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Nacional

13 de Septiembre de 2011

Los errores del 2006 que la Confech no quiere repetir

José Ancalao, presidente de la Femae, y Patricio Contreras, presidente de la federación de estudiantes de la U. de Los Lagos, fueron dirigentes pingüinos el 2006 y no quieren que les vuelvan a meter el dedo en la boca. Por eso, explican, ponen las condiciones que hoy entregaron en el Mineduc y que exigen para sentarse a hablar con el gobierno. Eso, antes que Max Mellado y una LGE 2.0 resulte de lo que han venido peleando por cuatro meses.

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Foto: Agencia Uno.

“Queremos condiciones mínimas y aquí cabe el mejor recuerdo del 2006 cuando los estudiantes confiaron en la clase política y finalmente esta clase política los decepcionó. Hoy día no estamos en las mismas condiciones para cometer ese mismo error”. Estas palabras -reflejo de los temores de los estudiantes- pertenecen a Patricio Contreras, presidente de la Federación de la Universidad de Los Lagos y vocero de la Confech. Fueron su primera explicación cuando la mesa ejecutiva de los universitarios salió del Ministerio de Educación ayer por la mañana.

La alusión no es casualidad: tanto Contreras como José Ancalao, vocero de la Federación Mapuche de Estudiantes (Femae), fueron dirigentes de la llamada “Revolución Pingüina” de esa época y saben lo que ocurrió cuando comenzó el diálogo con el entonces Consejo Asesor Presidencial de la administración Bachelet. Ahora no quieren que lo logrado se transforme en una nueva LGE (Ley General de Educación) y piden que toda la ciudadanía vea cómo se llega a un acuerdo entre el gobierno y ellos.

Ayer, ambos le entregaron al jefe de gabinete del Mineduc, Germán Subercaseux, la carta/contrapropuesta con las condiciones mínimas que piden para iniciar una mesa de trabajo con el gobierno. Condiciones que dicen no se respetaron el 2006 y que los hicieron bajarse de cualquier tipo de acuerdo.

Consejo Asesor Presidencial del chiste

Ancalao era uno de los seis voceros regionales de la Araucanía el 2006. Cursaba segundo medio del Liceo Pablo Neruda, en Temuco. Llegó hasta una de las reuniones en Santiago, de esas maratónicas jornadas libradas en la Biblioteca Nacional. “Me devolví porque era un chiste”, dice contando que al ver que al principio, para constituir la mesa, el quorum que habían pedido para el Consejo Asesor de Bachelet no era el que los estudiantes habían exigido.

Patricio Contreras, por su parte, no alcanzó a llegar al Consejo Asesor en Santiago, pero sí lo hizo a nivel regional y en la vocería de la zona sur, mismo cargo que desempeña hoy en la Confech. Cursaba cuarto medio en el liceo Josefina Aguirre Montenegro, de Cohayque, y no pudo llegar a la Asamblea donde se eligieron los representantes de la mesa.

Sí llegó a la asamblea política de la Anes (Asamblea Nacional de Estudiantes Secundarios), aunque ahí decidieron bajarse de la mesa, junto al Bloque Social por la educación (algo parecido al Acuerdo Social que existió en esta instancia). Patricio, en esa oportunidad, anunció el retiro de esa mesa junto a María Jesús Sanhueza, una de las líderes de esas movilizaciones.

“Esa vez nos metieron el dedo en la boca y nos engañaron. Tenemos esa mala experiencia y no queremos pasar lo mismo”, cuenta Ancalao. El vocero mapuche de la Confech dice que se hicieron dos informes de 400 páginas y de lo que había en ellos en la LGE no hay nada. “Al final no sirvió de nada porque las decisiones se tomaron entre cuatro paredes entre la Concertación y la derecha. Y hoy el miedo que existe es que vaya a pasar lo mismo”.

Por eso, explica, es que han sido tan majaderos con las condiciones para el gobierno y el cronograma del ministro Bulnes. Y que sean vinculantes. “Que se hagan mesas intergalácticas de no se qué cosa y en verdad no resuelven nada, es más o menos la tónica de las mesas que presentó el ministro”, señala.

Garantía televisiva

Durante el 2006, la revolución pingüina abogaba por derogar la LOCE, desmunicipalizar la educación y por interculturalidad en el modelo educativo. De eso, lo único que ocurrió, dice Ancalao, es que se le cambió el nombre a la ley. “De lo demás no se hizo nada”.

Por eso ahora esperan que el Ejecutivo postergue el plazo estipulado para la reasignación de becas y créditos; no entregar más recursos estatales a instituciones de educación superior que lucren, a pesar de lo que dice la ley; y que detenga los proyectos de ley enviados al Congreso. Eso, además de televisar y hacer público el diálogo.

Contreras, de la U. de Los Lagos, cuenta que al retirarse se constituyeron los consejeros nacionales estudiantiles, se instalaron otros dirigentes estudiantiles de la época, incluido el ex chico reality, Max Mellado. “No había un lugar para representar nuestras opciones directamente con el gobierno. Habían empresarios, representantes de la iglesia que nada tenían que ver en el asunto, que al final omitieron todo lo que pedíamos en un principio”, dice Contreras.

Por eso están tan empecinados con la transmisión televisiva. “La gente tiene que saber en su casa cómo defiende el lucro del Presidente. Así como sucede en el Canal del Senado, que nadie lo ve, pero cuando van los estudiantes todos lo ven”, dice Ancalao, el que reclama que es un derecho ciudadano más que de los estudiantes movilizados, el de escuchar al gobierno tomando partido por una de las dos opciones.

En 2006, dice Patricio, era incluso algo más que lo que están pidiendo ahora, un “Consejo Asesor Presidencial”, y de todas formas no consiguieron nada. Este año, la mesa de trabajo no es siquiera vinculante. Por eso, explica, piden detener la “agenda paralela” y los proyectos presentados unilateralmente.

Ahora, ambos esperan que el gobierno responda las cuatro garantías que están pidiendo, antes del jueves. Ese día tendrán un nuevo pleno Confech, del que esperan salir plegándose a las mesas de trabajo que no hagan agua como las del 2006. “Independiente de si está la Concertación o la derecha en el gobierno, el peligro es el mismo. Nosotros no queremos que la gente se decepcione del movimiento como ocurrió el 2006, por eso exigimos estos puntos mínimos, básicos. Queremos lo mejor y para eso hay que tomarse este trabajo en serio”, dice Ancalao.

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