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Opinión

26 de Junio de 2011

“Una vivienda capaz de aumentar el valor en el tiempo es la clave para que las familias abandonen la pobreza”

El fin de semana pasado, los techos de varias casas en la población Elemental de Playa Ancha se volaron por un temporal. La empresa de Alejandro Aravena, una de las más innovadoras en cuanto a vivienda social en el país, dijo que era culpa de la constructora, y esta, a su vez, culpó a la firma del arquitecto. Acá una entrevista del 2006 a Aravena, fundador de Elemental, un grupo de arquitectos que ganó el León de Plata en la Bienal de Venecia, un reconocimiento a la figura emergente más promisoria en arquitectura. Aquí, Aravena habla de cómo disminuir la inequidad por medio de mejoras en la calidad de la vivienda y de cómo hacer de Chile y sus ciudades un polo de atracción para el progreso y la prosperidad nacional.

Catalina May
Catalina May
Por


¿Qué se premió realmente en la Bienal de Venecia?
-Les pareció interesante desde el esquema de funcionamiento que tenemos hasta nuestro trabajo en infraestructura y vivienda, que les pareció que da en el clavo a un problema que hace rato que nadie le metía cabeza.
Elemental nació hace ocho años, cuando ustedes se preguntaron por qué la vivienda social es tan mala en Chile, si hay tan buenos arquitectos.

¿A qué respuesta llegaron?
-Porque no se pagan horas profesionales de calidad dedicándose a vivienda social. Ni de diseño, ni de ingeniería. Hay fondos para pagar los muros, las estructuras, incluso los terrenos, pero no se considera un ítem que destine horas profesionales de calidad a diseñar esos conjuntos urbanos y las viviendas. La política habitacional actual tiene nuevos montos de subsidio, de 450 UF a 300 UF, y si no pones profesionales a repensar esto, qué va a decir el mercado: menos plata = casas más chicas y más lejos, donde el suelo cueste menos.

Y además de no pensarse, las casas se estaban construyendo mal, ¿o no?
-El mercado privado de la construcción es bastante eficiente en Chile. Los casos de cuestiones que se deshacen o se caen con los terremotos son súper pocos. Las casas Copeva son tan excepcionales que no todo Chile estuvo tapado con plástico, y sabemos con nombre y apellido quién fue. Ese es un síndrome en que hay responsabilidades compartidas. Con tal de alcanzar las metas anuales de unidades entregadas, había una disposición de la normativa a trabajar en el límite. Copeva no hizo nada ilegal, pero el estándar de habitabilidad estaba bajo lo aceptable. Hay un privado que estuvo dispuesto, sabiendo las prácticas de buena construcción, a hacerlo igual porque no era ilegal. Es lo mismo que pasa en el caso del túnel del cerro San Cristóbal. La explicación última es que se privilegia cantidad por sobre calidad.

¿Y por qué?
-Porque es importante que en el Serviu haya una lista que corra lo suficientemente rápido para desincentivar la toma de terrenos. El problema de la gente que vive al margen del sistema en Latinoamérica está en el orden del 50%. Chile tiene un porcentaje bajísimo y es muy importante que sea así, porque sólo estando dentro del sistema puedes participar de los beneficios de éste. Si no, no tienes posibilidad de despegar de ese nivel mínimo nunca. Esa es la tesis de Hernando de Soto en “El misterio del capital”. Es un logro por un lado, pero también es un objetivo menor el generar sólo cantidades de vivienda al año. Hoy ya no aceptamos cualquier estándar y había que redefinir qué entendemos por calidad.

Redefinir calidad
¿Y qué entiende Elemental por calidad?
-Lo que tratamos de trasmitir como idea es que con fondos públicos se puede pagar la mitad de una casa; entonces, la pregunta relevante es qué mitad hacemos. Nos parece que lo estratégico y eficiente es hacer la mitad que una familia por su cuenta nunca va a poder hacer. En cambio, el tamaño y las terminaciones en estricto rigor es algo que la familia puede hacer. Nuestro eje de acción es redefinir calidad y sin sacrificar cantidad de unidades al año, es decir, por el mismo costo, hacer viviendas de calidad. Y por calidad entendemos una vivienda capaz de aumentar de valor en el tiempo.

