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Nacional

9 de Diciembre de 2010

Columna: Iluminados por las llamas

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*Por Paula Vial Reynal

Por primera vez los vemos. Iluminados en llamas se nos aparecen crudamente, para mostrarnos que aunque olvidados por la sociedad, ahí
estaban. Y los vemos con horror para decirles adiós, con vergüenza y dolor por no haberlos acogido en la dignidad que cualquier persona merece.

81 vidas que no encontraron las oportunidades que el resto de los sobrevivientes en las cárceles exigen. 81 personas que no recibieron el regalo de la libertad sino en la liberación de la muerte. Cruel paradoja. Día tras día seguimos la suerte de 33 mineros para devolverles la libertad de la vida en comunidad. Y hoy en minutos perdemos absurdamente a muchos más hombres.

Tantas veces lo hemos dicho. La cárcel no es la solución para todo. No
podemos resolver los problemas de delincuencia y seguridad inocuizando
a todos tras las rejas. Pero es la única salida que se propone, el único clamor que se escucha frente a cualquier delito. Y las voces unánimes piden más penas, más presos, más cárceles y más restricciones a nuestros derechos y garantías. Y no resuelven nada. Tratamos a nuestros presos como basura de la sociedad y pedimos rejas indiscriminadamente, sin entregar oportunidades.

No queríamos, no necesitábamos de esta catástrofe para visibilizar el drama de las cárceles. El terremoto de febrero de este año, ya había derribado paredes que habían desnudado un problema urgente y olvidado.
Y no nos sensibilizamos. ¿Era necesaria una tragedia como esta para que escucháramos un discurso que empatiza con la dignidad que debemos
entregarle a estas personas?

La reforma procesal penal trajo como externalidad no anticipada, un sentido de la “eficiencia” que supuso aumentar exponencialmente la población penitenciaria. Y expuso la urgencia de contar con una reforma penitenciaria que se haga cargo del destino de tantas vidas condenadas. Por los 81 ella debe hacerse hoy.

En un país seguro y en paz como el nuestro, no se entiende que ocupemos el lugar 33 en el mundo de aquellos con mayor número de presos por cada cien mil habitantes y prácticamente el primero en Latinoamérica, sólo superados por Guyana y Surinam. Algo no está bien. John Lennon nos dejó un día 8 de diciembre como hoy. Y él nos invitaba precisamente a imaginar un mundo mejor, con “una hermandad del hombre…compartiendo todo el mundo…”. En ese mundo de todos, no debiera haber cabida para el temor al otro que nos lleva a invisibilizarlo. Y esa debe ser una apuesta, por fin, de todos.

“Tú puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único”.

*Defensora Nacional

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