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Opinión

12 de Julio de 2011

Salario Mínimo 2011: ¿Qué es lo Justo, que es lo Equitativo y también lo Ético?

*Por Raúl Morales A veces se olvida o se omite –si se quiere- que el Salario Mínimo está consagrado como un Derecho Humano Básico que Chile se ha obligado a cumplir al suscribir la Declaración de Derechos Humanos, que en su artículo 23, inciso 3º expresa: “Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración […]

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*Por Raúl Morales

A veces se olvida o se omite –si se quiere- que el Salario Mínimo está consagrado como un Derecho Humano Básico que Chile se ha obligado a cumplir al suscribir la Declaración de Derechos Humanos, que en su artículo 23, inciso 3º expresa: “Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.”

En la realidad nos encontramos frente a un sistema económico que centra su interés en maximizar la tasa de ganancia por sobre la calidad de vida, satisfacción y felicidad del trabajador, engranaje necesario para hacer que el mercado opere y funcione. Al menos de ello pueden dar cuenta más de 1 millón de trabajadores que perciben el Salario Mínimo o menos, según la última encuesta Casen. Por ahora solo les alcanza para sobrevivir -con tristeza y pesadumbre- viendo que no puede vivir digna y decentemente junto a su familia.

Se olvida esta dura y cruda realidad cuando se argumentan posibles descalabros del sistema empresarial. Se omite, por parte de la elite política, en tanto aparecen defendiendo el emprendimiento a rajatabla y se olvidan que detrás de estos salarios miserables hay personas de carne y hueso, quienes solo reciben migajas mes a mes, muy a pesar de las publicitadas cifras de crecimiento económico.

¿Qué es lo Justo? Podríamos centrarnos en la sencilla idea que el Salario Mínimo permita cubrir las necesidades básicas de una familia, atendiendo por cierto que también tiene derecho al disfrute del tiempo libre. No debemos omitir el pago de los servicios básicos necesarios para hacer funcionar un hogar. No solo de pan vive el hombre y la mujer.

¿Qué es lo equitativo? Aquí podríamos cambiar el eje de la discusión, en tanto resulta del todo razonable propender a establecer criterios de equidad en la distribución de la riqueza, acercándola a estándares internacionales, pero no de modo aislado, sino que complementados con otras acciones del Estado que resuelvan el acceso a servicios de primera necesidad, por ejemplo: Educación y Salud gratuitas, entre otras, para la población de menores ingresos. No olvidemos que también por estos servicios tenemos que pagar.

Resulta necesario generar criterios de equidad para que los beneficios se redistribuyan entre todos y todas.
¿Qué es lo ético? Deliberadamente podríamos preguntarnos. ¿Podemos pedirle peras al olmo?
Estamos frente a un sistema implacable, agresivo, utilitarista, brutalmente cerrado y progresivamente inequitativo. Como diría el ex presidente Ricardo Lagos con su frase recurrente: ¡Qué duda cabe!

Así las cosas, podríamos plantear lo ético en función de un mejor equilibrio social. Lo ético en función de superar la precariedad de trabajadores y trabajadoras que viven o están al borde -o por debajo- de la línea de pobreza.

Para hacer realidad una conducta justa, equitativa y ética, que permita a todos y todas vivir mejor, no sólo a quienes monopolizan la economía y los bienes, se requiere modificar los canales de participación democrática, pues en éstos descansan las leyes, resguardos y regulaciones del sistema laboral. Se requiere sentar las bases para un Modelo de Desarrollo inclusivo y no excluyente de los beneficios para lograr Justicia Social. Se requiere de una sociedad civil empoderada de derechos y obligaciones. Derechos en función que el Estado asegure un trato laboral digno, pero no sólo de manera discursiva. Obligaciones en función de la participación responsable del presente y futuro del País. Dejar de ser neutros o apolíticos.

Tenemos que asumir nuestro rol como actores sociales de cambio. Hacer lo contrario no hará sino seguir hipotecando el derecho de los trabajadores y trabajadoras a vivir dignamente y dejando al empresariado y elites políticas seguir sometiendo a la clase trabajadora a la miseria salarial, pobreza extrema en un país exitista y clasista y a una infelicidad endémica.

Mientras no seamos capaces de construir una idea distinta de lo que es el Desarrollo, donde se equilibre la tasa de ganancia buscada sin implicar una pérdida de dignidad para el trabajador, los “peces chicos” –que somos los trabajadores y trabajadoras- seguiremos postergados recibiendo migajas y salarios miserables día tras día. Sin justicia, sin equidad, sin ética.

(*) Es presidente del Sindicato Foster y Vicepresidente Federación de Sindicatos Cencosud

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