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Opinión

1 de Junio de 2011

Otro partido

Cuando la Historia reciente es revisada y sus mitos fundantes discutidos, ha de ser que un nuevo período comienza. Ya casi nadie dudaba de que Allende se había suicidado, cuando TVN salió con esta historia de las dos balas distintas, de que el fusil ametralladora AKA-47 no podía haberse posado tan fácilmente entre las piernas […]

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Cuando la Historia reciente es revisada y sus mitos fundantes discutidos, ha de ser que un nuevo período comienza. Ya casi nadie dudaba de que Allende se había suicidado, cuando TVN salió con esta historia de las dos balas distintas, de que el fusil ametralladora AKA-47 no podía haberse posado tan fácilmente entre las piernas de quien se disparara, las versiones divergentes de quienes estuvieron cerca suyo en pleno golpe de Estado, el doctor José Vázquez, uno de los encargados de la autopsia que estableció entonces la causa de muerte, y que ahorita vinimos a saber que era el mismo mentiroso de los informes periciales de Carmelo Soria y Rodrigo Anfruns.

El programa se llamó “La Duda”. Era eso lo que pretendía expandir. Y más allá de cuál sea la verdad final, lo consiguió. De inmediato comenzaron a salir notas en los diarios online y de papel con argumentos para una y otra versión. Sumando y restando, para mí que el compañero se mató, pero eso da exactamente lo mismo: desde ayer, para muchos no.

Corren tiempos de discusión. Temas que hasta recién eran considerados “alternativos” y esnobs, han invadido el ámbito de la opinión pública. El capítulo de Tolerancia Cero al que fue invitado el escritor Pablo Simonetti a defender la legalización del matrimonio homosexual, fue el más visto de los últimos años. La postura homofóbica asumida por el chascón Villegas, más tarde complementada con un prontuario de otras declaraciones al respecto, despertó todo tipo de pasiones. Justificó la incomodidad ante el diferente, y los que se incomodan le encontraron la razón, pero el resto se molestó.

No está el potrero para que le vengan a pisar sus semillas. Antes, de seguro, ese tipo de pachotadas hubieran pasado coladas, pero ahora no. Los que antes eran muy débiles, ahora no lo son tanto, y los que se sentían dueños de la verdad, están debiendo bajar el moño a palos. Villegas debe haber creído que era choro ir contra la corriente, pensando que se trataba de un estero; pero el río de los que ya no están para arrogancias, corre caudaloso como el Baker.

La cajera de un almacén del centro lo estaba pelando con una casera, mientras yo esperaba que me cobrara. Simonetti defendió que todos tuviéramos los mismos derechos y que a cada cual se le respetara su dignidad. A manera de respuesta, “la tendencia homosexual es un defecto como si a una persona le faltara un ojo o un pie”, dijo el cardenal Medina. Y agregó que así como los alcohólicos se pueden rehabilitar, él ha conocido “personalmente a personas” que han ‘corregido’ sus tendencias homosexuales.

Absurdo responder. Sería como pegarle a un niño. A propósito, ¿será el humo de los cigarrillos fumados al aire libre lo más peligroso de los estadios para un mocoso? Tiendo a pensar que son las barras bravas: esas que cegadas por una convicción no trepidan en herir al prójimo, que gritan fuerte para no escuchar y desprecian al vecino que no es del mismo equipo. Para qué tanta exageración. Mejor hagamos el ruido a un lado, y pongámosle atención al tremendo partido que recién comienza.

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