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Cultura

13 de Octubre de 2011

“No entiendo muy bien la nostalgia ochentera”

Martín Herrera es un chico perdido. Eso dice, al menos, el que lo interpreta, Tomás Verdejo. Un chico perdido de una generación media perdida y él, Tomás, también está o estuvo medio perdido alguna vez, allá, en Viña -su ciudad-, donde no pasaba nada. Sobre todo en invierno. Nadie en las calles, nadie en los […]

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Martín Herrera es un chico perdido. Eso dice, al menos, el que lo interpreta, Tomás Verdejo. Un chico perdido de una generación media perdida y él, Tomás, también está o estuvo medio perdido alguna vez, allá, en Viña -su ciudad-, donde no pasaba nada. Sobre todo en invierno. Nadie en las calles, nadie en los cafés, nadie en los bares.

-Da la sensación de que en Viña si no eres de los colegios cuicos, estás fuera.

-En Viña era súper fácil calificar los colegios. Yo estudié en la Alianza Francesa, que quedaba en Reñaca.

-Cuico igual

-Ahora está más cuico de lo que era en esa época. Estaba el Mackay -de hombrecitos-, el Winterhill, que era mucho más liberal-artista o el Capellán, que era de hijos de marinos. Y así.

-¿Y esa estructura tan armada no daba sensación de encierro?

-Sí. Yo creo que sí. Pero en mi colegio era súper raro porque no teníamos mucha actividades extraprogramáticas, no teníamos teatro. Teníamos un taller de música que lo máximo que hacíai era do re mi fa sol la si do. Nunca actué, nunca bailé, era súper fome. Suponíai que porque era un colegio francés podía haber un cruce cultural y que trajeran cosas del extranjero y la hueá nunca fue.

-Tenías tú que llenar tu vida

-Claro. Uno tenía que llenar los vacíos. Y yo no los llené. Yo no los llené en la época de colegio. Como que renegué mucho de la época del colegio porque no lo entendía. Era como “ésta cuestión para que me sirve” y, bueno, ya, te sirve porque te pasan esto, esto y esto y das una prueba para entrar una carrera…

-Yo no aprendí nada en el colegio.

-Yo tampoco. O sea si te dijera ahora qué aprendí en el colegio que yo pudiera decirte la verdad que no sé. Y siempre tuve la idea de que el colegio algunas personas les puede abrir como caminos, los deja visualizar algo, los toca. A mí nada. Y era terrible porque no me gustaba nada. En esa no-motivación me acuerdo que mi viejo me dijo: “estudia una carrera, estudia algo, loco”. Y entré a estudiar periodismo: la hueá que puede incluir todo y no incluir nada.

-La carrera de los perdidos.

-Duré tres meses. Y, puta, no sé. Es que siempre ando como en búsqueda de algo. La gente me pregunta: “Oye y tú qué onda, qué es lo que querís tú, tu pega bacán, etcétera” porque lo ven como si yo tuviera todo claro. Y, en realidad, no tengo nada claro, cachai. Como que mañana puedo dejar todo esto, despegarme y hacer otra cuestión. No me gustaría sentir la angustia de decir: “Quedan dos años, tres años, tres años y medio y qué hago”

Los 90′

-Tú personaje igual tiene una cosa perna-sexual, ¿cómo ves eso en la generación de los noventa?

-Sí. Es como perna sexual. Como que yo nunca tuve ese problema. Mi vieja toda la vida -a veces es un poco cruel cuando lo cuento porque la gente me dice: “oh qué pena”- pero ponte que yo era pendejo y mi vieja siempre me dijo: “Hijo, el viejito pascuero no existe. Somos nosotros, tus papás, que trabajamos y es un gesto bonito y listo”. Entonces, también, eso se aplicó a varios temas. El tema sexual, desde pendejo, onda mi vieja diciéndome: “Si quieres te regalo una caja de condones” Y yo: “Ay mamá qué onda”. Como demasiado liberal.

-Si po. Porque los noventa tampoco eran tan relajados.

-Sí. Y hay otra diferencia entre los ochenta y los noventa. Quizás en los ochenta se mantenía esta cosa de unión familiar, no sé, de soporte en los viejos, en tus hermanos. No me parece que es un tema de valores. Muchos dicen que en los ochenta los valores eran más importantes. Es pura idealización.

-Hay harta idealización ochentera.

-Yo creo que todas las épocas se pegan un revival en un momento. No entiendo muy bien la nostalgia ochentera. Pero igual es un período en que se configuran un montón de cosas: termina algo, se reconfigura algo, aparece algo nuevo.

-Cómo ves el tema de la dictadura en la serie en relación a Los Archivos del Cardenal.

-La búsqueda de los 80′ es súper distinta a la de Los Archivos del Cardenal. Los 80′, a lo que apunta, es a la nostalgia. No es una serie que haya sido pensada como “mostremos los momentos históricos de esa época”. Los 80` es como una serie de la familia, de la nostalgia, del recuerdo, del álbum de fotos. Y dentro de eso contamos lo que pasa políticamente, las noticias importantes pero la serie funciona tan bien porque la gente es nostálgica. Porque genera esa melancolía dulce.

-Raro. Como si hubieran sido tan buenos los ochenta en Chile.

-Es que por eso. No es una nostalgia de alegría. Tampoco de total tristeza. Es una melancolía. La melancolía mezcla esas cuestiones: te podís acordar de algo que no fue tan bello pero que fue importante para ti.

-Oye. Una pregunta periodística: ¿qué cosas nuevas se vienen en la serie?

-El exilio de la Claudia es como la columna vertebral de esta temporada.

-Igual eso le pone una cosa política más dura

-Esta temporada, en relación a otras, está mucho más involucrada con lo político. Y lo que pasa con la Claudia que la familia quede muy vulnerable, que se genere una unión familiar. Por ahí va la cosa.

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