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Nacional

10 de Abril de 2012

¿Qué es esa huevá de jefe de contenidos?

Leo un reportaje en la Qué (Chuchas) Pasa sobre un tal Rivadeneira, sujeto que es presentado como asesor adelfinado de La Moneda, un abogado “joven e inteligente” que la lleva y que tiene el cargo de jefe de contenidos en la empresa de gobierno. ¿Qué es esa huevá de jefe de contenidos? Me recuerda la […]

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Leo un reportaje en la Qué (Chuchas) Pasa sobre un tal Rivadeneira, sujeto que es presentado como asesor adelfinado de La Moneda, un abogado “joven e inteligente” que la lleva y que tiene el cargo de jefe de contenidos en la empresa de gobierno. ¿Qué es esa huevá de jefe de contenidos? Me recuerda la época en que campeaban los operadores políticos, debe ser algo parecido pero con cuicos. Es patético y hasta divertido advertir cómo la derecha vive y piensa la política (y también la oposición, incluida la izquierda conservadora). Es común que la prensa, la derechista y la otra, mitifique a personajes con la verga en ristre o nerds pajeros o delirantes poseídos por alguna verdad o zorrudas con verba machista, ya sean empresarios, políticos o dirigentes sindicales o estudiantiles, para dinamizar el mercado de la oferta política.

De ahí la obsesión por el diseño de mapas de sujetos clave que orientarían el deseo del perraje y la fascinación por los líderes abacanados, esos que con su opinión influyen sobre el resto, a los carismáticos, a esos que, finalmente, pueden terminar abusando y manipulando a sus clientes (o como sus víctimas), y así transformarse en los Karadima o los Lavanderos de la política, exagerando un poco. Estos asesores influyentes también me recuerdan a Roy Cohn, un siniestro asesor del senador Mcccarthy, un abyecto en todo el sentido que la palabra tiene, cuya pretensión erótica máxima era la conspiración. Era el contexto de la guerra fría, ahora estamos en otro conflicto, uno que transparenta los fenómenos por la dinámica democratizadora de los medios, pero que deja al descubierto la cochinada y el desprecio clasista que nos tenemos.

En el caso local es muy común, y obvio, que los grupos de interés promuevan a sus nuevos cuadros para enfrentar los nuevos desafíos superestructurales, este cabro Rivadeneira vendría a ser una especie de Camila Vallejo de la derecha, aunque en registro principesco (y sin calle ni bombas lacrimógenas, por cierto). ¡Putas que es ordinaria la oligarquía chilena! ¿O los ordinarios serán los que representan sus intereses? Nunca lo he tenido muy claro. Era común que las revistas dedicadas a los temas de negocios proyectaran a empresarios y banqueros como paradigmas conductuales, antes de La Polar, creo. En general son unos publirreportajes hediondos a caca, no a otra cosa huelen estas estrategias comunicacionales.

Estas cartografías del power, siempre mal dibujadas y de imprecisos límites, son un juego de políticos secundones. Desde el punto de vista de la ficción puede ser un buen negocio hacer estos mapeos rancios, porque llevados a la prosa son un relato. En esta línea de trabajo, yo con mi contador solemos hacer trazados locales del poder. Es decir, esto que ocurriría en La Moneda trasladado a la charcha provincia (en lenguaje de ellos), a nuestra gobernación provincial y a nuestro municipio. Ahí te quiero ver cabrito, cómo te verías en ese mapita de chulo operadores y de maletineros de diputaduchos de zonas perdidas, concejales y rasquerío de esa laya. De hecho, por nuestro pueblo transita una agente powerosa que cree que por el hecho de haber trabajado en La Moneda en tiempos del concertacionismo tiene derecho a ser candidata a algo.

Pero en el caso de este cabro Rivadeneira estamos ante un hijo de papá. El dato dice que vive con su mamá, la que debe estar chocha. Si yo fuera asesor del asesor, le recomendaría que se consiguiera una mina, por imagen. Además, es vecino de Piñera, el presidente. Viven en un barrio del cuiquerío. Si tuviéramos que evaluarlo según cómo le está yendo al gobierno y por la torpeza mediática de su jefe, este asesor es como el hoyo, aunque en este tipo de cosas no se puede ser tan radical.

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