Y eso no es lo que pasa en general…
-En un porcentaje inaceptablemente alto, la vivienda social se parece más a comprarse un auto que una casa: cada día que pasa vale menos. Ese es un drama para los recursos públicos. Y para una familia pobre, el subsidio de vivienda es lejos la ayuda más importante que recibe por una vez en la vida. Y si eso no los ayuda a superar su situación de pobreza, no se logrará nunca. Si ese patrimonio aumenta en el tiempo tú se lo heredas a tu hijo, o lo usas para pedir un crédito para comprar una máquina de coser, o un taxi, o poner un minimarket. Puede ser tu fuente de ingreso haciéndola vivir su vida de capital. Nosotros decimos que hay que construir viviendas con ADN de clase media.

¿Cómo es eso?
-En vez de hacer una casa de 40 metros cuadrados, nosotros hemos tratado de hacer una vivienda de 80 metros cuadrados, de la cual, porque no tenemos más dinero, entregamos por ahora una parte. Pero es bien distinto dimensionar un baño para una casa de 40 metros, que si llega a tener 80 metros, va a quedar desfasado. El baño típico que se hace en vivienda social es de un metro veinte por un metro veinte, con un receptáculo de ducha, un wáter, un lavamano y la puerta.

¿Y qué proponen?
-Nosotros tomamos el mismo metro veinte, pero lo ponemos en un rectángulo un poco más grande, con el mismo WC y el mismo lavamanos. Incluso si no tenemos el dinero ahora, ponemos el mismo receptáculo de ducha. Y si un día la familia tiene dinero, puede sacar el receptáculo de ducha y poner una tina. Y cuando tienes una tina puedes bañar a un niño, puedes lavar ropa, pero sobre todo evitas que el agua se filtre al piso de abajo, lo que causa muchos conflictos entre vecinos. Además, si una vivienda aumenta de valor en el tiempo, es un indicador de que han ocurrido otras cosas que son deseables.

¿Cómo?
-Si una vivienda aumenta de valor, es porque sus dueños la han podido ampliar y mantener. Y eso ocurre porque esa familia no perdió el trabajo. Y si no perdió el trabajo, lo más probable es que esa vivienda tú la hayas localizado dentro de las redes de oportunidades que la ciudad ofrece: trabajo, transporte, educación, salud, etc… Por lo tanto, es un indicador de que esa familia abandonó la situación de sobrevivencia y está pudiendo tener un excedente. Entonces, redefinir calidad como una vivienda capaz de aumentar el valor en el tiempo es la clave para que las familias abandonen su situación de pobreza.

¿Y cómo tiene que ser una casa para que aumente su valor en el tiempo?
-Hay un conjunto de condiciones de diseño que una familia no puede hacer bien por su cuenta. Un ejemplo es la localización. Eso no es modificable por la familia y es lejos lo que más influye en el valor futuro de una vivienda. Nosotros tenemos herramientas concretas que nos permiten contribuir para que pagar suelos más caros pueda hacerse, porque hay diseños que lo permiten.

¿Cuáles?
-La ecuación que hemos resuelto para ese punto específico es tener densidades lo suficientemente altas, pero sin hacinamiento y con posibilidad de crecimiento. Los edificios son los que pagan suelos caros. Las casas son flexibles para crecer. Los diseños de Elemental son algo intermedio. Eso les permite a las familias estar insertas en las redes de oportunidades de la ciudad. Y es ley de mercado. Nosotros operamos con subsidios públicos.

