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Opinión

8 de Septiembre de 2011

Ruleta Rusa

* Por Mathias Klotz Respecto a lo sucedido la tarde del pasado viernes 2 de septiembre del 2011 en la Isla de Robinson Crusoe, han surgido diversas hipótesis y una serie de explicaciones que naturalmente pretenden aclarar la cronología y establecer lo más ajustadamente qué fue lo que sucedió y en qué circunstancias es que […]

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* Por Mathias Klotz

Respecto a lo sucedido la tarde del pasado viernes 2 de septiembre del 2011 en la Isla de Robinson Crusoe, han surgido diversas hipótesis y una serie de explicaciones que naturalmente pretenden aclarar la cronología y establecer lo más ajustadamente qué fue lo que sucedió y en qué circunstancias es que perdieron la vida nuestros amigos.

Algunas de las más altas autoridades han sostenido una y otra vez que el vuelo era seguro, que el avión contaba con combustible suficiente para volar al menos una hora más que las que ya había volado y que todos los procedimientos estaban ajustados de acuerdo a la reglamentación vigente.

Personalmente, al escuchar reiteradamente estas declaraciones, me ha parecido estar escuchando a los dueños de la mina San José cuando sostenían que su operación era segura y prueba de ello era que los 33 fueron hallados con vida en el refugio (que ganas de que su Excelencia hubiera tenido un nuevo papelito que mostrar). Desgraciadamente, por el contrario, debemos conformarnos en el mejor de los casos con algún resto que identificar.

Se ha mencionado el hecho de que este era un vuelo sin lucro, pero lo cierto es que nuestros amigos han debido pagar un alto precio por esta paletea.

Las hipótesis que comunica y sobre las que insiste la FACH, hablan de un eventual choque con aves, fuertes vientos o una eventual falla de motor, alternativas posibles que la desligarían de responsabilidad.
Se descarta tajantemente la eventual pana del tonto, ya que sin duda sería un escenario más complejo.

Con el paso de los días, según informes que aparecen en la prensa, los pasajeros y su carga pesan menos, mientras la reserva de combustible de la aeronave se amplía (partimos en una hora y ya vamos en una hora cuarenta).

¿Dónde está ese combustible que no se derramó y que de ser cierta la hipótesis de la hora cuarenta de vuelo restante, debiera ser cuantioso? ¿Cómo es posible que la nave se haya pulverizado y que sin embargo sus estanques de almacenamiento estén intactos? ¿Por qué los sonares y toda la tecnología empleada hasta el momento no dan con esos estanques?

Frente a estas interrogantes creo que sería prudente incluir, en lugar de descartar, la hipótesis del combustible por impopular que ésta sea. En todo caso, si es que a la nave le hubiera quedado una hora cuarenta de vuelo, si hubiera chocado con una bandada de pájaros, y si además de eso le hubieran fallado simultáneamente los dos motores, hay un hecho irrevocable: no había más alternativa que aterrizar, ya que no se contaba con el combustible para regresar al continente.

Ese día, el último avión en aterrizar en el archipiélago a las 13:45, fue un avión Dornier de la empresa Corpflite piloteado por Ricardo Schäffer. A bordo viajaban 15 almas. Debido a las condiciones, la nave debió rehusar la pista en una oportunidad y en su segundo intento aterrizó felizmente sin novedad. Esta maniobra fue brusca y producto de ella reventó uno de sus tres neumáticos. Afortunadamente pudo carretear y ser estacionada donde corresponde, dejando despejada la pista para el próximo aterrizaje que sería el del Casa siniestrado.

¿Me podrían decir los expertos en vuelos seguros dónde hubiera aterrizado el Casa de la FACH si es que el Dornier se hubiera atravesado en la pista, considerando que el aeródromo no cuenta con maquinaria pesada ni personal para remover un avión de este tamaño?

Programar una operación con un avión que no tiene otra alternativa que aterrizar en la pista de Robinson Crusoe un día de inestabilidad, con la carga al máximo, 140 nudos de vientos frontales, 18 civiles a bordo en una misión solidaria, es jugar a la ruleta rusa.

Es cierto que la misma aeronave en otras oportunidades había transportado a este equipo, también es cierto que dos mandatarios habían volado a la isla en estas condiciones.

Afortunadamente para ellos, aterrizaron sin novedad. Desgraciadamente esta vez el tiro finalmente se escapó y hoy lloramos a los que no están ni volverán a estar con nosotros. Lloran también sus hijos, sus padres, sus familiares, sus amigos y toda la inmensa cantidad de gente a la que estaban ayudando en forma concreta y desinteresada.

Este duelo se pudo evitar y las reiteradas justificaciones a la eventual seguridad de la operación causan más y más y más INDIGNACIÓN.

Mathias Klotz, Arquitecto y Decano de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Diego Portales.

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