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8 de Enero de 2012

El tesoro porno que escondían en un convento

Las sosegadas y recatadas estancias de un convento lisboeta guardaban un valioso pero comprometedor tesoro para la época en que ha sido datado. Su propietario o propietaria pudo haber sido perseguido por tener una pieza artística hoy única en Portugal, desconocida en el resto de occidente y en aquellos tiempos susceptible de acarrear más que […]

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Las sosegadas y recatadas estancias de un convento lisboeta guardaban un valioso pero comprometedor tesoro para la época en que ha sido datado. Su propietario o propietaria pudo haber sido perseguido por tener una pieza artística hoy única en Portugal, desconocida en el resto de occidente y en aquellos tiempos susceptible de acarrear más que una censura moral y religiosa, sobre todo si estaba entre las pertenencias de alguna de las monjas que pasaron en ese recinto buena parte de su vida.

Un equipo de arqueólogos lusos en busca de la historia que rodea la arquitectura religiosa portuguesa encontró la pieza, una vasija realizada en porcelana china en el siglo XVII y considerada de un gran valor artístico por sus inéditas imágenes pornográficas, más que eróticas, inspiradas en el Kamasutra, el famoso libro hindú sobre posturas para realizar el acto sexual.

La representación sin tapujos del sexo entre un hombre y una mujer, plasmado en los restos de un jarrón de 18 centímetros de diámetro, fue toda una sorpresa para el grupo de investigadores de la Universidad Nova de Lisboa que excavaban en los terrenos del antiguo convento de Santana, donde se encontraron. La pieza apareció junto a otras muy valiosas procedentes del Lejano Oriente, así como restos de monjas, medallas religiosas y fragmentos de los tradicionales azulejos portugueses decorados con motivos católicos.

Para los arqueólogos, el descubrimiento de la pieza china fue “chocante”. Es una obra atrevida incluso para el siglo XXI y totalmente pecaminosa para la época en la que llegó al convento, cuando jugar con la estricta moral de aquellos tiempos podía acarrear la excomunión, el destierro e incluso la cárcel o la muerte por conductas menos escandalosas.

El coordinador de las excavaciones, Mario Varela Gomes, destaca el carácter insólito de la pieza tanto como su valor artístico. Aparte de la gran calidad de la porcelana, el motivo de las escenas, no eróticas -comunes en ese tiempo- y sí pornográficas, confiere a la pieza un carácter extraordinario. “Sobrepasa todo lo que se conoce en la época”, subraya el investigador, ducho en bucear en el arte del siglo XVII.

“El jarrón desarrolla una escena erótica de seducción que contiene al menos cinco imágenes de carácter pornográfico”, expone. El libro del Kamasutra, antiguo texto hindú sobre el comportamiento sexual en pareja, es la posible fuente de inspiración del pintor del jarrón, cuyo nombre se desconoce. Sí se sabe que otras piezas de aquel periodo se inspiraban en esa misma obra, que tenía un carácter didáctico y enseñaba a las novias las distintas posiciones a practicar con su futuro marido.

Pero a diferencia de otras piezas conocidas, la vasija de Santana recrea lo que hoy llamaríamos sexo explícito, un recurso inédito para obras realizadas en el siglo XVII.

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