¿Sólo con subsidios públicos?
-Todos los proyectos de Elemental se hacen dentro de la política habitacional vigente. Nosotros funcionamos con el Fondo Solidario de Vivienda. Hay comités de vivienda que se acercan a nosotros, nos contratan un diseño, se hacen licitaciones con nuestros diseños, se hacen las habilitaciones sociales, en las cuales nosotros participamos y que implican talleres participativos con las familias. Nuestros diseños son pagados con fondos públicos, que pagan poco. Eso explica por qué hemos requerido aportes de la universidad, luego de Copec. Y ahora nuestro punto es lograr ser sustentables pagando precios profesionales de mercado para vivienda social, lo cual nos implique a lo mejor hacer también proyectos que no son de vivienda social.

El poder de la arquitectura

Ustedes funcionan con Copec y la UC. ¿Cómo participan la empresa privada y la universidad en Elemental?
-Elemental partió de una iniciativa personal en que la universidad fue un aporte importante. En Harvard, yo destiné los talleres y mi sueldo de profesor a investigar este tema, en el cual yo era absolutamente ignorante. Me dio vergüenza no hacer algo que valiera la pena teniendo posibilidad de influir. Entonces Elemental tuvo al principio una fuerte subvención, por decirlo de alguna forma, de la academia, ya sea Harvard o la UC. Después postulamos al Fondef de Conicyt. El año 2004 ese fondo se acabó y durante un año trabajamos sin recibir sueldo, porque teníamos proyectos en curso. El proyecto de arquitectura de Iquique, por ejemplo, recibió ocho millones de pesos destinados a arquitectura. O sea, dos años de trabajo, un equipo de cuatro profesionales, con ocho millones de pesos. Esa es la proporción y tú no puedes tener un sistema basado en la caridad profesional.

¿Ahí entra la empresa privada?
-En 2005 nos contactamos con Copec y le hicimos una presentación del proyecto Elemental. Nos escucharon y decidieron aportar un capital semilla en horas profesionales, para responder preguntas de interés público y de impacto social, como parte de su política de responsabilidad social empresarial. Elemental es una sociedad anónima, con fines de lucro, pero que tiene interés social. Y todo lo que entra se reinvierte en el propio Elemental, que es una ecuación que funciona al límite y no tenemos enteramente resuelta todavía. El 40% de Elemental es de Copec, el 30% de la UC y el 30% de los socios fundadores.

¿Qué piensas de la arquitectura que se está haciendo en Chile?
-A mí me parece que estamos viviendo un momento privilegiado. La arquitectura chilena le da el prestigio al país de ser capaz de hacer cosas de calidad, incluso sofisticadas. Nos queda pendiente hacer que esa calidad se transforme en un hecho más colectivo, más urbano. La calidad de los espacios públicos aquí es bastante mala, lo mismo que las obras de infraestructura.

Equidad en la ciudad
El urbanismo es un tema que a ti y a Elemental les interesa.
-Las ciudades son uno de los dos recursos más estratégicos que hay en el mundo en este momento (el otro es el agua). El año 2007 se cruzó el umbral y por primera vez hay más gente viviendo en las ciudades que en el campo. Esa es una excelente noticia. La ciudad es el vehículo más eficiente que el hombre ha inventado para generar riqueza, crecimiento y mejorar la calidad de vida y la equidad. Es estratégico porque la escala del proceso de urbanización en el mundo no tiene precedentes en la historia de la humanidad. Lo que vamos a tener que construir para acoger la migración del campo a la ciudad, hace que si nos equivocamos será una catástrofe equivalente al calentamiento global, pero si lo hacemos bien podemos tener la llave para dar el salto en el desarrollo que el mundo necesita.

¿De qué forma una ciudad es una fuente de equidad?
-La equidad se piensa siempre en relación a la distribución del ingreso y eso, a su vez, se piensa siempre vía educación, lo cual en el mejor de los casos toma sólo tiempo. Pero tú puedes modificar la calidad de vida de la gente aquí y ahora sin esperar que haya redistribución del ingreso. Por ejemplo, cuando se implementó el Transantiago, se habían invertido doscientos millones de dólares para cubrir el 50% de los viajes de Santiago. Si al Transantiago se le hubiera dado el estatus político que tuvo el metro, en el que se hacen inversiones de dos mil millones de dólares sólo para la línea 4, podríamos haber tenido una red de transporte con vías segregadas, con redes que generan cobertura y garantizando que la gente viajara sentada y con aire acondicionado. Sólo eso implica un cambio impresionante en la calidad de vida. Es un atajo hacia la equidad. Pero hay algo más.

