qué decir cuando los cometidos son al extranjero, el viático internacional exacerba la competencia por los pasajes. De los productos de estos viajes nadie sabe nada. A lo más se exige algún mal llamado informe que en la mayor parte de los casos se reduce a una básica presentación en Power Point donde destacan las fotos de los honorables en los lugares más característicos de la ciudad o país visitado. Suele incluirse también alguna imagen retratando una reunión o audiencia para fortalecer la idea de haber realizado algo productivo.

Como en todas las cosas, hay algunos consejeros que no viajan mucho, son los que trabajan y además de trabajar desempeñan el rol de Consejeros Regionales, a éstos, no les resulta tan fácil mandarse a cambiar de un día para otro, pero los que son de profesión Consejero, o los que son funcionarios públicos y, por lo tanto, tienen permiso para consejerear sin límites o los que son directores de escuela que tampoco tienen problemas de permiso, no tienen dificultad para viajar por el país o por el mundo. Estos últimos, cada cierto tiempo llegan de visita a sus escuelas, las que siguen funcionando igual que antes, denotando con ello que su presencia o ausencia en el establecimiento es irrelevante.

De los viajes también surgen los famosos cambios en las boletas de rendición, un cero más ni se nota. Se sabe de algunos que han sido sorprendidos en este afán, pero le han perdonado la vida: favor con favor se paga.

Algunos tipos de consejeros:

Con el correr del tiempo, se han ido configurando algunos tipos o categorías de consejeros que existen en todas las regiones, por cierto también en la nuestra. Algunos de éstos son:

El sabio-ignorante: Opina sobre todas las materias, dicta cátedra sobre las más variadas disciplinas. No tiene ninguna especialidad, porque con suerte llegó hasta cuarto medio, pero eso no lo amilana, rebate sin problemas a un Agrónomo sobre agronomía, a un médico sobre medicina, a un abogado sobre leyes y nada le queda grande. Por lo general habla fuerte para demostrar mayor seguridad en sus planteamientos. A veces ilustra sus opiniones con algunos dichos de la patagonia para aparentar autenticidad y autoctonía. Al terminar sus intervenciones suele observar hacia los lados, dando un giro con la mirada hacia la concurrencia, para apreciar la reacción de los presentes acerca de su brillante intervención.

El copuchento: Maneja toda la información y lo que no sabe lo inventa. Bueno para el café y la buena mesa. Cuentan que uno de los representantes de esta especie, viajaba en Tranfer desde Balmaceda retornando a su ciudad después de uno de sus tantos viajes, seguramente a algún seminario, jornada o algo parecido. No se sacó el celular de la oreja durante todo el viaje (total el GORE paga) relatando sin empacho a sus interlocutores telefónicos los detalles de su periplo sin considerar para nada la presencia de los demás pasajeros. Del seminario no dijo una palabra, pero se refirió con lujo de detalles a las opíparas cenas y comidas que había disfrutado, a los bailoteos, a los tragos ingeridos y a otras cositas más. Los demás pasajeros debieron tragarse todos los pormenores de sus farras. El copuchento, en todo caso no es un tipo confiable, suele ser chueco y a veces mitómano. Seguramente por ello, muchos comentan entre pasillos: “a este es bueno escucharlo porque se le cae el cassette, pero hay que tenerlo ahí no más”.

El cabrón: Este consejero por personalidad, por recursos económicos o por simple prepotencia tiene gran influencia en los demás. Suele controlar las votaciones de su sector y a veces llega incluso más allá. Se vincula con los intendentes para manejar alguna votación compleja. Al revés, los intendentes de turno suelen recurrir al los cabrones para tantear el terreno respecto de la reacción del Consejo frente a alguna propuesta. La influencia del cabrón sobre los demás es evidente. La mayor parte de los consejeros y consejeras antes de votar miran al cabrón. Si éste levanta la mano ellos también lo hacen; si no la levanta, ellos tampoco lo hacen. Cuando excepcionalmente algunos consejeros votan de manera diferente al Cabrón, lo hacen a cabeza gacha, como avergonzados, como pidiendo perdón. En estas circunstancias, no faltan quienes esperan el “break” para acercarse al cabrón y dar las explicaciones de rigor. El cabrón, más orgulloso que enojado, solamente escucha sin emitir comentarios. A lo más suele mover la cabeza….el cabrón es inculto, (claro, ha ocupado su tiempo y su vida en cosas más pragmáticas) pero hace esfuerzos inhumanos por disimularlo vinculándose en el Consejo, por ejemplo, a temas científicos o culturales.

El Lugareño: Es el hombre que viene del sector rural, es como el hijo no deseado, porque no estaba en los planes de ningún partido nombrarlo consejero, pero el hombre se las arregló para conquistar a algún concejal para que votara por él. El parentesco, el apoyo económico en la campaña, cuando no la pura y franca amistad campesina llevan a uno o más concejales a elegir a un consejero no considerado en ninguna cúpula partidaria. Contra la presión de las directivas partidarias que ya habían definido a alguien de Coyhaique para el cargo, estos concejales votan sin titubear por su amigo o pariente… Se les nota su timidez inicial, suelen intervenir para reclamar por el mal estado de un camino o sobre la falta de remedios en la posta. Su indumentaria también es diferente al principio, pero pronto se ponen a tono. Después de un par de meses ya es posible verlos incluso con abrigo (máxima expresión física de autoridad) el que unido al bolso porta notebook y al celular que nunca dejan de usar, los retrata ya como un citadino a carta cabal. A sus coterráneos les cuesta reconocerlos cuando vuelven a su localidad después de la tercera o cuarta sesión, Más todavía les cuesta entederlos cuando se les ocurre hablar: cada dos palabras intercalan una sigla.

Técnicos y apolíticos

A pesar de haber sido designados en el cargo por sus partidos políticos y elegidos por concejales de sus tiendas políticas, para ejercer un rol político en un órgano político, en el sentido de definir el qué hacer con los recursos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional, con el correr del tiempo las señoras y señores consejeros pasan por una crisis existencial y como producto de ella, sufren una transformación esencial. Dejan de ser políticos y pasan a ser técnicos, así lo han dicho textualmente algunos de ellos. Se aprenden un par de palabras y siglas que no conocían: Cartera, FNDR, OTE, FI, Arrastre, ejecución presupuestaria; etc. manejan algunas cifras con varios ceros relacionadas a algunos proyectos y ello es suficiente para que consideren que se han transformado en técnicos. Por lo tanto en las sesiones, expresan en forma unánime, no pueden tocarse temas políticos e incluso pasan a mirar con cierto desdén y por encima del hombro a aquellos que cumplen una función política. Por supuesto, en este nuevo rol, no son partidarios de la elección democrática de los consejeros (aunque de la boca para afuera digan otra cosa) y no podría ser de otra manera, en una somera mirada por los actuales honorables de la región, con seguridad, ninguno de ellos sería elegido en una elección democrática.

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