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Poder

6 de Marzo de 2012

La Piedrita, los soldados civiles de Chávez

Las balas sonaban como petardos el domingo en la tarde por las calles de Caracas. Petardos que bien podían ser encendidos por los simpatizantes del candidato opositor venezolano Henrique Capriles que hacían una caminata por las calles de Cotiza, una céntrica comuna de Caracas. Por eso la marcha siguió en medio del ruido y los […]

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Las balas sonaban como petardos el domingo en la tarde por las calles de Caracas. Petardos que bien podían ser encendidos por los simpatizantes del candidato opositor venezolano Henrique Capriles que hacían una caminata por las calles de Cotiza, una céntrica comuna de Caracas. Por eso la marcha siguió en medio del ruido y los gritos de quienes reconocieron las armas de corto calibre que disparaba al aire un grupo de motociclistas que embistió la procesión.

Gritos, histeria, pánico. No hay heridos pero el hecho se convierte en el centro del debate político: Capriles dijo que fueron enviados por el oficialista Partido Socialista Unido de Venezula (PSUV) y el gobierno responde acusando al opositor de armar un autoatentado para hacerse pasar por víctima.

Como sea, la acción dejó a muchos venezolanos con la idea de que una vez más el colectivo La Piedrita demostraba con bala su lealtad al gobierno que se instaló en el Palacio de Miraflores ganando 14 de 15 elecciones en los últimos 14 años.

Creado en 1985 en el barrio del mismo nombre, La Piedrita es conocido en Venezuela como el brazo civil armado de la revolución bolivariana y si bien sus acciones han acompañado de cerca la presidencia de Chávez, recién a comienzos de año ganaron notiriedad internacional, cuando circularon por internet una serie de fotos de niños de entre tres y ocho años con fusiles de plástico durante un acto cívico.

Pero, lejos de las armas, los miembros de La Piedrita se definen como:

-Un grupo de jóvenes, adultos mayores, viejitos, viejitas, amas de casas, trabajadores, un sin fin de personas dedicadas al trabajo voluntario guevarista, al trabajo de base inspirado en el bien colectivo, dando así la mayor respuestas a las problemáticas de nuestro sector tanto en lo social, económico, cultural, deportivo y como también en lo que respecta a la seguridad dando así a nuestros habitantes la mayor suma de felicidad posible, nuestro accionar es radical creemos en el hombre nuevo damos la vida por ello si es necesario, practicamos la línea guevarista somos y moriremos revolucionarios, el único comandante de esta revolución es el pueblo.

Y su nombre tiene un sentido práctico: la voluntad de querer ser algo fastidioso y molesto, como “una piedrita en el zapato”, que impide caminar aunque sea pequeña.

Si el barrio 23 de Enero de Caracas es conocido como corazón del chavismo, La Piedrita, dentro del mismo 23 de Enero, es el corazón del corazón de esa idolatría al hombre que hoy lucha en Cuba por sobrevivir a un cáncer pélvico que según versiones extraoficiales podría matarlo antes de las elecciones presidenciales de octubre de este año.

Y fue en el barrio 23 de Enero donde en 2008 -la primera- y en 2010 -la segunda-, La Piedrita levantó dos estatuas en homenaje a Pedro Antonio Marín Marín alias Manuel Marulanda Vélez alias Tirofijo, el difunto líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, acusado de rebelión, secuestro, homicidio, terrorismo, narcotráfico, hurto, sedición y daño en bien ajeno.

Pero entrar a La Piedrita no es fácil. La barriada es protegida por hombres armados que controlan los accesos. Uno de ellos es Valentín Santana, fundador del colectivo que a comienzos de año conversó con BBC Mundo.

De 46 años, con aspecto de militar y gesto melancólico, Santana presume de haber limpiado de droga y violencia esta comunidad de casi 3.000 personas.

A sus órdenes tiene algunas decenas de hombres armados, la mayoría jóvenes del barrio, que están dispuestos a defender la revolución bolivariana “hasta las últimas consecuencias”.