¿Qué?
-La plata invertida en el metro, más la del Transantiago, más la de las autopistas urbanas, en total, son cinco mil millones, usada en hacer más eficiente la manera de ir de A a B. En A no hay nada más que mi casa; estudiar, trabajar y los trámites los tengo que hacer en B, y como está lejos me demoro, contamino y se invierten cinco mil millones de dólares para mi traslado. Es perfectamente posible y razonable preguntarse: ¿No tendría más sentido colocar B en A?

¿Cómo?
-Por esa misma plata se pueden duplicar servicios públicos, subvencionar instalaciones de puestos de trabajo, todo lo que quieras para que haya oportunidades en A. Hay tres cuartos de la ciudad en que hay sólo vivienda. Sería muy estratégico corregir eso con una política pública. Imagina esas personas a las que le colocas estándares urbanos. Al final del día, teniendo al frente de su casa un buen parque, hay una experiencia diaria de calidad de vida. La ciudad está llena de oportunidades.

Decías por ahí que sería bueno discutir qué condiciones debería cumplir Santiago para ser una buena ciudad. ¿Cuáles son esas condiciones?
-Yo creo que Santiago tiene que capitalizar su geografía. Es una vergüenza que no tenga espacios urbanos gratis de calidad. No hay cómo ir a andar en bicicleta con un niño, porque cada 800 metros te cruzas con calles. Los parques que tenemos son muy ordinarios. Además, tenemos un clima que es un lujo. No hemos sido lo suficientemente audaces para capitalizar estas cosas.

Crear metrópolis e importar pensadores

¿Y qué pasa con la regionalización?
-Chile es una economía chica y lejana. Si no hubiéramos tenido una ciudad como Santiago, no hubiéramos sido nunca competitivos a nivel global. En Elemental le ofrecemos servicios de vivienda a México y Colombia, y yo estoy diseñando en EE.UU., en Alemania, en China, y todo desde Chile. Acá tengo que tener una plataforma tecnológica, sistemas de ploteos de planos, conexión a internet, gente que me haga desarrollos virtuales, etc… Si no tuviéramos una ciudad de cinco millones de habitantes no habría mercado para que esos servicios existieran en Chile y yo me habría tenido que instalar en Londres. Entonces lo que Chile necesita son más ciudades como ésta, que sean competitivas.

¿Cómo se logra eso?
-Con políticas de inmigración súper agresivas. El problema de la desigualdad no es sólo económico, es cultural. Y una manera de romper los signos culturales son las inmigraciones masivas. Piensa en las tres fortunas más grandes de Chile son todos inmigrantes de segunda generación que llegaron a Chile con lo puesto. Si la educación cuesta tanto, en plata y en tiempo, importa gente que ya esté educada.

¿Te parece?
-De ahora en adelante la diferencia entre las economías de los países va a estar en la capacidad de crear conocimiento. Los creadores de conocimiento ganan más o menos lo mismo en cualquier lugar del mundo y deciden dónde vivir por la calidad de vida que las ciudades son capaces de ofrecerles. La manera más eficiente de corregir desigualdades es invirtiendo en capital humano, para que Chile y su mercado crezcan. Los saltos en el desarrollo más grande que Chile se ha pegado han tenido que ver con eso, como la inmigración alemana, cuando Chile ofreció tierras. El equivalente al campo del siglo XIX es la ciudad de hoy. Es en sí misma es un recurso estratégico.

¿Y qué ciudad de Chile debería hacerse crecer para atraer gente?
-Ninguna. Si quieres ser agresivo, no pienses en hacer crecer una ciudad. Hay que hacer una ciudad a escala metropolitana, con aeropuerto internacional, con conexión a internet de última generación, con sistemas de transporte, con huellas ecológicas neutras. Deben ser proyectadas con un ADN ecológico neutro y eso no existe. Es lo que está haciendo India, Corea, China.

