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Cultura

5 de Julio de 2012

“A mi no me gustaría ser mujer en el mundo occidental”

Hoy se inaugura la muestra gratuita del World Press Photo 2012 en la sala de la Fundación Telefónica. Acá, su ganador, nos cuenta qué significa para él el peligro, la muerte y las diferencias entre la cultura árabe y la occidental. La muestra dura hasta el 5 de agosto.

Camila Gutiérrez
Camila Gutiérrez
Por

Samuel Aranda no está de vacaciones en Yemen. Es octubre, año 2011 -esos días conocidos como la primavera árabe- y corre huyendo de los francotiradores del gobierno que disparan. Llega a la plaza y los disparos ya no son disparos, si no un bombardeo del que tiene que refugiarse en una mezquita. En la mezquita están Fátima, la madre, y Said, el hijo. No sabe sus nombres. Sólo sabe que Said está herido y que Fátima lo sostiene en los brazos. Samuel toma su cámara y hace click sin saber que la foto se convertirá en la ganadora del World Press Photo 2012.



Tampoco supo cuando tenía 16 o 17 años que las cosas que pasaban en el suburbio en el que vivía en Barcelona -las manifestaciones, la represión policial- lo llevarían a tomar las fotos que serían el inicio de su carrera.

Ni sabía que por tener un amigo israelí y otro palestino terminaría viviendo más de un año en Gaza.

-No entendía muy bien por qué mis amigos se odiaban entre ellos. Y bueno: cada uno me invitó a ver su parte del conflicto. Uno me explicaba su punto de vista y estaba muy seguro de que era la verdad y el otro me explicaba su punto de vista y estaba muy seguro de que era la verdad. Uno me invitó a Tel Aviv y el otro a Ramallha para que conociera su verdad y de ahí que me quedé atrapado.

-¿Y cuál fue tu verdad?

-Siempre hay un factor común: los de la población civil normalmente somos muy parecidos entre todos. Sea en Israel, en Yemen o en Chile. Todos queremos lo mismo. Todos queremos lo mejor para los nuestros. Lo que pasa es que luego a nivel político nos utilizan mucho: el gobierno israelí quiere que los israelíes odien a los palestinos y el gobierno palestino que los palestinos odien a los israelíes, ¿no? Igual pasa con los americanos, con los europeos. Yo creo que todo son manipulaciones políticas porque a nivel social somos todos parecidos.

Viviendo en Gaza, Samuel tuvo un impulso a su trabajo inesperado. Un impulso que bordeaba la fatalidad:

-Cuando asesinaron al jeque Yasin, el año 2001 creo -el jeque Yasin era el líder espiritual de Hamas. Un viejito con la barba muy larga, muy blanca, en silla de ruedas- bombardearon y lo mataron en la puerta de mi casa.

-Es una suerte de alguna forma rara.
-No sé si suerte pero la suerte es que sobreviví. Eso me dio la oportunidad de contactar con agencias internacionales y empecé a trabajar en África despues.

-¿A veces te da tanto miedo que dices: “ya no quiero más de esto”?
-Este año ha sido un año muy duro porque he perdido a varios amigos, compañeros de trabajo. Mataron a Remi en Siria, perdí a Anton, un gran compañero con el que trabajaba en Libia. Pero creo que al mismo tiempo utilizas ese tipo de sensaciones o de experiencias para esfozarte más, tener más energía porque si esos compañeros han muerto haciendo su trabajo, lo mejor que puedes hacer es seguir haciendo el mismo trabajo.

-¿Qué pasa con la idea de que hay placer en el peligro?

-No. Yo no tengo ninguno. No soy de los que está enganchado a la adrenalina. Lo que si es que necesito creer en el trabajo que hago, entonces yo no puedo estar aquí en la capital y hacer fotos de políticos porque no creo en los políticos. Necesito creer que el trabajo que hago sirve para algo. Y eso me lo da este tipo de situaciones. No tiene por qué ser sólo conflictos, eh. También hago fotos de inmigración, de movimientos sociales.

Eso sí, a los concursos como el World Press Photo, o a los premios periodísticas en general, les interesa la cuestión tercer mundista o de guerra, o pobre, o peligrosa.
-Está el interés por el lado humano, por ver lo que pasa en el mundo, un interés que creo que es positivo: ver lo que está pasando en sitios donde la vida no es tan fácil.


-¿Qué te pasa con eso de entrar en el dolor de alguien y salir rápidamente para irte con otra historia sin volverte loco? El trabajo de periodista es un poco así pero tú ves cosas más extremas.

