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Cultura

21 de Diciembre de 2011

Movilízate, cariño

En los 90 primaba la economía, era la época de los emprendedores, todo era negocio y el Estado estaba castigado como gestor de cualquier cosa, todo lo privado se legitimaba per se. En los 2000 el país se culturizó muchísimo, todo parecía fondarizarse y el territorio se llenó de artistas, con las funestas consecuencias implicadas […]

Marcelo Mellado
Marcelo Mellado
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En los 90 primaba la economía, era la época de los emprendedores, todo era negocio y el Estado estaba castigado como gestor de cualquier cosa, todo lo privado se legitimaba per se. En los 2000 el país se culturizó muchísimo, todo parecía fondarizarse y el territorio se llenó de artistas, con las funestas consecuencias implicadas (sobrepoblación de poetas y de artistas visuales). Pero en el actual periodo la política volvió en gloria y majestad, porque los otros modelos colapsaron, y vuelven los mitos colectivos a instalarse por un buen rato. Y todo gracias al sagrado movimiento estudiantil, que ahora pretende mover a otros sectores de la sociedad.

Esta percepción subjetiva del espíritu de la república y de su orientación deseosa, proviene de la experiencia activa de ser ciudadano en estado de ira permanente. La política es mucho más entretenida que la economía y que la cultura, de eso no cabe duda. En política se culea más, dicen los que saben. Gracias al pendejerío estudiantil se preveé un año movido y bien lacrimógeno. ¿Qué posibilidad tenemos de ser felices el 2012? Depende de nosotros. Sólo la movilización permanente nos hará levemente felices. Y para eso hay que ser más que creativos, hay que ser indignantemente creativos y superar la mera reacción resistencial.

Hoy volví después de varios meses a una reunión de la asamblea ciudadana de mi pueblo, ésta funciona mucho antes que empezaran las protestas del pendejerío, somos de los primeros a nivel nacional, incluso algunos de ellos salieron de ahí. La reunión se llevó a efecto en el sindicato de la construcción, como casi siempre. Y me di cuenta, por las proyecciones de los compañeros, que la cosa se ve movida. Tenemos un calendario de actividades bien grandote, que parte con una fogata en la playa para despedir el año de movilizaciones, una tocata rock para el verano, un trabajo voluntario para la construcción de una micro biblioteca y trazar conectivas con asambleas ciudadanas de otras ciudades.

También se acordó estar atentos al tema electoral que se viene, las municipales, porque la lógica política indica que el capital resistencial que surge de las movilizaciones acaecidas este año debiera notarse en las municipales, incluso hay un partido medio pendejístico que empieza a funcionar en regiones que se llamaría algo así como los Igualitarios, que podría servir de paraguas. Sería la raja cagarnos a los perros de la política, concluimos. En la asamblea participan unas compañeras del PC que plantearon sus inquietudes en relación con el tema electoral, porque en nuestra comuna, San Antonio, el partido está proponiendo de candidato al concejal del partido, don Pedro Piña, y la asamblea no estaría dispuesta a apoyarlo por el pacto que tienen con la Concertación. Yo soy súper amigo del compañero y a pesar del pacto también lo apoyaría, aunque por otro lado estoy por generar un nuevo referente de izquierda (lateralidad que a estas alturas hay que superar por una perspectiva más de futuro sobrevivencial de lo humano que otra cosa, dicho así como a la histérica).

La política es la única ficción que tiene sentido de realidad genuino, ya que suele promover cambios, es la que más nos sana, aunque también nos enferma, porque cuando hablamos de patología política es porque el fascismo toca la puerta, es decir, la amenaza misma de la catástrofe, permanente en todo proceso social moderno.

Me encanta ver a mis compañeros del barrio más contentos y con ganas de luchar, hay un aire de esperanza, un cierto optimismo para nada delirante y que anticipa buenos augurios. A Roberto, por ejemplo, lo he visto con un ánimo espectacular, ya nada sabemos de su depre; el Milco anda más entusiasta y creyéndose más el cuento dirigencial, y percibo que la Ana y el Carlos han recuperado el sabor de la utopía, estos vienen de los 70. Al Caco lo veo medio complicado con la cuestión de la CUT, porque unos oportunistas de la Concertación se quedaron con la sede en la que teníamos el proyecto de biblioteca SECH-CUT, tenemos que ir a recuperar los libros y llevarlos pa’l sindicato de la construcción. En fin, la revolución exige lo mejor de nosotros. Yo me imagino que en otros pueblos de Chile debe estar pasando algo parecido.

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