Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

28 de Mayo de 2012

Cuentos InHalámbricos

Estuve en Madrid, Barcelona y Granada viendo obras originales, después de haber sido sometido toda una vida a las copias más o menos fidedignas, o no, de la Pinacoteca de los Genios o de ciertos diseños arquitectónicos patéticos que pueden ir desde el barroco hasta el neoclásico. Chile enterito debió ser construido según el modelo […]

Marcelo Mellado
Marcelo Mellado
Por

Estuve en Madrid, Barcelona y Granada viendo obras originales, después de haber sido sometido toda una vida a las copias más o menos fidedignas, o no, de la Pinacoteca de los Genios o de ciertos diseños arquitectónicos patéticos que pueden ir desde el barroco hasta el neoclásico. Chile enterito debió ser construido según el modelo de la ruca mapuche o del palafito chilote, incluido el palacio de gobierno (en vez de La Moneda tendríamos La Ruca), para sentir de verdad un leve aroma a patrimonio verificable o fidedigno.

En Granada pude conocer La Alhambra, la ciudadela multicultural que habría inspirado el palacio homónimo que construyó en el centro de Santiago el arquitecto Manuel Aldunate por encargo de un ricachón minero. Me tocó, también en Madrid, siempre con un espíritu provinciano a toda prueba, ver los originales de Velázquez, Rubens, Goya, Il Bosco, etc. Algo parecido me ocurrió en Barcelona con el mosaiquismo morisco de Gaudí que ahora está tan de moda. Pude comprobar, además, que toda la planta baja de España es para comer y tomar.

Sin duda lo más grandioso fue La Alhambra y toda la ciudad de Granada, incluido el Albaycin y el Sacromonte. Al recorrer el complejo, que me imagino cabe dentro de las ciudades atalaya de la historia, me llené de una chula inspiración. Pensé que a la zona rural de Cartagena, en donde estamos emplazando la colonia tolstoiana, le vendría de perilla esa poética del agua que habría regido a la ciudadela morisca (a pesar de la sequía). Yo me sentía en el mismo registro de un Washinton Irving, el de los Cuentos de la Alhambra, o del Manuel de Falla que compuso Los Jardines de España basándose en el del palacio de los Nazaríes. Yo para no ser menos escribo los Cuentos InHalámbricos, que debieran ser como crónicas de un viaje posible a los lugares primarios o matrices, pero en versión B.

Volver a este país raro que se prepara para el fin del mundo, y que ha convertido las copias en originales, es un fuerte impacto. Ver que en mi barrio apareció una virgencita que llora, con el histérico incluido (a las puertas de un nuevo Miguel Ángel o Carol Romanoff, el de Villa Alemana). Y, además, el 28 de este mes se anuncia un simulacro de terremoto y tsunami, como si Salfate nos estuviera pauteando el hoyo de la mente. Y como si esto fuera poco, el Poetiso Caldera y el Pickle Quiroga insisten en protagonizar la continuación de La Hediondez en mi barrio al abrirse de raja frente a la manipulación de Codelco para poder instalar sus estanques de ácido sulfúrico en pleno centro de la ciudad. Esta empresa privada compra a agrupaciones vecinales y les ofrece recursos, como un modo charcha de pagar los costos ambientales. Este sistema de dividir a las comunidades ofreciendo billete la han patentado estos mierdas, mientras el Estado hace mutis por el foro. La Terri (diminutivo de La Terrible), una amiga deslenguada de Lllolleo, me dijo que ese par de maracos andan siempre pasados a caca y que no es de extrañar que anden detrás de recursos para sus negocios chupa pico, dicho así coprolálicamente, que es el modo como ella suele expresarse.

Al final, lo único que uno echa de menos de este país tan raro, además de la familia y los gatos, es el cabernet sauvignon, porque los vinos de allá no son malos, pero les falta cuerpo para mi gusto. Llego justo el día del patrimonio (y día de la madre, creo), pero me doy cuenta que el único patrimonio real que tiene Chile es el patrimonio fitosanitario que administra el SAG, porque putas que huevean en el aeropuerto y en todas las aduanas del territorio (no dejan pasar ni una plumita de pájaro).

Hoy es 21 de mayo y caen detenidos unos compañeros de la Asamblea Ciudadana de San Antonio por manifestarse, en plena exhibición militar, contra la entrega que hacen las autoridades de espacios públicos a la empresa privada, como es el caso de la playa de Llolleo y de un parque público. Un gobernador picante, un tal Araneda, quiere practicar la ley Hinzpeter con nosotros. ¡Viva la Asamblea Ciudadana de San Antonio! Puta que es duro volver al país real.

Notas relacionadas