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Cultura

1 de Noviembre de 2010

“Me recordaron a las mujeres de los desaparecidos”

El '74 se fue exiliada luego que cerraran el Pedagógico donde estudiaba historia. Desde entonces ha hecho carrera en Estados Unidos como escritora, académica y activista política. Fue la primera latina en presentarse como candidata a senadora por el partido demócrata en el estado de Nevada, donde vive. Tiene varios libros y en los circuitos académicos de Chile es conocida por el trabajo que ha hecho para rescatar la memoria femenina. En los ochenta recogió los testimonios de las mujeres de los detenidos desaparecidos y de las arpilleristas que retrataron la dictadura. Por eso, decidió viajar y contar la otra tragedia: la de las mujeres de la San José. Más de cincuenta horas de conversación con esposas, madres, suegras, hijas, le permiten hablar sobre los miedos de los mineros, la falta de tacto de Piñera y los detalles de esos meses de espera de quienes querían ver a unos hombres- para nada santos ni héroes- con vida.

Por

¿Por qué rescatas el testimonio femenino?

Porque se ignora. Hasta que yo llegué al campamento en la mayoría de los artículos que veía en los diarios omitían que fueron las mujeres las que se pusieron en el camino cuando los rescatistas empezaron a abandonar el sitio después que cayera la chimenea. Marta Salinas- la esposa de Jhonny Barrios- se paró frente a una de las camionetas. Otras me contaron que empezaron a pegarle a las teteras que calentaban en la fogata para llamar la atención. Incluso, Marta recogió dos piedras que estaban en la entrada y las hizo sonar tan fuerte que después se dio cuenta que se había herido la palma de la mano de tanto acercar las piedras. Ellas piensan que esa manifestación espontánea fue lo que hizo recapacitar a la gente.

Imagino que estaban furiosas.
Claro, sobre todo porque la mayoría de las mujeres me dijo que nadie les había avisado del accidente. Se enteraron por un minero amigo que trabajaba en la mina, por los medios. Imagínate, la madre de Richard Villarroel, que vivía en Coihaique, se enteró a los dos días porque ni siquiera sabía que su hijo estaba trabajando en ese lugar. Algunas de estas mujeres se pasaron toda la noche en el hospital de Copiapó, luego de escuchar el rumor de que había habido un accidente y que los sobrevivientes heridos iban en una ambulancia. Algunas se amanecieron en los hospitales pensando que iban a llegar. Me recordaron mucho a las mujeres de los desaparecidos. Porque estos hombres estaban desaparecidos.

¿Pero ellas creían que estaban vivos?
En general las mujeres de San José sabían antes del accidente que a lo mejor estos hombres se iban a morir porque llegaban a la casa diciéndoles después del trabajo que había serios problemas en la mina. De todos los testimonios que tengo hay una sola persona, la polola de Renán Ávalos, que me dijo que se había desesperado y pensaba que a lo mejor no estaban vivos. Las otras, todas sin excepción, tenían plena fe de que estaban vivos. Pero quiero agregar que se ha hablado mucho de la mujer del minero, pero en mi investigación me di cuenta que no todos los que estaban abajo eran mineros. Por ejemplo, esta el Jimmy, el cabrito de 19 años que andaba buscando trabajo porque su polola quedó embarazada. Él llevaba muy poco tiempo trabajando en la mina cuando vino el derrumbe y yo no lo considero un minero. ¡No eran todos mineros, eran trabajadores chilenos!

LAS CARTAS

¿Te costó conversar con ellas?
Poco a poco se fueron abriendo. Me tomé mates con algunas de ellas, querían saber por qué me había ido de Chile, por qué volvía, cómo era la vida en Estados Unidos. A algunas les entregué libros de poemas y, lentamente, empezamos a entablar con algunas de ellas un tipo de relación más personal.

¿Y cómo son? ¿Trabajan, terminaron el colegio? Decías que algunas no sabían leer.
Hay una gran variedad de mujeres. Por ejemplo, la esposa de Mario Sepúlveda, Kathy, es un mujer que está estudiando contabilidad y trabaja de día y estudia de noche. Es una tipa brillante, su hija Scarlett quiere estudiar teatro en la universidad y es una chiquilla llena de sueños. También la Carolina, hija de Franklin Lobos, que es una gran feminista. Ella dice que cuando termine la universidad quiere trabajar en el rubro minero para hacer cambios desde adentro. Por otro lado, estaba la amante de otro minero, que no te voy a dar el nombre, que me mostró una carta que según ella era de amor para que yo se la leyera. Y cuando le leí la carta se puso a llorar porque no era una carta de amor. Ella le había pedido matrimonio a este tipo en una carta anterior y él le respondía, básicamente, que lo único que quería era salir de ahí; que iba a conseguir que le ayudaran a comprar su pasaje para que se volviera a su ciudad. Me sentí pésimo porque yo no sabía lo que decía la carta. Nunca más vi a esa mujer en el campamento.

Ahí descubriste la voz de un hombre frío y es importante porque a través de esas cartas aparecen de a poco los verdaderos mineros. Decías que había desde alcohólicos hasta hombres que golpeaban a sus esposas.
Si, hay alcohólicos, hombres abusivos emocionales y físicos, y también drogadictos.

