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Mundo

28 de Junio de 2011

Grecia vive intensas jornadas de protestas por recortes estatales

Rabiosos, confundidos y temerosos ante un futuro incierto. Así se sienten muchos de los “indignados” griegos, jóvenes pero también mayores, que han acudido hoy por millares a la plaza Sintagma para protestar contra las medidas de austeridad que se propone adoptar mañana el Gobierno griego. Unos 3.000 manifestantes se encontraban a primera hora de la […]

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Rabiosos, confundidos y temerosos ante un futuro incierto. Así se sienten muchos de los “indignados” griegos, jóvenes pero también mayores, que han acudido hoy por millares a la plaza Sintagma para protestar contra las medidas de austeridad que se propone adoptar mañana el Gobierno griego.

Unos 3.000 manifestantes se encontraban a primera hora de la mañana en la céntrica plaza frente al Parlamento, que se han convertido en el epicentro del descontento popular del país heleno, sumido en la más profunda crisis desde la vuelta a la democracia en 1974, y que amenaza con arrastrar a toda la Eurozona.

Grecia afronta dos de sus días más cruciales en su historia reciente en medio de una huelga general, a la espera de que el Parlamento adopte el más reciente paquete de austeridad, que incluye más recortes de salarios, aumentos de impuestos y privatizaciones por un volumen total de 78.000 millones de euros.

El descontento es enorme en Grecia, especialmente en la plaza Sintagma, donde se congregan lo autodenominados “aganaktismenoi”, los “indignados”, que suelen desplegar banderas de España, donde nació este movimiento apartidista, y de Egipto, símbolo de que la protesta popular puede acabar con largas tiranías.

Entrevistados por Efe, algunos de estos “indignados” han expresado su frustración sobre las clases dominantes, sean políticas, económicas o mediáticas.

Con la música del mítico bardo griego Mikis Theodorakis como trasfondo de esta protesta pacífica, el jubilado Yiannis, de 63 años, cuenta que ha llegado hasta aquí “para apoyar a los jóvenes”.

“No podemos continuar viviendo con esta crisis económica. También las clases altas deben contribuir. Hasta ahora los ricos no han dado nada de su riqueza”, dice.

“La sociedad griega es una sociedad trastornada, confundida, sin orientación, sin sueños y sin objetivos”, asegura Yiannis, quien se encuentra acompañado por uno de sus nietos.

A su lado se encuentra Eleana Georgulli, un joven actriz de 24 años de edad, que reconoce tener miedo por su futuro.

“Los jóvenes estamos furiosos e indignados. Y no sabemos si tenemos futuro. No sabemos si nos vamos a poder casar y tener hijos”, dice.

Su amiga Despina Aslanoglou, de 25 años, una estudiante de dietética, coincide en que su futuro “no sólo es incierto” sino que está marcado por lo que califica de “gran pesimismo”.

“Ojalá pudiera tener una calidad de vida mejor. Ahora lo único que podemos hacer es intentar sobrevivir. Nuestra sociedad es una sociedad confundida porque no nos informan bien sobre la situación real de la crisis. Sobre todo los medios de comunicación no presentan bien la realidad”, se queja.

En medio de pancartas con lemas como “No vendemos nuestro país” y “No tenemos miedo”, Katerina, otra jubilada, asegura que ha decidido finalmente participar en las protestas para reclamar “una vida mejor para todos, sobre todo para los jóvenes”.

“Tengo dos hijos y ambos están sin trabajo. Estas medidas que pretende adoptar el Gobierno son difíciles, no sólo para nosotros sino para toda la Unión Europea (UE) que empieza a tener más o menos los mismos problemas”, asegura.

Grecia se encuentra a un paso de la bancarrota si el Parlamento no adopta las medidas de ahorro esta semana, una condición para que la UE siga apoyando económicamente al país helénico.

Miles de policías se encuentran hoy desplegados por el centro de Atenas para evitar altercados en las manifestaciones y garantizar la seguridad de los diputados.

La semana pasada los manifestantes trataron de organizar una cadena humana con la que impedir el acceso de los diputados el día del voto de confianza al nuevo gabinete socialista, aunque la Policía creó un pasillo de seguridad para permitir el acceso al edificio.

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