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Opinión

8 de Mayo de 2012

Del rock tarro al loly pop

Considero vergonzosas varias características de nuestra situación como país. Trabajé este verano en un hostal para extranjeros como mucama, y mientras barría o lavaba el retrete, encuestaba sobre el por qué eligieron Santiago de Chile como un punto turístico de venida. Todos coincidían con que Chile es el país más desarrollado de Latinoamérica. Los por […]

Eduardo Rivera y Zaira Gonzalez
Eduardo Rivera y Zaira Gonzalez
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Considero vergonzosas varias características de nuestra situación como país. Trabajé este verano en un hostal para extranjeros como mucama, y mientras barría o lavaba el retrete, encuestaba sobre el por qué eligieron Santiago de Chile como un punto turístico de venida. Todos coincidían con que Chile es el país más desarrollado de Latinoamérica.

Los por qué no estaban muy claros. Generalizaban con que teníamos una economía sustentable y envidiable, un transporte público evolucionado y una ciudad limpia y ordenada. Además muchos venían a ver a sus bandas favoritas, que a sus países no habían llegado a presentarse.

¿Qué tal? ¿Es así o es una chapa típica de las apariencias de nuestro país?
Analicemos el punto de las docenas de bandas que vienen a actuar específicamente a Santiago.

En menos de 3 años, se han repetido el plato bandas y músicos tales como: Madonna, U2, Bob Dylan, Demi Lovato, festival Lola pa´ loser, Scorpions. Obsoletos como Roxette, Sebastian Bach (frontman añejo de Skid Row), Guns and Roses (cuyo vocalista Axl Rose deja esperar 3 horas a la audiencia), el patético machista abusivo pega mujeres de Ricardo Arjona (llenando 6 fechas), etc…. Incontables.

Cualquiera que visite nuestro país, o solo vea las fechas de diversos artistas en la respectiva página Web, o en nuestras mugrientas murallas, pensará que estamos la raja, el descueve, maravillosamente bien; ¡puta que somos pulentos weón, perro papurri, papá!….pero estarán concientes de que una entrada básica, para estar detrás de las torres de sonido, tapados por cámaras, lienzos, publicidad y el ambiente VIP, puede llegar a costar $20.000 pesos chilenos; Que si quieres ver a tu artista favorito de cerca, la entrada puede salir hasta $1.066.000 pesos (como fue para Paul McCartney) , siendo que el sueldo mínimo en Chile es de $182.000 pesos.

O sea, les confidencio mi caso. Con mi pareja tenemos las siguientes cuentas: arriendo $190.000, gastos comunes $40.0000, luz $20.000, gas $20.000, Internet + teléfono fijo $23.000, celular $18.000. Total: $311.000; sin contar que cada vez que vamos al supermercado, mínimo gastamos $15.000 en cada compra, cosas básicas como leche, pan, yogurt, queso, algunos vegetales tales como 2 tomates, una lechuga y una palta, arroz, tallarines, una piña más un par de manzanas, sin contar el papel higiénico. En suma, $20.000 pesos más otras pequeñas cosas.

Tampoco contabilizo en ese total las cosas del PreUnic: pasta de dientes, jabón, shampoo etc… Ni menos la cuota de $100.000 de puros intereses del crédito CORFO, pasado al banco Falabella para estudiar, crédito que consta de 15 años y que aún solo pago los intereses.

¿El Señor extranjero y el artista tendrán conciencia de que muchas personas que van a esos conciertos ganan el salario mínimo y que, con los gastos detallados anteriormente, no les alcanza ni para la mitad? Claro que hay gente que no tiene tantos gastos como nosotros, ya que se privan de un arriendo, por ejemplo, porque viven con sus padres, no tienen Internet o no utilizan planes de celular. Así todo, el disparo de la pura locomoción es carísimo al mes. Sobre todo si tienen hijos, inversión que nosotros aún no podemos hacer.

La súper moderna economía del endeudamiento en este país, específicamente el dinero de plástico (tal como el pobre hombre de plástico de 31 minutos), ha hecho de este pueblo una súper potencia latina; pero a costa de endeudarse y vivir para pagar.

Si me atraso en una cuota, rápidamente llaman a mi aval, y él molesto me llama para arreglar cuentas.

En los bancos tienen bases de datos con las personas que han sido morosas (aunque hayan pagado al fin el crédito), desde más de 5 años atrás, cosa ilegal, pero que no es controlada, por lo cuál ellos deciden quien puede y quien no, ser beneficiario de un nuevo préstamo.

Nos meten el dedo en la boca, por no decir en el mismísimo culo, riéndose y abusando de nosotros. Tal vez si este país fuera considerado tal cual es: mediocre, sumiso, represivo, depresivo, esclavo, weno pa la tontera, no dolería tanto. Pero esa no es la realidad. Los afuerinos ven con ojos inocentes y emotivos nuestro buen momento. Somos superiores. Pero no es así y lo sabemos.

Volviendo al asunto de los conciertos, creemos aquí en casa que muchos de esos músicos olvidados analizan lo siguiente: “Weón, estamos re cagaos, se nos pasó la era del 80 y 90 cuando éramos hits; las minitas nos esperaban afuera del camarín; pero… hay un país llamado Chile, (parece que ya no andan con lanzas ni con la pluma pará) y tienen mucha plata, reunámonos para tocar allá y la hacemos! Que importa si está la cagá misma por desastres naturales, exigen rebaja de impuestos o la educación es una mierda!, si se endeudan para pagar nuestra entrada? Total nos quieren ver, aunque sea como las weas, pero nos quieren ver, y de pasadita, nos cogemos a una buenas groupies que nos lleven a sus casas con su abuelita. OH SI! COMO NOS GUSTAN LAS ABUELITAS!”

No entiendo. No me cabe en la cabeza como la masa acepta este tipo de aprovechamiento, y no por parte de los artistas, sino por parte de los productores, empresarios, que reciben una tajada más que suculenta de estos eventos.

Una porquería.

Hago mi propia veta, aunque no le importe a nadie, y no signifique nada entre los números. Simplemente no asisto a los conciertos, no genero más lucas a personas que se jactan de los enceguecidos.

Váyanse a la mierda, que cada vez nos parecemos mas a la época de la dictadura, aquella en que fingían un país bacán, trayendo a artistas de renombre como Rafaella Carra y tantos otros.

No sean MONOS cabros, busquen su independencia, identidad y su forma de reprimir este estado fascista, y de paso aquellos que agarran vuelo para emprender un negocio asqueroso a costa de nuestros bolsillos de yeso.

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