¡¿No estarán pensando en Elemental en hacer una ciudad nueva en Chile?!
-Parte de lo que estamos pensando, y es más think tank que do tank, es hacer este tipo de desarrollo.

¿Cómo financiarían una cosa así?
-Eso es parte del know how que no te puedo revelar porque perdemos la ventaja, jajaja. Pero existen formas, estamos trabajando en eso.

¿Y dónde la harían?
-Eso tampoco te lo puedo decir, porque subiría el suelo, jajajaja.

Operación al cerebro, no apendicitis

¿Qué piensas de los edificios Paz o Socovesa?
-Los departamentos de un dormitorio son muy poco sustentables en el tiempo y a muy poco andar vamos a tener que demoler el estándar con que supuestamente se renovó el centro de la ciudad. Hay evidencia en el mundo, desde los años 70 en adelante, que muestra que esta oferta de vivienda no es desarrollable. Si te va mejor, si creces como familia, no tienes cómo mejorar tu estándar en esa vivienda. Entonces te vas y la cambias por una mejor. El va quedando ahí es cada vez un poco más abajo. Además hay evidencia que demuestra que grupos sociales de más de 20 ó 30 personas no se pueden poner de acuerdo. Hacer valer un instrumento de copropiedad entre 200 es imposible. Un porcentaje deja de pagar los gastos comunes, se empiezan a quemar las ampolletas que nadie repone, se echan a perder los ascensores, el tipo del piso 20 se aburre y se va, lo reemplaza uno de un poder pagador un poco menor. Y así. Empieza una espiral de deterioro y hay espacios que no se pueden mantener, que empiezan a deteriorarse, y eso es lo que se ha venido demoliendo sistemáticamente en el mundo de los años 70 en adelante. A poco andar vamos a tener un problema serio con eso acá.

Me decías que el túnel del San Cristóbal es un proyecto que no funciona. ¿Cómo puedes asegurar eso y qué va a pasar si es así?
-Va a colapsar. Y están todos los estudios que ha hecho la Unidad Operativa de Control de Tránsito que demuestran que es un proyecto que no funciona. Es el síndrome Copeva: hay una concesionaria que sabiendo que no funciona estuvo dispuesta a construirlo y el MOP que con tal de ejecutarlo, está dispuesta a bajar los estándares. Se saltaron los estudios de impacto ambiental, que buscan el resquicio de la norma. Yo digo que si el producto fuera bueno, por último, no hay problema. Pero si además es malo, entonces de verdad estamos frente a un límite en que se hace más evidente que nunca que es necesario entender que la ciudad se parece más a una operación al cerebro que a una apendicitis: son operaciones programadas, no de emergencia, y son irreversibles.

¿Y no se están tratando con el cuidado necesario?
-Aquí hay una infraestructura institucional preparada para ejecutar. Eso a estas alturas del partido no tiene sentido. Hay una absoluta incapacidad de generar un proyecto coordinado. Cuando Bitrán entró al MOP dijo: “Aquí los proyectos se van a hacer más lentamente, porque los haremos con más cuidado”. Y las concesionarias: “¿¡Cómo más lento!? Aquí hay que mantener esta máquina andando”. Como sociedad debemos estar dispuestos a proyectos más lentos, porque hay que pensarlos mejor.

¿Hay más proyectos en ejecución que se están haciendo mal?
-Cuando esté hecha la Costanera Sur, la remodelación de la Pérez Zujovic, la Costanera Norte que va en paralelo, eso no va a servir de nada por una razón bien sencilla: es imposible que tú entres y salgas de zonas de alta densidad, invirtiendo en infraestructura para sistemas de transportes de baja densidad, como el auto. Hay que invertir en sistemas de transporte de alta densidad, como los buses, que sean realmente una alternativa al uso del auto. Eso claramente el Transantiago no lo hace.

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