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Planeta

11 de Octubre de 2011

Termoeléctricas quieren trasladar a pobladores de La Greda para seguir contaminando

A la espera de que lleguen los exámenes realizados a los intoxicados de la Escuela La Greda y en medio del inicio de la construcción de la nueva escuela, las empresas de la zona ya dijeron públicamente que prefieren trasladar a toda la población para seguir instalando industrias peligrosas.

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La escuela La Greda, tristemente famosa por ubicarse a escasos metros del parque industrial de termoeléctricas de Ventanas, cierra definitivamente en diciembre de este año. Eso lo confirmó públicamente el intendente de Valparaíso, Raúl Celiz, el 29 de septiembre pasado, y se lo comunicó el alcalde de Puchuncaví, Agustín Valencia, a los apoderados la semana pasada.

Allá van a estudiar los tres hijos de Carolina Hernández, tres de los 42 intoxicados el 23 de marzo pasado, afectados por una nube tóxica emanada desde la planta de ácido sulfúrico de la fundición Ventanas de Codelco. A todos ellos les hicieron dos exámenes de orina, sangre y neurológicos, para saber el nivel de contaminación en su cuerpo, con distintos resultados en cada uno de ellos.

A Bastián, de 4 años, el más pequeño de la familia, le aparecieron los niveles más altos: 6% de arsénico en su sangre, según su madre, “porque juega más con tierra al ser más chico”. Sin embargo, ninguno de ellos se quiere mover del lugar donde viven y menos de la escuela. Ahora que la descontaminaron, dicen, es la más limpia del sector, declarado zona saturada desde 1994.

Por eso no quieren irse de ahí hasta que esté lista la nueva escuela. Eso, sin contar que el lugar en el que construirán la nueva -conocido como “los viveros”- fue usado como un depósito de residuos químicos hace varios años. No quieren irse, aunque la asociación de empresas de la zona, Asiva, reclame por no poder seguir expandiendo el área para instalar “industrias molestas” y haya propuesto relocalizar a toda la población de La Greda, alrededor de 1.300 habitantes, por estar “en la peor dirección de los vientos”.

Gil

Para José Gil, presidente de la Asociación de Empresas de la V Región, detener la expansión del parque industrial es una medida que “castra el potencial crecimiento” de Puchuncaví. En febrero pasado, la propuesta original del Plan Regulador Metropolitano de Valparaíso (Premval) recibió la aprobación ambiental para añadir 575 hectáreas del sector como superficie nueva para “industrias molestas”. Se sumaban a las 1.013 hectáreas destinadas a “actividades peligrosas” en la zona Quintero-Puchuncaví que existen, por ley, desde 1965.

Pero la nube tóxica lo detuvo todo. Después de la intoxicación de los niños de La Greda, la península saltó a la fama. La visitaron el ministro de Salud, Jaime Mañalich, que prometió exámenes para todos, y hasta la Primera Dama, Cecilia Morel. Una semana de asedio periodístico, dicen los puchuncavinos. Y después nada hasta fines de agosto.

La mañana del miércoles 31 de agosto 30 alumnos de los colegios República de Francia, Don Orione, colegio Inglés y Alonso de Quintero, más un adulto con asma, comenzaron desde muy temprano a vomitar, sentir picazón en el cuerpo e intensos dolores de cabeza. Según lo que contaron ellos, antes de los malestares sintieron “olor a quemado”. El mismo alcalde de Quintero, José Varas, dijo ese día que su comuna “había amanecido con una nube de color verdoso” que provenía del parque industrial. La situación provocó la visita de la ministra de Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, quien al ser consultada si es que la situación podría volver a ocurrir, dijo campante: “puede pasar”.

Entonces intervinieron las autoridades, prometieron nuevos planes de descontaminación -el vigente es de 1992- y sacaron del Premval original las 575 hectáreas nuevas de expansión del parque industrial. Esa decisión no le cayó bien al señor Gil, quien hace dos semanas en una entrevista al Mercurio de Valparaíso lamentó la decisión y propuso relocalizar a La Greda completa en otro lugar.

Váyanse

La idea de Asiva es hacer con La Greda lo que antes se hizo en Gualliguayca para la construcción del tranque Puclaro o lo del campamento Chuquicamata, cuando los residuos de Chuqui ya no alcanzaban en otro lugar. Según el presidente de Asiva, esos dos son ejemplos de proyectos en beneficio del país y en el caso de Puchuncaví, se trata de una zona estratégica: Gil dice que se produce el 30% de la energía eléctrica del Sistema Interconectado Central, el 60% del gas natural y cerca del 100% del gas licuado que requiere la zona central. Además, la expansión de la División Andina de Codelco ya le abrió el apetito a los empresarios, quienes creen que el lugar natural donde se debería procesar ese cobre es en Ventanas.

De hecho, Asiva también se opone a que las otras 27 mil hectáreas de la bahía de Loncura se conviertan en zona verde, con industrias peligrosas y molestas fuera de ella. Eso, aunque algunos ya saben que parte de la tierra que se encuentra frente a la costa ya ha sido ocupada por las empresas del sector para botar los residuos de sus químicos. Eso, aunque la zona fue declarada saturada hace 17 años y este año las fumarolas de las industrias ya han tenido dos episodios de intoxicación en un radio de 20 kilómetros a la redonda.

Aún así, muchos habitantes de esa zona no pretenden irse. “Por la salud de los niños, claro que la mejor opción es irse de aquí. Pero pucha… ¿por qué nosotros tenemos que irnos y no ellos? Acá están nuestras raíces”, dice Carolina. Por ahora, lejos de la intención pública de las empresas, ella quiere quedarse en la escuela La Greda hasta que esté lista la nueva, que en gran parte será financiada por Codelco Ventanas.

Y quieren que el Ministerio de Salud cumpla con los 1.300 exámenes que prometieron a la zona entera, cuando el propio ministro Mañalich visitó la zona. Ya pusieron un recurso de protección para que se hagan y prometen salir a la calle a protestar cuando lleguen los resultados de los pocos exámenes que sí se hicieron. ¿Por qué? Los test que se realizaron, acusan, tienen el estándar de trabajadores de minas que están expuestos directamente a la contaminación.

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