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Cultura

30 de Julio de 2011

Auge y caída de los mejores hiphoperos de Chile: Tiro sin Gracia

Saltaron de la pobla al estrellato musical, sin estaciones intermedias. Su disco debut, “Ser Humano!” vendió 80 mil copias y fueron el primer grupo chileno de Hip hop en firmar con una disquera multinacional. En su momento de gloria se los consideró mejores que Control Machete. Juan Sativo, Lenwa Dura y Zaturno tuvieron todo lo que puede ofrecer la industria: fama, dinero, mujeres gratis y una caída estrepitosa. Lenwa llegó a vender ropa en el Bío bío, Sativo pasó una época muy dañado por las drogas y Zaturno fue acusado de enviar matones a pegarle a sus ex compañeros. Aquí cuentan su historia y parte de la historia del hip hop de fines de los ‘90.

Por

Un furgón policial recorre la Villa Alonso de Ercilla a la vuelta de la rueda, que es la velocidad con que se busca a un sospechoso en los barrios duros. Es octubre de 1997 y los policías van a la casa de un tal Juan Salazar, de 20 años, sin oficio conocido. Tipos con esas características, (joven, cesante, sin educación completa), se ven por todos lados. La policía normalmente los detiene por tomar en la calle o simplemente por sospecha. Es por eso que a medida que el furgón avanza, los chiflidos de alerta se multiplican pasaje tras pasaje.

Los policías bajan frente a una casa de dos pisos. Les abre la mamá de Salazar. La mujer los mira y luego lanza un grito:
-¡Juan, te buscan los pacos!

Suerte perra… Tiene que “acompañarlos” a la comisaría a pagar una multa por fumar marihuana en la calle.

Pero en cuanto el joven entra al furgón nota otra sorpresa: en la radio están tocando “El Juego Verdadero”, su canción, la que acaba de graban un par de meses antes. El detenido Salazar, es en el mundo del Hip hop “Juan Sativo”, líder de Tiro de Gracia, grupo que remecerá la escena musical chilena a fines de los ‘90.

-Ahí fue la primera vez que escuché la canción en la radio- recuerda Sativo. Agrega: “yo les eché la talla a los pacos, les dije: “buena música, ah” y me hicieron callar.

Daba lo mismo. Sativo estaba feliz como pocas veces en su vida.

El furgón se pone en marcha pero no se dirige a la comisaría sino hacia la zona Sur de Santiago. Sativo mira por la ventanilla enrejada el paisaje poblacional de grafitis y jóvenes en la esquina, ese paisaje que sus canciones retratan tan bien. En la radio él mismo canta: “cuando el juego se hace verdadero, bienvenido al laberinto eterno … de fuego”.

Cuando el furgón entra a la población Chacarillas, Sativo siente disparos. No los tiros al aire que se escuchan en cualquier población. No. Les están disparando a ellos.

Sativo se lanza al suelo. Hoy recuerda que los proyectiles traspasaban la carrocería y que los policías aceleraron no sabe si para huir o si para perseguir a los pistoleros. Por un par de minutos todo fue confuso, surrealista, laberíntico.

-La camioneta se movía para todos lados. Al final se estacionó en una calle de la población Nuevo Amanecer y los pacos se bajaron asustados pensando que me había pasado algo- recuerda Sativo.
El hiphopero estaba lívido, pero sin ningún rasguño. Lo llevaron rápidamente a la comisaría, pagó la multa y se fue. Sin nada en los bolsillos y aún agitado se fue caminando a la casa de Zaturno, otro integrante de Tiro de Gracia. Quería contarle lo que le había pasado en la cuca… esa experiencia increíble, única, memorable, de haber escuchado, por primera vez, su canción en la radio

RAPEROS GOLPEADOS

Lenwa Dura traga el último trozo de una empanada frita. Sativo ya ha despachado la suya y trata de sacarse un trozo de carne atrapado en un diente. Acaban de tocar en una peña folklórica y su paga son esas dos empanadas de pino. En la peña todo el mundo los mira con extrañeza. La mayor parte del público jamás ha escuchado hip hop. Pero a ellos no les importa. Van donde los inviten. “Lo único que nos interesaba era tocar y ganar experiencia”, recuerda Sativo.

Sativo y Lenwa se conocieron en 1993 en el Centro Cultural de la Municipalidad de La Florida, uno de los ejes de la movida hiphopera de esos años.

