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Opinión

19 de Abril de 2012

Argentina: hola, petróleo

La Presidenta Cristina Fernández logró una notable sorpresa táctica. Logró mantener el secreto sobre la estatización de la mayoría de la empresa YPF, en manos de la española Repsol. El retorno anticipado la mandataria de la Cumbre de las Américas, realizada en Colombia, fue atribuido al presunto disgusto por la falta de respaldo sobre las […]

Raúl Sohr
Raúl Sohr
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La Presidenta Cristina Fernández logró una notable sorpresa táctica. Logró mantener el secreto sobre la estatización de la mayoría de la empresa YPF, en manos de la española Repsol. El retorno anticipado la mandataria de la Cumbre de las Américas, realizada en Colombia, fue atribuido al presunto disgusto por la falta de respaldo sobre las Malvinas. En realidad la mandataria volvió a ultimar los detalles para recuperar el 51 % de la gran empresa energética del país a manos fiscales.

La Presidenta denunció que la empresa española había generado un “vaciamiento” de recursos. En concretó dijo: “YPF entre 1999 y 2011 obtuvo utilidades por 16.450 millones de dólares. Los dividendos pagados en ese período fueron de 13.246 millones de dólares. Ahí están exactamente, en la distribución de dividendos y en la no inversión”. A mayor abundancia agregó: “De proseguir esta política de vaciamiento, de no producción, de no exploración prácticamente nos tornaríamos en un país inviable”. Fuertes palabras que deben resonar en Chile. Si el gobierno argentino teme por su futuro pese a que tiene petróleo y gas que le queda a Chile que no cuenta con combustibles fósiles. Es verdad que el país dispone de enormes potenciales de Energías Renovables No convencionales pero aún representan apenas 3 por ciento de la matriz energética chilena.

En cuanto al impacto político de la estatización un avezado político que pidió hablar bajo anonimato me señaló: “Mirá a los argentinos nos toca la fibra nacionalista tres temas: la selección nacional de fútbol, las Malvinas e YPF”. En efecto el grueso del espectro político ha respaldado la medida del ejecutivo. Algunos han mostrado más entusiasmo que otras pero las voces contrarias han sido cautas. Naturalmente la medida debe ser refrendada por el Congreso.

En todo caso las dudas sobre la eficacia de la medida abundan. Más allá de las ganancias de Repsol hay analistas que señalan la ausencia de una estrategia energética. Hay que tener en cuenta que YPF solo aporta un tercio del consumo del combustible nacional. De manera que tiene un largo y arduo camino por recorrer para asegurar la autonomía energética a la cual aspira el gobierno . Se subraya además que el sector está descapitalizado y que se requerirán grandes inversiones. En primer lugar el estado argentino deberá indemnizar a la empresa española que detentaba 57,4 por ciento de las acciones. Según Antonio Brufau, presidente de Repsol, la empresa sería acreedora a unos 10.000 millones de dólares por concepto de indemnización. Y luego se estima que se requerirán otro monto similar para una política de exploración y explotación.

Pese a las dudas la Argentina era un caso atípico en el sentido de haber privatizado su empresa petrolera nacional. En el grueso del mundo los recursos energéticos, en especial el petróleo, está en manos del Estado y su explotación es ejecutada por entes estatales. Esta es una tendencia que fue iniciada por México antes de la Segunda Guerra mundial con la formación de Pemex. En Brasil el rol de Petrobras, con participación mayoritaria del estado, ha sido determinante en el desarrollo de tecnología autóctona que le permitirá explotar los inmensos yacimientos, llamada la franja pre sal, situados a unos 300 kilómetros mar adentro frente a Rio de Janeiro. Así la mandataria pudo proclamar con razón que “no estamos ante un hecho inédito, en realidad en América Latina somos el único país que no maneja su petrolera”.

En Argentina los recursos del subsuelo son propiedad de las provincias, que manejan las concesiones de los yacimientos. El proyecto de expropiación prevé que las provincias petroleras sean propietarias del 49% de las acciones expropiadas. El otro 51 por ciento quedará en manos del estado nacional. Algo que alegan los españoles es que dicen ser víctimas de discriminación puesto que otros accionistas privados argentinos no fueron afectados por la medida. Pero con su reacción Madrid, que acusa a Buenos Aires de hostilidad, ha elevado el conflicto del nivel comercial a una fricción entre estados. Al hacerlo, implícitamente, le da la razón a los argentinos que reclaman que el petróleo es un asunto de “interés público nacional” o como pomposamente lo denomina la Casa Rosada es el proyecto de “Soberanía Hidrocarburífera de la República Argentina”.

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