“Bienvenidos a La Piedrita en paz, si vienes en guerra te combatiremos. Patria o muerte”, reza un gran cartel a la entrada de esta “zona guerrillera”. Unos metros más lejos, bajo un inmenso retrato de Ernesto Che Guevara, se alinean varios aparatos de musculación destinados al entrenamiento militar que reciben los activistas.

“Nos dicen violentos porque cuando la derecha quiere avanzar, nosotros le damos su respuesta”, zanja Santana.

Las acciones violentas de La Piedrita aparecen a menudo en la prensa. Hace unos meses el grupo atacó con gases lacrimógenos dos medios de comunicación venezolanos por considerar que estaban obstaculizando el proceso revolucionario.

“Asumimos esos ataques. Ellos atacan todos los días a la revolución bolivariana, le faltan al respeto al presidente (…). Nuestra forma de castigarlos es ponerlos a llorar con estas bombas”, explicó a BBC Mundo el fundador del grupo.

“Hace muchos años que estábamos buscando que este país cambiara y vino nuestro comandante. El pueblo quiere la revolución. Saldrá a la calle a la hora que tengamos que defenderla con las armas”, señaló.

Pero Chávez también llegó a criticar públicamente este año a La Piedrita cuando el grupo invadió el arzobispado de Caracas el año pasado.

“Somos revolucionarios de corazón. Para nosotros nuestro comandante es nuestro máximo líder, lo apoyamos y respetamos en todo. No estamos pasando por encima de la revolucion bolivariana”, asegura Santana.

El grupo La Piedrita considera que el presidente es el “líder imprescindible” de este momento en Venezuela y debería quedarse en el poder “por lo menos hasta el 2030″ para que la revolución sea tan fuerte que pueda avanzar sin él.

“Este es el proyecto de todo un pueblo, nació para quedarse aunque Chávez no esté, pero él es imprescindible ahora. El debería proponer de nuevo la reelección ilimitada porque si no, la revolución se estancaría”, considera.

En Caracas habría una docena de grupos armados simpatizantes del gobierno de Hugo Chávez y se cree que ocho de ellos se ubican en la zona del 23 de enero, en el oeste de Caracas. Se estima que los “colectivos urbanos” en total son entre 40 y 50.

En los sesenta y setenta las organizaciones guerrilleras encontraron allí su lugar en la capital y el origen de los “colectivos urbanos” se remonta a ese entonces aunque la mayoría son de formación reciente, asegura la ONG International Crisis Group, en un informe sobre “Violencia y Política en Venezuela” divulgado meses atrás.

El aliado incómodo

El apoyo implícito del gobierno de Chávez a estos colectivos es un tema que causa escozor en el oficialismo venezolano.

Santana declaró en 2009 que el presidente del canal opositor RCTV –cerrado por el gobierno– era un blanco militar y contra él pesan órdenes de arresto por la presunta comisión de los delitos de homicidio y lesiones personales.

“No podemos aceptar que La Piedrita se convierta en un Estado, en un grupo de terroristas que andan amenazando de muerte”, dijo Chávez en ese entonces y también aseguró que el colectivo había sido “infiltrado por la CIA”.

Sin embargo, Santana aún no ha sido capturado.

Críticos del gobierno han denunciado que no es posible que estos grupos convivan en las cercanías de Miraflores sin que las autoridades desconozcan su existencia ni sus actividades.

Expertos en seguridad cuestionan la postura del gobierno hacia estos grupos y aseguran que el gobierno envía mensajes contradictorios pues mientras una comisión presidencial trabaja en aras del desarme de la población se arma a las milicias y se toleran a los colectivos armados.

Se dice además que el 23 de enero es “zona liberada”, donde la policía no entra.

“Varios sectores del barrio han sido declarados zonas prohibidas para la policía que debe pedirles permiso a los líderes de los grupos para ingresar, incluso teniendo órdenes de arresto”, asegura el informe de Crisis Group.

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