-Yo andaba con una polera de los Bestie Boys y él, como era fanático del grupo, me metió conversa- recuerda Lenwa.

En aquel entonces Tiro de Gracia lo formaban Sativo y otro quinceañero que se hacía llamar Explicit Gigio. A ambos les gustó la lírica corrosiva y contestataria de Lenwa y lo invitaron al grupo. Lenwa cantaba sobre su pobla, Libertad.

-Es una pobla brígida de la comuna de San Ramón. En la dictadura estaba a la par de La Bandera, La Legua o la San Gregorio. Sufrimos todo el látigo de la pobreza durante el tiempo de Perrochet- explica.

Por entonces Los Panteras Negras acababan de sacar el disco “Reyes de la Jungla” y la Pozze Latina “Poseídos por la Ilusión”. Lentamente el hip hop se transformaba en una masiva forma de expresión de la juventud de las poblaciones. Los domingos en la tarde decenas de hiphoperos se juntaban en los pasillos del paseo San Agustín, en el Centro de Santiago, a improvisar e intercambiar bases. Para rapear usaban fondos de grupos como Cypress Hill y Run DMC que se vendían a 500 pesos.

-Era pura paz, hip hop, buena onda y hermandad- apunta Lenwa. Agrega: “Nos juntábamos al lado del Municipal donde los cuicos escuchaban su cagá de ópera. Los únicos enemigos eran los pacos. De repente les daba la weá y nos metían presos por sospecha”.

El trabajo conjunto de Sativo y Lenwa empezó a rendir frutos. En 1994 tuvieron listas las primeras canciones y con cinco mil pesos que le dio su padre a Lenwa fueron a un estudio.

-Grabamos en vivo. El ingeniero nos tiraba las bases y cantábamos encima como si fuera un recital. Si nos equivocábamos, cagábamos – recuerda Lenwa.

Así nació Arma Calibrada, el disco debut del grupo en la movida under. Aunque hablar de “disco” es una exageración. Fue más bien un casete que comenzó a correr de mano en mano y que fue pirateado hasta que Sativo apenas se oía. Sin embargo, en el ambiente hiphopero fue un éxito.

Antes de finalizar el año volvieron al estudio con seis nuevas canciones. El disco se llamó Homo Sapiens y era una mezcla de raggamuffin con hardcore rap. Sativo instaló el fraseo rápido como una marca registrada que logró diferenciar al grupo del resto de las bandas. Animados por los comentarios de la comunidad hiphopera Lenwa y Sativo decidieron abandonar el colegio y dedicarse a su música.

-Hice el primero medio con cuea y deserté para dedicarme a la música. El Juan hizo lo mismo. Aparte que estábamos chatos. A mí mis compañeros me sacaban la chucha y el Juan a veces llegaba con la nariz reventada a mi casa. Esa cuestión que ahora llaman bullying yo la viví de chico en la escuela- cuenta Lenwa.

En 1997 uno de esos precarios casetes llegó a las manos de Juan Sebastián Domínguez, de la productora Cubo Negro. Para Domínguez lo que oyó fue puro talento desbordante.

-Juan tenía un flow (capacidad de hacer rimas) increíble y Lenwa aportaba mucha energía”, explica. Los puso a trabajara a toda máquina y en dos meses había hecho grabaciones profesionales para presentarlas en EMI. En esas grabaciones participaron Adonai (teclado) y Camilo Cintolesi (guitarra), que luego se integrarían a la banda. También cantó Zaturno, que llegó como artista invitado y se quedará mucho tiempo como el tercer Tiro de Gracia.

CHICAS GRATIS

En el escenario Sativo canta: “necesito el olor del placer/el deseo del amor/ el sexo de una mujer/ yo soy aquel que permanece siempre así”. El público le responde con un griterío. Han pasado tres años desde su tocata en la peña de hippies y Tiro de Gracia está en la cima. Su disco debut Ser Humano! (1997) ha vendido 80 mil copias: más que Los Tres que ese año lanzan Fome (30 mil copias), más que Lucybell que con su disco homónimo vende 25 mil; y más que Los Tetas que ese año sacan “La medicina” (10 mil copias). La crítica saluda esos discos como los mejores de sus respectivos grupos pero Tiro de Gracia los barre en las preferencias. Ese año por primera vez un grupo de hip hop chileno firma un contrato con una multinacional.