-Pues mantengo el contacto con mucha de la gente que fotografío. Sobre todo con gente que consigues una conexión un poco más allá de lo normal. Por ejemplo con Fátima y Said -los de la fotografía- me los reencontré despué del premio y ya estamos en contacto por mail o por facebook.

¿No te ha pasado que se molesten contigo pensando que ganas premios a costa de su dolor?
-Nunca. Nunca. Nunca he tenido ninguna mala experiencia en ese sentido. Sobre todo en el mundo árabe son muy muy respetuosos. Me pasa más lo contrario: voy a algún sitio y me piden que documente el funeral de su hijo, de su sobrino, de su familiar porque quieren que su historia sea contada.

-Dices que en el mundo árabe son muy respetuosos ¿qué pasa en el mundo occidental?
-No sé en Chile cómo es, pero en España hay una fobia, un pánico a casi todo. El otro día me pasó que estaba en Barcelona y salí a pasear al parque y vi a una chica con un vestido rojo y un bebé. Era una imagen muy bonita. Apenas levanté la cámara me empezó a chillar que por qué quería su fotografía, que qué iba a hacer con su fotografía. Acá está la cultura del miedo. Tenemos mucho miedo a todo. Seguro que si preguntas acá que qué piensan de que las mujeres estén cubiertas por el niqab, nadie va a estar de acuerdo. Y todos tenemos miedo al mundo árabe. Todo el mundo. Si te encuentras en la calle a un barbudo musulman seguro que piensas que puede ser un terrorista. Está muy construida la cultura del miedo. Y hay mucha gente que piensa en cómo sacar partido a eso.

-Leí en una entrevista que decías que la mujer árabe aparece en tu foto con otro significado del que le damos en occidente.
-Más que cambiar un ideario de mujer lo que muestra es la realidad. La realidad del mundo árabe es que es una cultura en la que en muchos paises la mujer va muy cubierta pero la gran mayoria de las mujeres lo elige. Elige ir así.

-¿Pero hasta qué punto esa elección es tan libre? En Chile yo también puedo elegir ciertas cosas pero me rige una cultura que me permite sólo algunas elecciones.
-Está claro que hay un nivel social, también, y está claro que si la mujer en Yemen va con una minifalda, la gente va a decir cosas de ella entonces tal vez no sea una total libre elección sino simplemente algo cultural pero tampoco es lo que pensamos así como está el marido pegándole para que lleve el niqab. Es algo más intermedio. Por ejemplo a mi no me gustaría ser mujer en el mundo occidental. Creo que estáis esclavizadas a la idea de que teneis que ser buenas madres, que tenéis que ser guapas y que, aparte, tenéis que triunfar en la vida profesional. Eso es muy complicado. Yo casi no concibo hacer una así que no me imagino hacer las tres.

¿Y te gustaría ser mujer en el mundo musulmán?
-Depende mucho de la situación. No lo sé. Pero si te digo que la sociedad está mucho más estructurada. No hay tantas opciones de hacer cosas. Es todo mucho más básico. Yo siempre digo que Yemen es un lugar doscientos años atrás de nosotros, es una sociedad muy conservadora pero en muchos sentidos yo lo veo positivo eso. Este mundo capitalista liberal nos hace perdernos un poco.

¿En qué sentido es positivo que sea conservador?
-Yo voy a Barcelona que es una ciudad muy cara y pasas por la Rambla y está lleno de vagabundos, de gente sin casa y nadie se preocupa de ellos. En Gaza nunca vas a ver a un vagabundo, nunca vas a ver una residencia de ancianos. Allá los mayores forman parte muy importante de la sociedad y los hijos son los que cuidan de los padres. Hay algunos valores que me parecen mucho más avanzados que nuestro capitalismo liberal absoluto. Y luego, también, servicios básicos: en Yemen funciona un sistema de que vas a un restorante, comes y todo lo que no has comido lo pones en un plato de plástico. Cuando sales hay gente que no tiene dinero y lo compartes con ellos. Acá, si no tienes dinero no eres nadie. En el mundo árabe no es así. Si tienes dinero, claro que tienes más oportunidades pero si no tienes no estás tan jodido como estás aquí.

-¿Cómo te ha cambiado la visión de la muerte con tu trabajo?
-Mira, lo único que está claro de la vida es que vamos a acabar todos en el mismo agujero.

-¿Te da miedo?
-No. No me gusta la idea de morir, claro. Ojalá viva hasta los 150 años pero tampoco me gusta vivir con miedo. Me puedo quedar en Barcelona haciendo un trabajo muy normal y morir de un accidente de tránsito ¿no?

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