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Cultura

2 de Diciembre de 2011

Cuando Parra tomó té en la casa blanca

El problema más serio que tuvo Nicanor Parra no fue por culpa de poetas ni de críticos: al antipoeta casi se le cayó la estantería encima por culpa de un té servido en la Casa Blanca por Pat, la esposa de Richard Nixon, en plena guerra de Vietnam. En 1970, Parra -que se había declarado […]

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El problema más serio que tuvo Nicanor Parra no fue por culpa de poetas ni de críticos: al antipoeta casi se le cayó la estantería encima por culpa de un té servido en la Casa Blanca por Pat, la esposa de Richard Nixon, en plena guerra de Vietnam.

En 1970, Parra -que se había declarado pro UP y había participado en una lista DC para la elección de la Sech- debía viajar a La Habana para participar como jurado en el concurso literario de la Casa de las Américas.

Sin embargo, Parra recibió una invitación para participar en un encuentro internacional de poesía en Washington D.C. En plena Guerra Fría, y con los conflictos de Camboya y Vietnam en desarrollo, no parecía el mejor lugar para asistir. Pero Parra se afe-rró a la máxima de uno de sus antipoemas: “Cuba sí, yanquis también”. Y partió rumbo a la capital del enemigo, lo cual ya podía ser considerado una afrenta.

Lo que le esperaba era aún más extraño. El 15 de abril fue invitado a la Casa Blanca. Lo recibió nada menos que Patricia Nixon, la primera dama norteamericana. Una foto en la que aparecía son-riente a su lado fue la gota que rebasó el vaso: la mecha que había prendido Parra, explotó en la cara de la izquierda chilena y mundial.

La Casa de las Américas desoyó los ruegos y explicaciones que dio Nicanor: que había sido un encuentro casual, en un momento en que existían tratativas de paz para solucionar los conflictos, que él se declaraba fiel a la Revolución… De nada sirvió: el 13 de mayo, un mes después de su visita, le retiraron la invitación para formar parte del jurado en La Habana.

Los medios de izquierda chilenos festinaron con el incidente, que fue caratulado como “el té con la señora de Nixon”. Columnas de ataque a la actitud de Parra fueron profusamente publicadas en “Puro Chile”, “Clarín” y “El Siglo”. Sin embargo, no quedó solo: los medios de derecha se cuadraron detrás de él. En especial, “El Mercurio”, que le dio amplia cobertura al caso y tribuna para que hiciera sus descargos.

La paciencia de Parra se comenzó a acabar. Después de sus dichos alabando a la Revolución Cubana y a la Unidad Popular, empezó a transitar por una vereda distinta, criticando la situación y declarándose independiente. La Sociedad de Escritores, encabezada por su presidente, Luis Merino Reyes, le pidió explicaciones por su actitud. Columnistas como Luis Enrique Délano contribuían con opiniones tajantes en contra de Parra: “¡No se visita impunemente la Casa Blanca en los días de Vietnam, de Laos, de Camboya, de la masacre de estudiantes!”, señalaba el 28 de mayo en las páginas de “El Siglo”. El mismo Merino Reyes, el 30 de junio en el “Puro Chile”, trató a Nicanor de inconsecuente y de “hippie sexagenario”. Parra le contestó en El Mercurio.

Ya la disputa adquiría niveles insospechados. El 7 de julio salieron publicados en las páginas centrales de la revista “Punto Final” dos poemas en “homenaje a Parra”. El más duro estaba firmado por Carlos Droguett. Después de tratarlo de bazofia, de no tener idea qué es la poesía y de cobarde, se permite ironizar diciendo: “Se vende Parra / tratar con Nixon / o más bien con la señora”. La tribuna de la revista “Paula” serviría nuevamente como refugio de Nicanor: en una de sus más duras expresiones, menospreció a Droguett afirmando que “como escritor es mediocre y como persona es un hijo de puta”. Además, le sirvió para poner punto y final a la polémica con un artefacto de su creación: “Hasta cuándo van a seguir fregando la cachimba / yo no soy derechista ni izquierdista / yo simplemente rompo con todo”.

Las relaciones con sus pares de izquierda no mejorarían hasta muchísimo tiempo después. Terminada la Unidad Popular e instalados los fusiles de los militares, Parra sería uno de los primeros en alzar la voz en contra de la dictadura militar al interior del país.

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