La fama les permite muchas cosas. Por ejemplo, mientras Sativo, Lenwa y Zaturno cantan, el productor elige entre el público a las chicas más guapas. “Tú si, tú si, tú no”, dice. Las seleccionadas están invitadas a la fiesta privada que hace el grupo después del recital. Siempre es en el mejor hotel de la ciudad en que estén y son muchas las fans que se mueren por ir.

En el hotel todos se juntan en una pieza. Las mujeres bailan, el copete no se termina nunca, los caños tampoco. La chicas enloquecen por Sativo. “Yo era como el premio de consuelo y les seguía el weveo”, recuerda Lenwa.

Pero no siempre era sencillo. En Antofagasta y en Iquique, el jolgorio post show fue interrumpido con golpes en la puerta. Eran padres o hermanos de las fans, que las llamaban a gritos. El encargado elegía a las mujeres sin saber si eran enardecidas escolares o enardecidas veinteañeras. Y esa vez había metido a la pieza a “niñitas de su casa”. Las chicas se vestían rápidamente y Sativo, Zaturno, Lenwa y los demás integrantes de la banda se escabullían por algún pasillo, entre asustados y muertos de la risa.

-Nosotros quedábamos como los músicos degenerados y ellas como chicas inocentes que por curiosidad quisieron entrar al hotel- recuerda Sativo.

Cuando todo marchaba ok, el carrete duraba hasta la madrugada. Tras pocas horas de sueño, partían en la van del grupo a otra ciudad y otra tocata. A veces Sativo y Dj Raff (que manejaba la tornamesa) se quedaban dormidos y debían alcanzar al resto en bus y cargando sus mochilas.

-Éramos rockstar pero a la chilena: nadie nos iba a llevar sólo porque éramos Tiro de Gracia- recuerda Dj Raff.

Y sin embargo, al año siguiente, en 1998, llegan a España donde muchos ya los conocen. La Televisión Española los pone al aire durante media hora y participan en un festival madrileño que conmemora los 50 años de la declaración de los derechos humanos.

-Con “Ser Humano!” ellos mostraron ser mucho mejores que Control Machete y Plastilina Mosh. Cuando salieron al mercado se transformaron en el mejor grupo de hip hop de Iberoamérica-, asegura Gaspar Domínguez, en aquel tiempo productor de la EMI.

La estadía en España es agotadora, se pasaban el día en ruedas de prensa y promociones del disco. En la noche se revientan en bares y en fiestas de hoteles.

-El carrete fue más bacán y más largo. Allá habían cosas que no habían acá, como el hachís. Además, estábamos yendo a Europa, teníamos más plata, más tocatas- recuerda Dj Raff.

Cuando volvieron a Chile, después de dos semanas en Madrid, las cosas habían cambiado. A su llegada, Juan Sebastián Domínguez se juntó con el grupo.

-Después de España, Sativo y Cintolesi eran otras personas. No pensaban lógicamente. Era muy raro, pero habían cambiado demasiado-, asegura.

FAMOSOS SIN NI UNO

En el metro República una decena de fans se acerca a Lenwa para pedirle un autógrafo. No hay joven en Chile que no lo conozca y, sin embargo, la estrella no tiene plata ni para volver en metro a su casa. Todo el tiempo que duró el éxito de Tiro de Gracia Lenwa pasó planchado.

-Igual salía con una mina y después con otra y otra. Eran minas cuicas que se conseguían mi número. Yo no tenía plata así que andaba de cafiche-, recuerda.

El contrato que en 1997 habían firmado con EMI no los hizo millonarios. Cada tres meses la banda recibía las regalías correspondientes al ocho por ciento de las ventas de discos. La cifra pocas veces superaba los 500 mil pesos para cada uno (menos de 200 mil pesos mensuales)

Durante la grabación del primer disco no recibieron paga. Lenwa se había ido de la casa y pasaba alojándose donde amigos. No tenía ni para ropa.

-Era vergonzoso andar con dos o tres pilchas si eras terrible conocido. Menos mal que cuando llegaba a la EMI, teníamos para comer-, explica.

Cuando Ser Humano! salió a la venta, el dinero siguió siendo esquivo. De todos modos con los primeros 500 mil pesos que cobraron, no querían más guerra. Ninguno tenía muy claro en que gastarlo.

-Compramos equipos de música, un computador, un teclado. También gastamos la plata en cd’s y ropa-, afirma Sativo.