Y está el famoso Jhonny. Ha existido un tono bastante machista para tratar ese tema, lo vitorean por tener una esposa y una amante.
Y yo lo veo de otra manera porque vengo de una familia donde mi padre era mujeriego como Barrios y no era minero, era un hombre de negocios. Ahí se aplica este dicho de que pasa hasta en las mejores familias. Y aunque las entrevisté a las dos me sentí más cercana a Marta porque vi el drama de mi propia madre. Me acerqué a su historia. Ella es mayor que Jhonny y este tipo la engañó desde el día que se casaron, pero ella lo aceptó. Y te voy a decir que es una mujer admirable, que ha salido sola, que tiene su negocio y que vende productos alimenticios en la población; que vive en una casa muy modesta, que crió a sus hijos sola porque cuando este no se caía a la botella andaba con otra amante. Y fíjate que la amante Susana Valenzuela vive a tres cuadras en la misma población y ella le fue avisar a Marta esa misma noche lo que había pasado. Y Susana no se apareció en el refugio los primeros días hasta que se habló de las platas de Farkas y ahí aparecieron muchas personas. No sólo las amantes sino hijas, sobrinos, mucha gente. Y este Jhonny manda autorizaciones para que le paguen el sueldo a Susana, pero cuando Marta recibe la carta donde le dice que quiere que las dos lo vayan a buscar dice “hasta ahí no más llegamos”. Ella me dijo que durante esta agonía de dos meses había aprendido a quererse y a respetarse como mujer y eso la motivó a decir “me quiere a mí o a ella”.

¿Hubo parejas donde, realmente, existiera mucho amor?
Las cartas más románticas que leía ¿sabes de quién fueron? De Mamani, el boliviano. Ese hombre le escribía a su mujer -una india aymara- que la quería, que la echaba de menos, que ella era la razón por la que luchaba por seguir vivo. Y del primer momento, cuando estaba atemorizado, el amor de ella y de su hija lo mantuvieron pensando que tenía que sobrevivir. Pero ella, que se llama Verónica, me contó que en otras cartas incluso las de la última semana le rogaba que hablará con el Presidente porque él quería ser el primero en abandonar la mina porque ya no aguantaba más. La desesperación seguía hasta el final.

PIÑERICOSAS

Existe un rumor que en la mina hubo una pareja de mineros que tuvo relaciones sexuales
No, yo de eso no he sabido nada.

Además dijeron que se organizaron para ver a quién se comían…
Eso lo leí en unas cartas, pero el minero dice que algunos bromeaban “a quien nos vamos a comer si no nos encuentran”, pero en esa carta por lo menos fue una broma. También se leía en las cartas que había mineros difíciles de controlar porque comían más de lo que deberían. Entonces, crearon situaciones tensas porque no estaban de acuerdo con las raciones que se les estaban imponiendo. También una de las suegras de los mineros me contó que su yerno se quiso agarrar a combos porque le hicieron una broma. Le dijeron “imagínate cómo lo estará pasando tu esposa allá arriba”. A ese minero le tuvieron que dar calmantes y eso tampoco se hizo público.

En las cartas que leíste ¿los mineros mostraban fragilidad? ¿Estaban cagados de susto?
O sea, las primeras cartas que llegaron al exterior muestran que estaban aterrorizados. Una carta que leí de uno de los mayores decía que no querían morir, que tenían miedo, mientras que los más jóvenes querían sobrevivir para no causarle dolor a sus familias. Porque pensaban que iban a morir de hambre. Incluso, uno de ellos le cuenta a su esposa, que trató de conseguir información con los demás para saber cómo se iba sentir si moría de hambre. Y algunos le habían dicho que no lo iba a sentir, que sólo iba a dormir.

¿Las mujeres le creyeron a Piñera?
Algunas de ellas estaban furiosas con él porque ellas cuentan que cuando estaban a punto de dejarse los intentos de rescate, el Presidente salió de la mina y pasó por el campamento en un auto y ni siquiera se detuvo a saludar. Ahí las mujeres se volvieron locas. Decían que si el Presidente ni siquiera se detenía a decirles lo que estaba pasando entonces -decían- “qué tipo de líder tenemos”. Parece que ese revuelo hizo que al día siguiente él vuelva con su esposa y les prometa que se hará todo tipo de esfuerzos.

¿Algo más les dolió?
Se repite mucho la poca calidad humana de las autoridades cuando convierten el encuentro de los mineros con sus familias en un show para los medios y para ganar puntos políticos. Fíjate que me contaban que estaban en el campamento el 22 de agosto cuando uno de los mineros que era compañero de los que estaban abajo vino corriendo a decir “¡están vivos, están vivos!” y esto fue a las siete de la mañana. Las mujeres querían comprobar la información y él dice “se los vengo a contar en secreto porque no les van a decir hasta más tarde”. Una de las mujeres empezó a celebrar y otras a desesperarse porque nadie les decía nada. Ellas tuvieron que esperar hasta que llegara Piñera y eso fue otra de las cosas que encontraron inhumanas. Una de ellas me decía “El Presidente no tiene derecho a guardarse la información de que mi hijo está vivo por cuatro horas más solamente para ganar puntos”.

A esta altura se olvida que Piñera tuvo ese cálculo político para cada hilo narrativo de la historia.
Mucha gente me ha atacado brutalmente porque dije en Televisión Nacional que para Piñera el accidente minero iba a ser lo que fue para Bush el 11 de septiembre. Y lo digo pensando en que se va a ir pa’ arriba en el apoyo; pero como hay sospechas de que el 11 de septiembre fue orquestado por Bush, hay personas que me han dicho que yo insinuo que esto fue orquestado por Piñera. Y jamás he dicho algo así. Lo que digo es que Piñera ha sabido usar esto.

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