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Cultura

9 de Septiembre de 2011

Chancho en Piedra: “La idea es tributar a la patria”

Después de los veinte años -de los dieciocho, quizás- uno desconfía de los Chancho en Piedra. De la exaltación a la paja, a las tetas; de la repetición de la fórmula adolescente, del chancho Juanito, de esa voz indescriptible que pone el Lalo para cantar, de esa cosa parecida a la despreocupación, a la felicidad, […]

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Después de los veinte años -de los dieciocho, quizás- uno desconfía de los Chancho en Piedra. De la exaltación a la paja, a las tetas; de la repetición de la fórmula adolescente, del chancho Juanito, de esa voz indescriptible que pone el Lalo para cantar, de esa cosa parecida a la despreocupación, a la felicidad, a la imagen del chelero satisfecho que tienen.

Debe ser eso: desconfianza de esa felicidad. Envidia, porque parecen cómodos en el mundo, sin hacerse problemas en ser teenagers de treinta y tantos, sin tener el horror a lo comercial, ni la angustia de los músicos que sufren al componer.

Sin angustia, salió su último disco de covers, “Otra cosa es con guitarra”

-La idea andaba dando vuelta hace años. De hacer un EP coo pa`l 18. Nosotros siempre sacamos temas como para ocasiones. Cuando nos contratan para año nuevo hacemos un repertorio de año nuevo, dice el Lalo.

El nuevo repertorio es de canciones destinadas al éxito. El largo tour de Sol y lluvia, Plegaria a un labrador de Víctor Jara, La quebrada del ají de Los Jaivas.

Etcétera.

-La patria, dice el Lalo. La idea es tributar a la patria.

-¿Qué significa la patria?

Debe ser que uno envidia a los Chancho en Piedra porque no tienen miedo a dar respuestas como éstas.

Lalo, desde la respuesta aprendida:

-La patria son nuestras personas.

Toño, desde la respuesta pragmática

-La patria es como cuando juega la selección.

Ni tienen miedo a invitar a tocar a Hotuiti a su disco.

-A Hotuiti lo conocimos en una gira en la Teletón y era como súper deportista, no carreteaba. Hicimos buenas migas con él, conversamos harto, hablamos de deporte, jugaba básquetbol.

-Pero ustedes no son muy deportistas.

Lalo:

-No. Yo soy un pajero. Juego x-box.

Toño:

-Yo jugaba a la pelota pero me la comí. Jajajaja.

Los Chancho en Piedra necesitaban saber la pronunciación de una canción en pascuense que iban a poner en el disco. Se acordaron de Hotuiti.

-Yo hasta ese momento no sabía que Hotuiti era músico. Y le mostré la supuesta letra y me dijo: “Noo, aquí no están diciendo nada. Esto se dice así”. Y de repente dice: “Mira, es que esto se hace así” y saca un ukelele y tocaba la raja. Tenía un ukelele súper raro, de una pura pieza, que tiene el hoyo como atrás y se toca por el lado. El loco toca mortal el ukelele, dice Lalo.

-Ahora lo veo con otros ojos.

-Yo también. Creo que mucha gente va a cambiar su percepción de Hotuiti con este disco, dice el Toño.

Dentro de un grupo despreocupado y feliz, el Lalo parece el más feliz-despreocupado de todos.

Cuando el Toño dice:

-Siempre nos piden: “Toquen Eligiendo una reina o el Volantín” y tú pensai: “Oye, todo el trabajo que hai hecho no se refleja sólo en eso”.

El Lalo responde:

-Yo igual lo entiendo. Si vienen a tocar los Rolling Stones no le vai a pedir que toquen un tema nuevo, le vai a pedir que toquen Satisfaction.

Cuando el Toño dice que para muchos los Chancho se quedaron congelados en eso, el Lalo cuenta:

-A mí en lo personal no me molesta. Son hijos de uno po`.

Cuando el Toño alega:

-”La cumbia ha sido manoseada un poquito. Hay gente que se está aprovechando de eso”.

El Lalo celebra:

-A mí me parece maravillosa esta reivindicación de la cumbia.

Cuando se le pregunta sobre su participación en los comerciales del Banco del Estado -el mismo que daba créditos con tasas altísimas- dice algo buena onda:

-A ene gente le dio lata y dijo: “Ah, chancho vendido” y -no sé- cuando yo tuve que pedir crédito para mi casa el Banco del Estado fue el único que me dio. Al final es el banco de todos los chilenos. Es un trato comercial, como miles de otros que hemos hecho. Cobramos por tocar. Cobramos mucha plata cuando es una marca grande. Entonces no estamos traicionando nuestro espíritu. Si nos contrata una marca grande, obviamente le aforramos como cualquier persona que vive de lo que trabaja.

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