Pasado el impacto inicial la creciente fama hizo que la paga les pareciera cada vez más injusta. Los hiphoperos empezaron a recelar. Lo cierto es que nadie les decía cuanto eran lo que cobraban por show, ni cuanto se recaudaba en la venta de discos. Un millón de pesos fue la regalía más alta que obtuvieron. Y los conciertos no les dejaban más de 400 mil pesos al mes.

-Empezamos a despabilar y a cachar que los del sello estaban recortando mucho. Éramos famosos y no ganábamos nada-, afirma Lenwa.

-Tiro de Gracia vendió cerca de 200 mil copias y los únicos que se hicieron ricos fueron los del sello- apunta Zaturno.

Los reclamos a los ejecutivos de EMI eran de todos los días. El ambiente de trabajo se hizo cada vez más tenso.

-Ellos juraban que todo el mundo se hacía millonario a costa de ellos. Eran groseramente desconfiados- recuerda el productor Gaspar Domínguez.

Los conflictos se agudizaron cuando supieron que Camilo Cintolessi no sólo cobraba por su trabajo como músico, sino también como productor del disco. Las peleas se sucedieron hasta que Cintolesi se fue. Lo hizo gritando que la esencia de Tiro de Gracia se había perdido y que la fama, el dinero y las drogas habían afectado a la totalidad de la banda.

Algo parecido pasó con Zaturno que terminó formando su propio grupo, los Tapia Rabia Jackson.

Pese al mal ambiente, “Retorno Misericordia”, la tercera placa de Tiro de Gracia los puso nuevamente en la primera página de la música chilena. Los singles “Sueños” y “América” llegaron al tope de los rankings. Con ese éxito, Sativo y Lenwa renovaron contrato con EMI pero ahora recibiendo 12 por ciento de las ventas. Sólo los mejores artistas lograban ese acuerdo.

Al año siguiente, sin embargo, todo cambio. “Patrón del vicio” (2003) no alcanzó la notoriedad ni las ventas anteriores. Tampoco funcionó el compilado de éxitos. A principios de año Tiro de Gracia terminó todo acuerdo con la disquera.

 

BLANCA Y PURA

El verano de 1998 en Puerto Montt es un hito en la caída de Tiro de Gracia. Por entonces llevan apenas un año en el top de la fama y cuando salen al escenario el público los recibe con una estruendosa ovación. Primero suena un breve scratch y luego un suave piano que anticipa el primer fraseo de “El Juego Verdadero”. Luego viene “Melaza”, “Viaje sin rumbo” y los demás hits de la banda. Todo parece normal salvo que en un determinado momento Sativo comienza a insultar a algunas fans y amenaza con terminar el concierto. Lenwa y Zaturno se miran extrañados. La performance les recuerda a Charly García en sus tiempos de rockstar reventado. El recital se ha transformado en una bochornosa presentación. En cuanto bajan del escenario Lenwa encara a Sativo.

-¿Qué te pasa?, le pregunta.

Acto seguido recibe una sarta de combos acompañados de la frase “voh ya no soy mi amigo”.

-Ahí me tiré encima y le saqué la chucha. Me tenía chato. Después salió arrancando y se tiraba a los autos en la carretera. Fue una gueá muy decadente- recuerda Lenwa.

Cada vez que Sativo subía al escenario se tornaba irascible y sus conductas rompían los esquemas de la banda.

-La coca se presentó ante nosotros tal como es: blanca y pura-, recuerda Adonai, para explicar la actitud de Sativo.

Desde que pisaron el primer peldaño de la fama los estimulantes siempre estuvieron presentes. Las fiestas con Gondwana y Los Tetas, impregnadas de música negra, invitaban a la experimentación sicoactiva.

-Fue como woh que rico, había cogollos espectaculares, música increíble, cero estrés. Pero no tardó en llegar el rocanrol y el carrete duro. Ahí el asunto se puso más farandulero, había más plata y llegó coca de buena calidad-, recuerda Adonai. Agrega: “Las drogas terminaron por patearnos el culo. A veces tocábamos después de fumar y jalar”, cuenta Adonai.

Sativo niega que haya jalado antes de un recital.

-Hasta hoy he tenido problemas con las drogas, como todos, pero nunca me he subido duro a un escenario. Volado sí, un poco copeteado también, pero nunca duro- afirma.

Pero para la mayoría de los ex integrantes del grupo la verdad es otra. Y creen que la personalidad de Sativo le jugó en contra.

