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Opinión

17 de Febrero de 2012

Levantando un movimiento social

En el pasado, un presidente le llamó la patria joven y los desafió a cambiar el país, Allende hablaba que el hecho de ser joven no es un privilegio en sí, sino que es un bien para la sociedad y por lo tanto el ser joven y estudiante es una responsabilidad social. El consejo de […]

José Ancalao
José Ancalao
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En el pasado, un presidente le llamó la patria joven y los desafió a cambiar el país, Allende hablaba que el hecho de ser joven no es un privilegio en sí, sino que es un bien para la sociedad y por lo tanto el ser joven y estudiante es una responsabilidad social. El consejo de Isócrates al joven Demónico fue aparentemente sencillo: sabiduría, prudencia y rectitud. Don Pedro Aguirre Cerda decía que Gobernar es Educar, pues bien, en este tiempo que me tocó vivir, a mi pesar no hemos encontrado el consejo de un Estadista, ni las palabras de filosofo de su excelencia, y la consigna al revés de sus antecesores parece ser: “los jóvenes no tiene por qué cambiar el país”, “la responsabilidad social es desobediencia estudiantil” y “Gobernar es reprimir”.

Pero para bien del país los jóvenes y estudiantes nos hemos levantado no para luchar por dádivas, sino para cambiar este país. Este nuevo movimiento tiene el desafío y la responsabilidad de pensar Chile. No será una copia de lo existente, sino que superará la barrera del 2011 y pasar de movimiento estudiantil a movimiento social, tampoco se sustentará en el apoyo del sector descontento con la política, ni menos basarse en la crítica sobre los muchos errores cometidos por las coaliciones que administran el país. Nosotros vamos más allá, venimos a proponer aunque no nos quieran escuchar.

No nos perderemos en infructíferas rencillas de quién es más de izquierda que el otro, pues si estos no han logrado renovarse, con mayor dificultad podrían renovar la sociedad. Es fácil ver que ese sector no ha presentado un proyecto serio de país, más bien este negoció su entrada al poder legislativo con el sector que históricamente ha criticado. ¿Qué diría Allende? Según Luis Moulián la única coincidencia vital que tenían era “la pasión por la política”, es decir, caer en la discusión de quién es más de izquierda no tiene sentido. El país necesita discusiones de altura.

Este movimiento ha sido capaz de hacer lo que ningún partido político ni proyecto de caudillo pudo hacer en los últimos tiempos: incorporar a los jóvenes como motor de cambio real. Manuel Clutier (fundador del PAN en México) decía: “los viejos no cambian, los jóvenes sí cambian”. Lo que ya se demostró con el cambio de presidente, pues no cambió la inequidad económica con un modelo que se lleva todo cuanto el país produce.

Tampoco cambió la participación política que permita a los actores sociales ser actores políticos con poder de decisión. Al parecer Simón Bolívar no sé equivocó cuando responde al delegado francés Charles De Bresson, “para mantener el orden, es conveniente establecer gobiernos que, bajo mascaras republicanas, se aproximaran al poder dinástico”. El sistema republicano no ha cambiado mucho desde la Independencia, se puede apreciar un ministro del Interior que se cree general de la pacificación de la Araucanía y un senador RN en Araucanía norte que tiene complejos de Centurión de Inteligencia Política.

Nuestra declaración de principios invita a todos los chilenos y se ubica sobre los dogmas, que nos haga pensar en lo que debemos ser y no en lo que no fuimos o lo que somos. Debe ser un vehículo que nos lleve a la equidad, a la justicia social y económica, que abra las puertas al desarrollo con identidad y pertinencia étnica e intercultural.

Concentraremos la energía en un intenso trabajo organizacional y de estudio, porque no somos un movimiento muerto. Por ello este debe ser capaz de proponer el país que necesitamos e invitar a la sociedad a participar de lo que sueña llegar a ser. Un movimiento de este nivel no puede sustentarse en el carisma de una persona, yo soy solo un luchador más. Un referente serio debe tener contenido y equipos de líderes en todo el país y muchas organizaciones, en eso estamos trabajando.

Este movimiento que aspira a transformar Chile, obliga a sus líderes a dar todo por el bien mayor y en esta lucha dejo el mensaje claro y que resuene en los templos del poder, para esos que se esconden en la oscuridad de sus maquinaciones y persecuciones, les digo: Yo no le temo a Ningún Hombre, porque vengo de vencer al enemigo más grande de la sociedad, la miseria, la exclusión, la extrema pobreza, y la brutal discriminación no solo por ser mapuche, y quien ha vencido a estos enemigos se siente superior a la adversidad, esas vivencias son el motor que me mueve a sacar la voz por quienes aun se encuentran segregados, no soy un dirigente de escritorio o formado en algún laboratorio donde se aprende la inequidad en los libros como casi todos los políticos del país y esa pasión jamás la podrán quitar.

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