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Mundo

22 de Febrero de 2011

Tercera ciudad más grande de Nueva Zelanda en el suelo tras terremoto

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Un terremoto de 6.3 grados richter devastó Christchurch, la tercera ciudad más poblada de Nueva Zelanda. El epicentro se ubicó a 300 kilómetros al sur de Wellington, la capital del país y a apenas 4 kilómetros de profundidad, provocando al menos 65 muertos y una cantidad de 200 desaparecidos, cifra que probablemente subirá con el paso de las horas.

Christchurch es la tercera ciudad más grande de Nueva Zelanda y estaba en plena actividad cuando a las 12.50 del día un terremoto de 6.3 grados richter la sacudió hasta dejar gran parte de sus estructuras en el suelo. El movimiento sismico ha dejado un saldo de 65 muertos y más de 200 desaparecidos, cifras que va aumentando a medida que pasan las horas y los equipos de rescate revisan los edificios derrumbados.

“Hoy podríamos estar presenciando el día más oscuro de Nueva Zelanda” dijo el primer ministro, John Key, a la televisión de Christchurch, la localidad más afectada, en momentos en que decretaba estado de emergencia en el país.

El terremoto tuvo su epicentro cerca de Christchurch, a una profundidad de cinco kilómetros, de acuerdo con el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS). A diferencia de terremotos anteriores en la región que no causaron víctimas mortales, el terremoto del martes ocurrió a menor profundidad y más cerca del centro de la ciudad, por tanto el daño fué mucho peor. Los edificios, debilitados por los terremotos de septiembre del año pasado, fueron destruidos.

Una ciudad en el suelo

La punta de la catedral anglicana, postal de la ciudad, ha caído y ha sembrado de escombros el sector comercial. Carreteras y estacionamientos se han agrietado, además de dos autobuses destruidos debido a grandes bloques de concreto que cayeron sobre ellos. La red se alcantarillado se reventó con el movimiento por lo que el agua circula por las calles. Rocas y la caída de paredes de los acantilados han destruido edificios en los suburbios. Los temores por la seguridad de los pueblos cercanos de Lyttleton y Akaroa se agravan debido a problemas de comunicación.

El terremoto también causó que aproximadamente 30 millones de toneladas de hielo se desprendieran del glaciar Tasman, formando icebergs en un lago cerca de su base. Turistas en barcos al momento del terremoto hablan de olas de 3,5 metros que barrieron el lago por al menos 30 minutos después del evento.

El principal hospital de la ciudad sigue funcionando a pesar de que el barrio donde se ubica tiene severos daños. Mientras se han establecido tres centros de emergencia se han establecido para proporcionar asistencia médica. Centenares de delegados que asistían a una conferencia médica en la ciudad, en su mayoría de Australia, se encuentran atrapados, e incluso algunos de ellos están colaborando asistiendo a los heridos.

Los servicios de electricidad, teléfono, y los semáforos sufrieron apagones generalizados. Telecom está intentando evaluar los daños, y han sido enviados generadores desde Auckland para reemplazar los generadores de respaldo en la ciudad. La Defensa Civil se está organizando con todos los recursos nacionales disponibles, mientras el Gabinete de Gobierno realizó una sesión de emergencia.

En declaraciones a Radio New Zealand, el alcalde de Christchurch Bob Parker dijo que había sido “lanzado bastante lejos”, que había escenas de “gran confusión” en las calles, y que el sismo fue “tan violento como el que ocurrió el 4 de septiembre”. Parker también dijo que “al menos 200 personas se cree que están atrapadas bajo los escombros.”

El número de emergencia 111 no se encontraba operativo para toda la región de Southland, Nueva Zelanda, mientras que el aeropuerto de Christchurch está limitado a vuelos de emergencia.

Solidaridad chilena

El Gobierno de Chile esta evaluando el envío de un equipo de rescatistas a la zona devastada para colaborar en búsqueda de víctimas y personas atrapadas. La cancillería envió “condolencias al Gobierno y al pueblo neozelandés ante la tragedia”.

Alrededor de 170 chilenos habitan en la zona donde ocurrió el terremoto por lo que se ha instruido al cónsul Sebastián Molina, para que asista a los compatriotas que necesiten ayuda.

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