-Sativo era una pluma al aire, la persona más natural que he conocido en mi vida. Pero después de Ser Humano! la gente lo trataba casi como una leyenda o un iluminado. Y para agradecerle su buena onda no encontraban nada mejor que decirle “oye, querí pegarte una línea conmigo- cuenta Adonai.

En el ‘99, durante la grabación del disco “Decisión”, Sativo llega al fondo. “En ese tiempo estaba terrible reventado y mala onda. Se lanzaba mucho y a veces no llegaba a los conciertos. Prácticamente no cantó en el disco”, dice Lenwa.

Si bien las drogas y el dinero influyeron en el ánimo del grupo fueron los egos los que terminaron por dividirlo.

Sativo comenzó a decir que él era Tiro de Gracia desconociendo el aporte de sus compañeros. Zaturno, en tanto, fue fichado por EMI para sacar un disco junto a su grupo paralelo, Tapia Rabia Jackson.

-Zaturno empezó a automarginarse, faltaba a los ensayos. Lo llamábamos y no contestaba el teléfono. Llegaba sólo a los conciertos. Al final nos aburrimos y decidimos darle la patá en la en la raja-, explica Lenwa.

Zaturno entrega otra versión de su salida: “Lo que pasa es que me estaba robando la película en los recitales y eso les provocó envidia”.

El asunto no terminó ahí. Zaturno, cuenta Lenwa, quedó con sangre en el ojo luego de que su disco pasara sin pena ni gloria y decidió vengarse a lo pandillero.

-Me acuerdo que en ese tiempo yo vivía con el Juan en un departamento que arrendábamos a su mamá. Una noche golpean la puerta, abrimos, y entra un lote como de 10 weones encapuchados y con pistolas. Al Juan lo patearon en el suelo y a la mamá de mi hija la encañonaron. Al otro día supimos que eran amigos del Zaturno- recuerda.

Los Tapia Rabia era un grupo bravo de la población Los Copihues que explotaban el estilo gansteril del hip hop neoyorquino.

-Los locos andaban en la volá flaite, robando, haciendo mexicanas y con fierros- acusa Lenwa.

Cuando Tiro de Gracia sacó el disco “Retorno Misericordia” en 2000 se volvieron a ver las caras.

-Zaturno llegó a EMI a cobrar derechos de autor. Cuando lo vimos con el Juan lo empapelamos a pollos. Queríamos puro sacarle la chucha al culiao. Casi le tiramos una silla de fierro del segundo piso. La gente de la EMI nos tenía atajados- cuenta Lenwa.

Zaturno dice que ya nada de eso le importa, que Tiro de Gracia está en el pasado. En estos días acaba de lanzar su quinto disco desde que se retirara del grupo. La placa lleva el nombre de Zaturno Espacial y fue grabado en Nueva York, Estocolmo y Santiago. El material contiene colaboraciones de cantantes como Jorge González, The Salazar Brothers (conocidos hip hoperos y reggaetoneros de Chile y Suecia) y el rapero más famoso de Brasil, MV Bill. Siente que la mejor parte de su carrera está empezando ahora.

En mayo de este año lo que quedaba de Tiro de Gracia se separó definitivamente. Lenwa estaba harto de que Sativo fuera a tocatas solo, sin avisarle. “Todos tenemos derecho a comer”, se queja. Lenwa es el que probablemnte peor lo ha pasado. Hoy, los fines de semana va al Persa Bío bío a vender ropa. “Ha sido un año duro para mí pero me estoy levantando”, dice. En febrero editó el disco “El rapero Solitario”, que sólo puede ser descargado de manera gratuita, desde su página de Internet.

Sativo, en tanto, prepara un nuevo disco con una docena de temas. En la producción está Cee Funk (ex Los Tetas) y Bitman (de Bitman y Roban). Aunque no existe fecha de salida al mercado, sus nuevas
canciones ya son usadas en los shows en los que se presenta.

Cuando habla de Lenwa, Sativo se muestra dolido. “Me da mucha pena que un artista que ha vendido más de 200 mil copias diga que está de ambulante en el Bío bío. Yo no voy a hablar de él porque lo quiero. Pero para ellos yo soy el malo de la película”, asegura.

El último contacto que Lenwa y Sativo tuvieron fue hace un par de meses a través del messenger. En cuanto sus nombres aparecieron en pantalla se mandaron a la cresta mutuamente.

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