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Opinión

1 de Junio de 2012

Craso error (o arquitectura para hijos de camioneros)

Una de las interrogantes principales respecto de la enseñanza universitaria en el país es: ¿existen carreras de elite, en comparación con otras donde una sólida formación cultural previa no resulte necesaria? El tema ha adquirido interés gracias a los efectos mediales suscitados por la polémica entrevista al ex decano de arquitectura de la universidad San […]

Guillermo Machuca
Guillermo Machuca
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Una de las interrogantes principales respecto de la enseñanza universitaria en el país es: ¿existen carreras de elite, en comparación con otras donde una sólida formación cultural previa no resulte necesaria? El tema ha adquirido interés gracias a los efectos mediales suscitados por la polémica entrevista al ex decano de arquitectura de la universidad San Sebastián, Cristián Boza, en una revista sabatina de papel couché hace tres semanas; sus palabras han sido suficientemente realzadas por múltiples detractores en atención al sesgo elitista, clasista y arrogante que hay en su percepción de los estudiantes que han tenido el infortunio de ingresar a dicha casa de estudios.

Entre otras cosas, el ex decano ha sido el responsable del invasivo diseño arquitectónico de la mentada universidad, cuyo aplastante volumen y escala contrasta con la aclamada Escuela de Derecho de la U. de Chile, diseñada por Juan Martínez en la década de 1930. Pero Boza dice que no se ha reparado en el interior de su magna obra: “Si te metes dentro del edificio, tienes una gran gradería para los tres mil alumnos que lo único que tienen presente es la Escuela de Derecho. Quien ha destacado la obra de Juan Martínez he sido yo”. ¿Y el exterior? Da lo mismo: total los arquitectos saben lo que hacen, no tienen que rendirle cuentas a nadie; son como los médicos, cuyas explicaciones al enfermo son regularmente emitidas siguiendo el principio incontrovertible del “magister dixit” (para el público menos sofisticado: “el maestro lo dijo”). Y así el diseño de la ciudad se decide puertas adentro.

Lo aberrante de la prepotente arquitectura emplazada frente a la de Martínez parece un pecado menor en comparación a la percepción de Boza sobre sus ex alumnos: que les falta sofisticación, que carecen de cultura. Vale decir, estudiar arquitectura supone, para los que adscriben la idea anterior, poseer previamente un cúmulo ineludible de ciertas capacidades, que tienen que ver con un necesario bagaje y refinamiento a nivel cultural. Se trata, por cierto, de un requisito que no resulta determinante al momento de estudiar otras carreras como ingeniería o medicina.

Sin embargo, el diagnóstico de Boza tiene algo de verosímil. Es un hecho que ciertas carreras universitarias entrañan un coeficiente de refinamiento cultural superior a otras. Todo depende, en este caso, de los objetivos, necesidades y desarrollo de cada una de ellas en el ámbito profesional. Al ingeniero se le pide que construya buenos puentes, al médico que cure las enfermedades y al profesor que tenga vocación a la hora de transmitir los conocimientos. ¿Y al arquitecto?

Boza lo dice claramente: tiene que tener cultura, tiene que ser sofisticado. De no ser así, se llenarían de adefesios nuestros pueblos, balnearios y ciudades. El refinamiento formal tiene un trasfondo ético. Hay que preservar una mínima calidad visual en pos de no generar un estado de esquizofrenia en el ciudadano común. Pero en Chile esto no ha sido posible. A juzgar por lo que puede observarse a lo largo del territorio, la desilusionada constatación de Boza se podría extender a la mayoría de las carreras de arquitectura del país, incluidas las más tradicionales, aquellas que exigen los más altos puntajes para su ingreso.

En esto Boza tiene razón: hay que subirle el pelo a la arquitectura local. ¿Cómo hacerlo? Boza lo intentó. Citémoslo: “Yo me he pegado dos recorridos por Asia y Europa nada más que para configurar un programa de arquitectura top”. Algo clásico en Chile: intentar trasladar un contexto desarrollado a otro en vías de serlo. ¿El resultado? Algo esperable: el más completo de los fracasos. Por lo menos, el ex decano asume su responsabilidad y nos dice que “son primera generación en la universidad, son por ejemplo hijos de un camionero, de gente vulnerable. Me equivoqué en plantear un esquema muy sofisticado”.

Pero podría también haber otras formas de mejorar nuestra arquitectura no tomando como modelo necesariamente aquella que se difunde en las revistas de diseño y mobiliario sofisticados que ciertos arquitectos leen (por ejemplo, pensar en una de naturaleza más social y de calidad visual). Se puede hacer una gran arquitectura partiendo de una ruca en lugar de los adefesios corporativos y comerciales que construyen muchos arquitectos de renombre nacional.


Lo grave del proyecto Boza reside en la responsabilidad que le cabe a la universidad al respaldar un proyecto semejante. ¡Cómo se puede habilitar una carrera de arquitectura fundada en tanto refinamiento y sofisticación como el encontrable en ciertos lugares de Europa y Asia! Es como si quisiéramos hacer la Champions League con los equipos chilenos de provincia. Es como comparar el Costanera Center con el edificio Chrysler.

El que la mayoría de los estudiantes de arquitectura de la U. San Sebastián carezca de la sofisticación necesaria no es algo que sea completamente único al compararse con muchas carreras ligadas a la cultura y lo estético. No hay que ser cínicos: como profesor universitario he escuchado la misma queja de muchos colegas respecto del rudimentario bagaje cultural de sus alumnos. El problema es ventilarlo públicamente. Boza padeció de incontinencia verbal. Después de todo, la arquitectura resulta un modo de ganarse la vida. Lo terrible, en este caso, fue sugerir que sus egresados no tendrían las experticias suficientes, lo que implicaría una serie de trabas al momento de ser contratados en el campo profesional, excepto para ejecutar proyectos susceptibles de satisfacer el gusto de un camionero o de un integrante del segmento C2 o C3. ¡Puchas que estaba equivocado el proyecto!

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#ABC1#arquitectura#Boza

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